Lo debe escoger primero la OEA
Una vez más la Organización de Estados Americanos (OEA), cual organismo internacional putrefacto, al servicio de los intereses del imperio, de nuevo enfila sus baterías en contra de Venezuela.
Esta vez su secretario general, Luis Almagro, con el apoyo de 19 países acólitos que le hacen el juego a las políticas ordenadas desde la "Casa Blanca", acaba de promulgar una resolución mediante la cual desconoce al presidente Nicolás Maduro, una vez que éste asumió la jefatura de Estado, para su segundo período presidencial, hasta el año 2025, tal como así lo decidió el pueblo soberano de toda Venezuela, en elecciones libres, democráticas y secretas.
Por cierto, la Organización de Naciones Unidas (ONU) que agrupa a todos los países del mundo, 193 en total, le acaba de dar una bofetada a la OEA una vez que manifestó que seguirá, como hasta ahora lo ha hecho, manteniendo relaciones cordiales con nuestro país.
Así pues vemos que la ONU, con su actuación ponderada, sincera y ajustada al derecho internacional, reconoce que la escogencia del presidente de Venezuela es solo potestad única de los venezolanos, tal como así se ha decidido, mientras la OEA pifia solo por querer satisfacer las demandas interesadas del imperio.
De acuerdo al boletín de prensa que habla sobre la decisión de la OEA dice que las naciones que se abstuvieron de aprobar semejante adefesio fueron "México, Saint Luis, Uruguay, Antigua y Barbuda, Barbados y El Salvador. Además quienes rechazaron la moción fueron Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas, Surinam, Venezuela, Belice y Dominica".
Es evidente entonces que la OEA, con su secretario general, Luis Almagro, solo por revanchismo, pretende imponerle a Venezuela quien es la persona que debe gobernarla, desconociendo así la voluntad popular y el derecho internacional, a pesar que meses atrás nuestro país pidió retirarse de ese organismo, por cuanto perdió la sindéresis y el sendero que impiden garantizar la auto determinación de los pueblos, solo por congraciarse con los intereses del gobierno norteamericano.
La desfachatez de la OEA, en este sentido, y de acuerdo a la resolución írrita que acaba de promulgar, exige que se convoque a nuevas elecciones, pero además les ordena a sus "perros falderos" imponerle a Venezuela "las medidas diplomáticas, políticas, económicas y financieras que consideren apropiadas para contribuir a la pronta "restauración" del orden democrático venezolano".
La OEA, con su locura y promoviendo incluso un conflicto armado entre pueblos hermanos, igualmente requiere que se permita el inmediato ingreso para la ayuda humanitaria, es decir, que se otorgue la permisibilidad que a nuestro suelo patrio lleguen tropas norteamericanas, desde luego, armadas hasta los dientes, como si aquí nos estuviésemos "chupando el dedo".
Eso de querer traer alimentos y medicinas al país, por cierto, si de verdad existiese una sana intención, pues el imperio pudiera cumplirlo a través de la ONU o por intermedio de la Cruz Roja Internacional, sin que aparezcan las afamadas botas de los marines que están acostumbrados a usurpar pueblos y naciones.
Pero hay que aclarar también que Venezuela no está pidiendo dádivas ni está de limosna, solo quiere que se le permita recibir sus ingresos, a los cuales tiene derecho por concepto de ventas de petróleo y oro, entre otros tantos productos, que nuestra nación exporta a otras naciones y cese el bloqueo.
La OEA, por último, con un cinismo único, cargado de demagogia y falsedad, además de exigir que se pongan en libertad los presos políticos (esos mismos que asesinaron y quemaron vivos a varios compatriotas) y que han venido incitando a que nos invadan, como auténticos traidores a la patria, expresa con su "cara lavada" su solidaridad con el pueblo venezolano.
Es evidente que la OEA, con Almagro al frente, perdió toda legitimidad, por ello la mayoría de los países que la constituyen están llamados, incluso aquellos que le han seguido el juego al imperio, exigir que el actual secretario general sea sustituido cuanto antes, para ver si en manos de otra persona ponderada, justa y equilibrada, conocedora del derecho internacional, se perfile este organismo por los senderos de la paz y la cordialidad entre los pueblos.