Yushenko sin duda es intelectual y operativamente más pro occidental que Yanukovich, pero no se enfrentará a Rusia, eso es seguro, negociará, consensuará, dará un espacio importante a su vecino, pero permitirá el avance de EEUU y Europa en Ucrania, esto resulta inevitable hoy por hoy e irreversible en el mediano plazo. En esos términos si podemos afirmar que Rusia perdió, mucho más que negocios y posicionamiento geopolítico.
Cualquier ruso que quiera sentarse a un almuerzo dominical de filete de canguro no podrá tener ese privilegio. Esto es gracias a las restricciones comerciales que Vladimir Putin anunció la semana pasada, Australia -junto a la Unión Europea, Estados Unidos, Noruega y Canadá- encontró sus exportaciones de alimentos a Rusia bloqueadas inmediatamente. Las autoridades aún se plantean excluir de la lista de sancionados a Groenlandia y las Islas Feroe, que exportan grandes cantidades de pescado al mercado ruso.
Como suele suceder, el acceso ininterrumpido al mercado ruso no es algo que cualquier productor de alimentos puede dar por sentado. Rusia, el mayor mercado de Australia para la carne de canguro, también suspendió el comercio (por motivos de salud falsos) entre 2009 y 2013. Y mientras el canguro de Australia puede ir felizmente a otros lugares, los consumidores de Moscú tendrán que luchar para obtener sus marsupiales de los socios comerciales que quedan en Rusia.
Este es un ejemplo un poco el extremo en el que la Rusia ha llegado. Por alienar a sus vecinos, Rusia se ha privado a sí mismo no sólo de la carne de canguro de Australia, sino del vino moldavo, el chocolate ucraniano y las mandarinas georgianas. Sus consumidores están ansiosos por encontrar una variedad de cosas interesantes e innovadores que hacer con el trigo sarraceno.
Ahora, los rusos quieren los plátanos de Venezuela, Santa Bárbara del Zulia, ellos le dicen bananos y su conflictividad con el gobierno de La Habana, desde la época de los misiles, les ha traído niveles de conflictividad por la injerencia abierta de Cuba hacia Venezuela, creando odio hacia sus naturales y las familias soviéticas que desean emigrar. Ellos, necesitan de productos naturales de América Latina, pero los chinos es un obstáculo, como el gobierno regido por Raúl Castro y Miguel Diaz- Clane.
El intento de Moscú para construir un bloque comercial regional con una amplia gama de productos ha sido un fracaso total. Rusia ha tratado de crear un centro de gravedad económico alternativo de la Unión Europea, pero los únicos países que pueden persuadir a participar tienen que ser sobornados o intimidados para unirse a través del control de Moscú sobre el suministro de gas. Al no haber podido diversificar su economía y permanecer dependiente de los alimentos y otros bienes de consumo en el extranjero, los intentos de Rusia para castigar a los socios comerciales mediante la restricción de las importaciones infligen mucho más daño a sí mismo.
Los países de Europa central y oriental, y en particular los antiguos estados soviéticos, tienen que elegir entre una orientación económica hacia Rusia o hacia Occidente. La UE ha ofrecido acceso comercial (y miembros de pleno derecho para algunos) y alentó a los gobiernos para que encajen en el sistema de comercio mundial al unirse a la OMC. Rusia ha construido una unión aduanera que comprende en sí, Bielorrusia y Kazajstán, más ambiciosamente llamó a la Eurasian Economic Unión, y expuso una gran cantidad de energía tratando de recuperar en ella a Ucrania, Armenia y Kirguistán.
Pero, en Rusia hay empresarios y Putin al igual que Trump lo es, pero los norteamericanos buscan extender sus niveles de gracia corporativa, los chinos y rusos, repito se organizan en clanes que revisten una posición mafiosa, repartiéndose la gigantesca tarta de recursos naturales que representa la Federación Rusa. Prácticamente, todos forjaron su carrera desde posiciones previas ventajosas o haciendo negocios oscuros protegidos por las primeras medidas aperturistas decretadas por Mijail Gorbachov, como, por ejemplo, la ley de Cooperativas de 1988. Hay personajes como Boris Berezoski y Román Abramovich, o menos conocida Vladimir Gusinsky, Vladimir Potanin u Oleg Deripaska
Los empresarios que menos escrúpulos tuvieron se hicieron inmensamente ricos a raíz de la privatización masiva iniciada en 1992 por un joven viceministro rubicundo. El plan del reformista y empresario Anatoli Chubais, fiel aliado del presidente Boris Yeltsin, consistió en la emisión de 'vouchers' o bonos que fueron entregados a cada ciudadano ruso. El valor nominal de cada uno de esos bonos era de 10.000 rublos, cifra suficiente en aquel entonces para comprar dos coches de fabricación nacional. Sin embargo, como demostró la realidad, su coste real era muy inferior. La gente malvendió esos papeles del Estado a banqueros especuladores o incluso los utilizó como posavasos. En definitiva, se privatizaron en seis años 130.000 empresas públicas mediante el sistema de 'vouchers' y de subastas de acciones.
