"Ojo por ojo y todos nos quedaremos ciegos"
Mohandas Gandhi
Las veces que me encuentro un amigo, por cierto, opositor hasta la médula, y para colmo, carga en la punta de la lengua, la mínima palabra, que, lanza a la calle el autoproclamado, como si fuera una proclama de un ser divino; trato en lo posible de no hablar nada de política, pensando siempre en la amistad, y a la vez evitar males mayores. En el último encuentro, venía dispuesto a encender una discusión, porque apenas me vio, inició la conversación con el tema de la revuelta en Ecuador: ¡Allá casi acaban con el país, y aquí en Venezuela, estamos convertidos en unos pendejos ¿Qué está pasando?! Lo único que le respondí de manera muy comedida: "No será que el pueblo, se está dando cuenta del verdadero culpable de sus males" Al marcharse le escuché con el tono alterado, una expresión muy utilizada por el interino: ¡A los usurpadores hay que sacarlos como sea!
En esa onda se encuentra un número preocupante de escribientes, y una parte de la oposición, que, a pesar del fracaso de las guarimbas, parecen no conseguir otra alternativa, sino seguir echándole fuego a la candela. Han agarrado el tema de la violencia contra el gobierno de Nicolás Maduro, de manera solapada. Cada momento hacen elucubraciones, como si estuvieran viviendo una pesadilla. Se están exprimiendo el cerebro para tratar de explicar las razones por la cuál en Venezuela, hace rato deberíamos estar matándonos, y los gringos mandando en Miraflores.
Todos hablan de la inflación, y no dicen nada del culpable Tocan el tema de los dólares, pero solamente para enfilar las baterías contra el gobierno, por haberle entregado una cifra escandalosa a los empresarios, cuando todos sabemos, las mil y una manera para evadir la justicia de estos financieros, siempre amparados por los gobiernos estadounidenses. Utilizan a manera de chantaje los medios de producción en su poder para conseguir las divisas; en muchos casos superan a los utilizados por el gobierno, tanto en capacidad, como en calidad. Por esa razón se creen indispensables, para finalmente robarse los dineros, y después se van a los Estados Unidos a disfrutar. Cualquier coincidencia con los personajes del momento: Stalin González, y Gustavo Marcano, no es simple casualidad, aunque el poder de los medios trate de esconder la verdad.
Todo lo que pasó en Ecuador, es obra del poder popular. El traidor –moreno– y la oligarquía, creían poder entregar el país al FMI, como el que reparte golosinas en una fiesta infantil, y después para sus casas, felices y contentos. Se les trabó la espina en la garganta; el pueblo salió a reclamar sus derechos, y a la vez a rechazar la política criminal del organismo, que presta dinero a cambio de la hipoteca del país. El movimiento que llevó a la presidencia a Rafael Correa, eligió a Lenin Moreno, pero este agarró el camino de la traición y la entrega total al imperialismo, y ahí están los resultados.
En Venezuela, no se necesita ningún grado académico para entender la aparente calma que estamos viviendo, después de haber vivido la sanguinaria violencia –las guarimbas– por parte de la oposición, representada por lo más rancio de la oligarquía venezolana; la CEV aunque por momentos parece no existir; la cúpula de los tradicionales partidos de la derecha, y los nuevos grupos con tendencias fascistas, más un número importantes de compatriotas que lograron engañar; todo esto se confabuló para montar su trinchera, y medio de propaganda de guerra, donde precisamente gobernaba Capriles Radonsky y sus secuaces, para hacerle ver a la opinión pública, que nos encontrábamos en una batalla campal, cuando eran ellos, que mataban o se mataban en medio de la anarquía creada; bajo la atenta mirada del imperialismo, como el verdadero águila en busca de su presa.
Los incitadores de la violencia de manera socarrona, se vienen apoyando en las estadísticas–cuando les convienen–olvidan algo sumamente importante: la conciencia; el cual les permite a los verdaderos hijos de la patria, extender la mirada, más allá de las barreras impuestas por los enemigos de clase. Cuando ese impulso vital –subjetivo–se hace presente en el ser humano, todo lo demás queda para hacer bombitas con un chicle. Por algo un obrero, en una corta conversación, me dijo sin mucho rodeo: "A Guadió, los gringos lo mandan a formar camorra para ver si Maduro, cae en la trampa, y los que están cayendo son ellos"