El increíble Uruguay: ataque a los médicos, troll centers y libertad responsable

La situación en Uruguay se agrava día a día. Los contagios diarios superan los tres mil, y de mantenerse esta situación los centros de cuidados intensivos van a colapsar. En este momento la capacidad está al 70% y las autoridades médicas tendrán que elegir quién puede acceder a una cama y quién no.

Los números oficiales varían día a día de manera considerable. Desde el 23 de marzo hasta la fecha los números oficiales no coinciden con los casos reales. El 23 se informaron 1.800 casos y resultaron ser 2.070. El 24 se informaron 1.800 y fueron 2.500. El 25 se informaron 1.700 y fueron 2.300. El 26 se informaron 1.805 y fueron 2.897. El 27 del pasado mes se informaron 2.044 cuando en realidad fueron 2.941 y así podríamos seguir.

La libertad responsable

Desde el inicio de la pandemia el presidente Luis Lacalle Pou se basó en el pilar de la "libertad responsable", un eufemismo del sálvese quien pueda acorde al tiempo civilizatorio en el que vivimos. La libertad responsable es una declaración ideológica y política. Es la estampa con la que el primer mandatario y el gobierno se escudan a la hora de hacerse cargo de sus responsabilidades.

Profundicemos un poco más en qué implica la libertad responsable. Primero, apunta al individuo como unidad básica de la sociedad. Ya ni siquiera estamos hablando de oponer al individuo con el colectivo. Sino que las familias quedan fuera del discurso, las organizaciones de cualquier tipo, las instituciones y por supuesto el gobierno.

Discursivamente se lavan todas las responsabilidades y jerarquías. Se pone en el mismo plano a un ministro de Salud con un trabajador de a pie. Claro que le cabe responsabilidad a la sociedad en su conjunto sobre tomar recaudos ante la pandemia. Pero si la culpa es de todos, la culpa termina siendo de nadie. O peor aún, y como siempre sucede, los responsables quedan impunes, silbando por lo bajo.

La libertad responsable es el "hacete cargo de vos mismo". El gobierno te da 1200 pesos (26 dólares) por dos meses consecutivos. Te sube las tarifas públicas dos veces en menos de nueve meses. El salario real cae por primera vez en los últimos quince años, la jubilación aumenta por debajo de la inflación y los nuevos pobres son 100 mil. Otros miles comerán en ollas populares. El 50% de las empresas no cumplen con los protocolos sanitarios y miles de trabajadores pagan desde su bolsillo los costos del teletrabajo.

A esta concepción se pliega el discurso del "malla oro" que el presidente ha utilizado más de una vez, haciendo referencia al líder en las carreras ciclistas. El pelotón somos todos nosotros y los malla oro son los empresarios privados que mueven la economía y nos sacan a todos adelante. Como si en el ciclismo todos fueran del mismo equipo.

Pero más allá de eso, también reviste otra concepción ideológica. El sector privado empresarial que nos salvará a todos no es más que la teoría del derrame explicado con una metáfora paupérrima.

Terror mediático y virtual:

De la libertad responsable pasamos a que la culpa siempre está en todos lados menos en el gobierno. Marchas, gente tocando el tambor, aglomeraciones en plazas públicas, el Frente Amplio, las feministas y todo aquel que no comulgue con el gobierno.

De allí parece que vienen todos los focos de contagio pero nada se dice de las fronteras que siguen abiertas. Cada día, llegan desde Brasil a la ciudad de Rivera, decenas de ómnibus repletos de gente que iba a comprar en el free shop de dicha ciudad. Los focos vienen también de las fiestas clandestinas en lugares del jet set que abundan en Punta del Este y otros lugares. Mientras, los ómnibus, a la hora de ir a trabajar, van repletos.

Desde hace menos de diez días se ha desatado una campaña mediática insólita contra los médicos. Si, está leyendo bien. Contra los médicos en medio de la pandemia. Hoy son los nuevos enemigos del gobierno.

Los que ayer eran vitoreados y aplaudidos desde todos los balcones a las 20 horas, hoy los medios de comunicación, el troll center del gobierno, más sus fieles figuras públicas en redes sociales, han soltado todo la artillería. Incluso cuando hubo voces que planteaban una situación similar en el Grupo Asesor Científico y Honorario (GACH) del propio gobierno, fueron demonizados y vilipendiados.

El Sindicato Médico del Uruguay junto con 35 instituciones que incluyen a la Facultad de Enfermería, Medicina, Psicología, entre otras, realizaron una conferencia de prensa en conjunto para advertir de la gravedad de la situación que está atravesando Uruguay.

Enseguida se lanzó la campaña por redes con el hashtag #SindicatodelMiedo y todos los dardos apuntaron a ellos. La analista de redes sociales, Daniela de los Santos investigó cómo evolucionó esta campaña mediática. La misma surge de las entrañas del Partido Nacional y los tuiteros en sus perfiles tienen descripciones como "blancos, patriotas, antizurdos, libertarios, liberales, librepensadores y otros calificativos similares", escribe la analista.

"Es lamentable que dentro de este panorama que encuentra una mayoría de verdaderos héroes, una minoría de dirigentes, especialmente la circunstancial mayoría del Sindicato Médico del Uruguay, haya decidido desde el comienzo de la pandemia ser un brazo político ya no del Frente Amplio, sino de sus sectores más radicales", señalaba un editorial diario oficialista El País, el primero de abril.

Editoriales como estas las encontramos día a día. Son una cuenta más en el collar del antisindicalismo, de esa tesis casi conspiranoica donde en una mesa se sientan unos pocos a dominar a miles en un sindicato.

Desde el gobierno y afines son los primeros en decir que no se politice la pandemia. Apenas una voz discordante aparece o simplemente alerta a dónde podemos llegar de seguir así, con las escasas medidas del gobierno, la maza se aplica sin prurito alguno.

Así las cosas, el gobierno no se ensucia las manos y sus dirigentes, influencers, periodistas amigos y el troll center salen a condenar o a defender posturas. Lo mismo sucedió con el #YoUruguayo y el #Uruexit frente al intercambio con el presidente argentino Alberto Fernández.

Campañas orquestadas, ataque a los médicos, persecución mediática. El sistema de salud empieza a colapsar, mientras el presidente se pasea (otra vez) por los medios argentinos del Grupo Clarín clamando por Tratados de Libre Comercio para que los malla oro sigan siendo más oro que nunca.

*Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)



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