que acabó con el Gobierno de Viktor Chernomidin, a la postre un oligarca gasístico reconvertido en político. La inestabilidad política entró en una espiral sin control donde los primeros ministros cesaban con inédita rapidez. El país se sumió en una crisis sin precedentes.
Hasta que llegó, Putin para hacer las correcciones pertinentes.
Yeltsin, demasiado ocupado en su lucha a muerte contra las fuerzas comunistas, había acabado sometido y atrapado en la tela de araña de esa elite sedienta de dinero. Enfermo y agotado, el presidente ruso entregó las llaves del Kremlin a una persona que le garantizaba, por un lado, una jubilación tranquila y, por otro, el fin del reinado de los oligarcas. Y Putin cumplió con creces la promesa dada al zar.
Ahora se enfrenta a nuevos desafíos de sus aliados, la corrupción de Venezuela y la injerencia del gobierno de La Habana en temas de su no competencia y, el paso de la droga del Sur hacia el mundo europeo que ya atornilla las fronteras rusas.
Mijaíl Gorbachov trató de acabar con el totalitarismo y acabo con el régimen del Partido Comunista; trató de introducir libertades a través del Estado y destruyó el Estado; trató de liberar el imperio conservando sus fronteras y liquidó el imperio, es decir, la URSS
Rusia ha construido a través de su historia una autovisión imperial, esta condición, excede el marco reciente, Rusia ha sido un imperio tanto bajo Lenin como bajo los Zares, la identidad mesiánica, constituye en Rusia, una concepción atávica, el Zar de Todas las Rusias, creía que Rusia tenía una misión en el mundo, casi salvadora, Fedor Dostoievski planteaba estas ideas mesiánicas, los protagonistas de sus novelas se refieren reiteradamente a la misión mundial de Rusia y subrayan la idea de que la salvación de la cultura rusa no reside en el "Occidente decadente", sino en el espíritu originario del pueblo ruso. Dostoievski subraya particularmente la fe en la ortodoxia rusa y en su misión ecuménica. Para él, el pueblo ruso es el único portador de la salvación, y por eso -desde luego- es el llamado a renovar o salvar en el futuro al mundo, Al pueblo ruso -recalca Dostoievski- le fueron dadas las llaves de la vida y del nuevo Logos. La misión de los rusos, únicos depositarios de la fe genuina en Dios, es Europa y la humanidad entera. El pueblo ruso es el representante, el guía y el salvador de la pobre humanidad y, por supuesto, su amo, ya que Europa no debe olvidar que Rusia ocupa la sexta parte del mapamundi.
En su concepción mesiánica Dostoievski definió con toda claridad el panrusismo y el exclusivismo de la santa ortodoxia rusa.
Los comunistas creían lo mismo. Por eso cuando Marx, erró en su pronóstico diciendo que la revolución se daría del centro a la Periferia, siendo Rusia en el siglo XIX, parte de la periferia, no tuvo en cuenta el autoconvencimiento del pueblo Ruso sobre Su misión rectora en el Mundo. El nuevo nacionalismo ruso se apoya en la idea del destino imperial y continental de la Rusia.
Pero con Ucrania es mucho más que eso, Los Rusos, se acostumbraron, porque crecieron en ese escenario, que Ucrania era Rusia. Recuerdo que, en Ciudad Ojeda, muy pequeño mi vecino era ucraniano, su esposa y dos hijas hembras, debía siempre aclarar que no era rusa, no solo porque Ucrania, pertenecía a la URSS, sino porque, para el mundo, digamos hoy para la opinión pública mundial Ucrania de alguna manera es Rusia.
Y los rusos no se resignan a no ser Imperio, el gobernar Chechenia, Osetia y otras repúblicas les da la oportunidad de seguir pensando en términos del pasado, léase siglo XX, pero también XIX, XVIII, y más.
