Crítica ácida

Han sido y son miserables

Autoridades venezolanas que nos protegen del aumento exponencial de la enfermedad contagiosa Covid 19, la cual sufrimos con fuerza inusitada en las naciones americanas, han denunciado la maligna intención que factores colombianos urdieron para perjudicarnos como pueblo fronterizo, aprovechando a connacionales venezolanos que se marcharon mal ilusionados y hoy regresan a su patria donde saben que serán recibidos con medidas sanitarias de seguridad y amor, gratuitas, atendidos por personal médico y de enfermería, bajo las reglas que sugiere la Organización Mundial de la Salud.

Las sinceras y verdaderas denuncias públicas de Venezuela ante organismos internacionales acerca de planes ideados por Estados Unidos, perjudican a Venezuela para colapsar al gobierno revolucionario, e incluyen el macabro sistema de enviar venezolanos de toda edad en autobuses no descontaminados, en los que, los viajeros se contagian. Esta valiente aclaratoria venezolana fue catalogada por un altísimo funcionario colombiano como "miserable actitud de Nicolás Maduro".

Una respuesta verdaderamente excretante la del funcionario del Presidente Duque, palpable realidad en la actitud de quienes sí son comprobadamente miserables en su falta de preparación, y el abandono al pueblo colombiano para responder al problema sanitario que les copa hospitales, y les ha ocasionado miles de muertos, porque la vergüenza la tienen en línea directa entre la cabeza y el estómago, vendiendo su patria a militares y civiles no nacidos en Colombia, porque les es más importante sus negocios que la atención medica al colectivo de menores recursos.

Los gobiernos de familias oligarcas colombianas viejas y nuevas, son socios y vasallos de EE UU subordinados a sus leyes, sin propósito soberano de dar a conocer a su población, ejemplos como el del libro editado por Ellen Ray y William Schaap en el 2003, narrando que los USA en 1763 le regalaban cobijas infectadas con viruela a los indígenas amistados con los conquistadores colonos europeos, y miles de indios murieron bajo la táctica repetida por el ejército gringo en las guerras contra los aborígenes a mediados y finales del siglo XIX.

Esa consciencia miserable se ve en los vejámenes xenófobos hacia venezolanos en su paso de retorno por tierras colombianas rumbo a la patria que dio luz a Simón Bolívar y los Libertadores de hace dos siglos. Nunca tendremos guerra venezolanos y colombianos históricamente hermanos bolivarianos, lo saben "acomodados" jefes de gobiernos sucesivos en ese país, adonde no se regresan millones de colombianos que en Venezuela incluimos en beneficios socialistas, no los vejamos con xenofobia mortal, salvo la actitud que se vive en la historia de la humanidad entre naturales de países fronterizos pero fraternos.



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Luis Sánchez Ibarra


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