Para el ruso medio mayor de treinta y cinco años, que creció con Ucrania, como una provincia, resulta increíble pensar en que es otro país. Por eso en la lucha por Ucrania entre Rusia y Occidente, para Rusia se juega mucho más que petróleo negocios o Geopolítica, se juega la identidad, la nueva, el honor y todas aquellas cosas que en el terreno personal están por sobre los negocios
Ucrania estuvo gobernada por Moscú durante más de 300 años, desde que ambas naciones se unieran mediante un tratado en 1654. Se convirtió en república soviética el 30 de diciembre de 1922. De 1941 a 1944 estuvo ocupada por la Alemania nazi y, una vez liberada por el Ejército Rojo, volvió a la órbita de la URSS.
Tras la intentona golpista del 19 de agosto de 1991 contra el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, Ucrania se proclamó independiente el día 24, decisión que fue ratificada en referéndum (1 de diciembre de 1991) por el 93 por ciento de los ucranianos.
En el actual tablero internacional Ucrania ocupa un lugar de aliado o cercano estratégico de Rusia, y con sus gasoductos y su salida al Mar Negro, conforma un enclave geopolítico de importancia clave para los objetivos de la política exterior norteamericana.
Antes de 1991, Moscú controlaba una porción enorme de tierra, desde el océano Pacífico hasta los Balcanes
Desde que imperio se desarmó, visión a la que se resiste Rusia, la Unión Europea y la OTAN han extendido su poder hasta la frontera rusa, integrando incluso a ex repúblicas de la órbita soviética, como Estonia, Lituania y Letonia. Georgia, otro de los vecinos de Rusia, tiene en la actualidad un gobierno pro estadounidense.
Moscú se siente cada vez vulnerable, y menos imperio, algo inaceptable, para el nacionalismo ruso, sobre todo en Ucrania, un país más grande que Francia, ubicado en un punto clave, justo en la puerta de entrada a Rusia.
A diferencia de otros países de la ex URSS, Ucrania no ha sido escenario de conflictos étnicos. Una importante minoría de su población es rusa y utiliza el ruso como lengua madre en vez del ucraniano. El primer mandatario del país fue el antiguo líder del partido comunista, Leonid Kravchuk, quien presidió un periodo de crisis económica e inflación. En 1994, Leonid Kuchma ganó las elecciones y abogó por estrechar los lazos con Rusia.
Ucrania no estaba preparada cuando inesperadamente logró la independencia en 1991, tras el colapso de la Unión Soviética
Tanto el presidente ruso Vladimir Putin, como el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, un ortodoxo de alguna forma neosovieticas, por algunos calificado como el último gran Stalinista, apoyaron abiertamente a Yanukovich
Putin no tuvo problema en felicitar a su candidato aun antes de que las autoridades electorales dieran su controversial veredicto, y en criticar desde su visita a Lisboa a quienes cuestionaban el resultado, los gobiernos de la Unión Europea y Estados Unidos denunciaron el fraude y se negaron a reconocer a Yanukovich.
Para Putin, la ampliación de la Unión Europea significó que la esfera de influencia occidental se le acerco demasiado, en un momento en que tiene puestos sus objetivos en lo que los rusos llaman el 'extranjero cercano'. Su objetivo estratégico es estrechar la actual dependencia económica, energética y militar de Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán, y de ahí que fuera absolutamente indispensable que ganara el candidato favorable a sus intereses.
Además, Putin muestra cada vez más una faceta autoritaria que, lejos de afectar su popularidad, la ha elevado a niveles que envidiaría cualquier líder occidental. Putin ha ubicado en el país a sus viejos compañeros de cuando era agente de la KGB, se enfrentó con los 'oligarcas' de la industria petrolera, controla la radio y la televisión, eliminó la elección popular de los gobernadores y ha recuperado el discurso de la 'gloria nacional rusa'. Todo, con el apoyo creciente de la opinión pública.
En este cuadro de situación, hay que prestar atención a un anuncio hecho hace dos semanas, en un acto dedicado a la lucha contra el terrorismo. Putin dijo en su discurso que Rusia estaba en el umbral de una nueva doctrina de seguridad nacional y que su punto central sería el desarrollo de nuevas armas nucleares que estarían en servicio en pocos años.
Junto a la construcción de poder Putin se opuso sistemáticamente a cualquier aventura de los EEUU, en su lucha contra el terrorismo, salvo cuando necesito el apoyo de Washington en su lucha en Chechenia, en ese caso los Putin y los Bush cenaron amablemente en Texas, rieron contaron Chistes, el rubio ex KGB, se puso un sombrero Tejano y aprobó lo que Bush hacía.
El enfrentamiento entre los dos Viktor, por el gobierno ucraniano no es una expresión pura de la lucha por la libertad y la democracia contra la burocracia ex soviética como intentan plantearlo EEUU y Europa, y tampoco una lucha entre el imperialismo occidental y el honor y la independencia de las ex repúblicas en su lucha por la soberanía en un mundo globalizado. La puja se puede leer en dos niveles, el local, donde la disputa por el poder de los principales clanes que, con la caída del régimen soviético, se apoderaron de los diferentes espacios de la economía del país. Y el nivel internacional como la continuación de la Guerra Fría EE.UU. Europa/URSS.
Los principales clanes dentro de Ucrania son tres:
En Kiev, Viktor Medviedchuk, jefe de la administración presidencial, un consejero próximo al Kremlin. Se lo presenta como el cerebro detrás del poder. Controla la cadena de televisión pública UT-1 y las cadenas privadas 1+1 e Inter, comprometida con la campaña electoral de Yanukovich.
En Donetsk de donde son originarios el Primer ministro Víctor Yanukovich y Rinat Akhmetov, el hombre más rico del país con una fortuna estimada en 3.500 millones de dólares. Controla la mayor parte de la industria metalúrgica del Donbas e igualmente la cadena de televisión Ukraina (Ucrania) y el cotidiano Sevodnia (Hoy).
En Dnepropetrovsk, Víctor Pintchuk, yerno del presidente saliente y Director General de Interpipe, es un personaje cercano a la Casa Blanca en Washington. Sus negocios están asociados a George H. Bush (padre), George Soros y a Henry Kissinger. En un año duplicó su fortuna, que es hoy en día la segunda mayor del país con cerca de 2.500 millones de dólares. Controla las cadenas de televisión ICTV, STB, Novy Canal y el cotidiano Fakty.
Leonid Kuchma nunca mostró intenciones de reducir la influencia de los clanes, pero los ha enfrentado para impedir que desafíen su autoridad. La lucha entre clanes ha hecho que Ucrania se convierta en uno de los países más corruptos del mundo
Ucrania es hoy un país altamente polarizado dividido entre Este y Oeste, la región del Este, abiertamente favorable Rusia, Allí se encuentran las principales minas de carbón, y cuya producción es íntegramente exportada hacia Rusia. Y el Oeste, abiertamente pro-occidental, apoyó a Viktor Yuschenko. El Este del país es religiosamente ortodoxo y el Oeste considera al papa Juan Pablo II como un héroe.
La relación bilateral desde lo político económico, dentro del marco cultural antes planteado, es vital para Rusia. Y en esta relación, Putin posee dos mecanismos para controlar aun a un díscolo en apariencia como Yúshenko. La primera vía la constituyen las materias primas energéticas. Ucrania no las produce prácticamente y depende literalmente del petróleo y gas natural que llega de Rusia.
La segunda es la presión que ejercen las minorías rusas, mayoritarias en la parte más oriental de la república y en la propia Crimea, y que obligan a los dirigentes ucranianos a moverse con cautela. En esas condiciones Rusia tiene casi la sartén por el mango. Por eso Viktor Yuschenko plantea Soros mediante, la idea que llegarán capitales de EEUU y europeos, pero siempre señala que los intereses rusos siempre serán tenidos en cuenta.
Pero Putin piensa mucho más allá de los negocios. La forma en que Yúshenko logró forzar, con respaldo occidental tan importante que derivó en la anulación de un resultado electoral previo, es para Moscú una prueba de que existe un plan alentado por la Casa Blanca y la Unión Europea -quienes dispusieron de información privilegiada y rotunda sobre el fraude, -de alterar el "status quo" de dominio ruso en el Cáucaso.
Putin, acusó a Estados Unidos de intentar desestabilizar a los países que rodean a Rusia, con el fin de impedir a Moscú que desarrolle su política respecto a los estados que formaban parte antiguamente de la Unión Soviética, continuo hablando , de "revoluciones rosas o azules", en una clara alusión al movimiento prooccidental que condujo a Mijaíl Sakashvili a la presidencia de Georgia o al movimiento naranja que puso a Viktor Yushenko a la cabeza de Ucrania, respondiendo así a las declaraciones realizadas por el presidente de Polonia Aleksander Kwasniewski, acerca de que Washington preferiría una Rusia sin Ucrania.
Prácticamente los más importantes vínculos de infraestructura de Rusia con Europa, además de sus cañerías de gas, pasan a través de Ucrania; la única flota significativa de Rusia se encuentra en Sebastopol, en la península de Crimea Ucrania y Ucrania siempre ha sido, y continúa siendo, el granero para gran parte de Rusia occidental. Una Ucrania que se distancie de Rusia y se integre con Occidente, podría ser una mayor pérdida y humillación para el Kremlin que cualquiera de los golpes que haya sufrido desde el colapso de la URSS.