Para Occidente, Rusia era semi tolerante, siempre que agachara la cabeza, para que el mundo globalizado pudiera sacar provecho de alguna ingenuidad política de sus gobernantes, de la venta barata de sus recursos naturales, (que son abundantes) de no tener que decir cuando su estructura financiera y monetaria era sometida al régimen dominante del dólar y el euro, y de la misma manera, cuando tiene que someterse sin reclamo alguno, a las condiciones comerciales que occidente imponía en las transacciones.
Hay también una serie de eventos precedentes, que muestran como occidente, se dribló políticamente a los rusos: se puede incluir aquí la propuesta de la Otan y trabajada por Washignton, de que la Otan no se va a expandir hacia Rusia si liberaliza la URSS, se unen las Alemanias y se derriba el muro de Berlín. Para realizar tal acción se contó con el protagonismo de Mijaíl Gorbachov, Lech Walesa y su sindicato Solidaridad en Polonia, también de Polonia el papa Benedictus XVI o Joseph Ratzinger, que cargó contra el comunismo. Todo se realizó con el apoyo de Washington y la CIA.
Después de logrados esos avances en la derrota del sistema socialista, Washington y la Otan avanzaron en las repúblicas ex soviéticas como Albania, Yugoslavia, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Ucrania y otras.
Ucrania, fue la escogida para continuar impulsando las amenazas sobre Rusia. Allí se instalaron mercenarios para derribar al gobierno por un golpe de Estado que colocó en el poder a Porochenko y le siguió Zelenski,. Ya conseguido el control político, se armó el país con defensas sofisticadas anti aéreas y anti tanques, bio laboratorios de patógenos de destrucción masiva, centros de investigación nucleares, se promovieron los movimientos nacional fascistas, se modificó la Constitución para unirse legalmente a la Otan y destruir los proyectos independentistas de Crimea, Donets y Luganks.
Con las experiencias militares indirectas de Libia, las rutinas militares de Siria, el avance tecnológico militar y una realidad inmediata sacrificada: asesinatos masivos de obreros en Crimea, genocidio en Donets y Luganks, que nadie quiere ver, por el prejuicio anti ruso; Rusia se echó el trompo a la uña y entró a la guerra, que occidente llevaba contra Rusia desde la extinción de la URSS.
A partir de allí, la guerra cobró sentido, tanto para Occidente como para Rusia. y me atrevo a decir que tanto Washington y Europa tienen su dirección de la guerra, como Rusia, su propia ruta. Lo diga el papa recordando a Benedicto XVI o algunos intelectuales, de que esa guerra es una pérdida de tiempo. La pregunta que surge es, puede la humanidad vivir sin guerras para no perder el tiempo y dedicarse a la paz. Ya lo planteó Marx.
El problema más grave lo vive la población ucraniana. Millones de refugiados y miles de muertos; pero como eso no se puede evitar en una guerra; también hay responsabilidad en las políticas del Estado. Los gobernantes ucranianos se pusieron a desafiar a Rusia bajo los consejos y falsas promesas de Washington y la Otan, y sin titubeos, tuvieron la respuesta lógica y dura del Kremlin. De acuerdo a los informes del Estado Mayor y de otros investigadores, en Ucrania, la infra estructura militar está destruida y el ejército derrotado.
En esas condiciones, aún con la billonaria asistencia financiera y militar, el régimen político se quedó sin fuerza y sin poder, para poner condiciones en los diálogos de paz. Por otra parte, los sostenedores del gobierno ucraniano, occidente, reciben también su dosis problemática. Occidente tiene que reconstruir sus relaciones con los países del mundo occidental para enfrentar el rebote de las sanciones, pero también, reciben beneficios financieros colosales con la venta de armas.
Mientras Rusia, en ese mundo de relojes aguados y detenidos va realizando sus planes, poco a poco. Allí todos quieren ver el desenlace inmediato de la guerra, pero no toman en cuenta el papel de Washington y la Otan que apuntan a la continuidad del conflicto. Esa carrera la absorbe Rusia, sin desesperación ni temor.
Rusia ha comenzado a cargar con la responsabilidad de medio millón de refugiados, la defensa de Crimea, Donetsk y Luganks y la defensa de sus tropas instaladas en áreas grandes de Ucrania.
Esta no es una guerra inter imperialista, tampoco un conflicto de proletarios contra oligarcas; es objetivamente una guerra de auto defensa de Rusia ante la agresión euro-norteamericana a la población rusa-parlante de Dombás y Crimea, lanzada desde Ucrania y que llevaba internamente un desafío y provocación occidental a Rusia.
Que nadie esperaba la reacción contundente, pero dolorosa también, de los rusos, es otra cuestión; sin embargo, esta guerra contra Ucrania, no lleva la iniciativa de occidente. Y como los rusos van ganando, aunque salga un muevo Lech Walesa polaco o llegue el papa a Polonia o que Washington ponga bombas atómicas en Polonia. Todos estos eventos muestran la escalada que occidente realiza para poner en peligro no solamente a Rusia, sino también y más grave aún, a todo el planeta, con el agravante de usar el dolor y el temor natural humano a las guerras, para promover el odio a los rusos y la venta descomunal de armas a todo el mundo.
Ahora bien, si defenderse de esa agresión es pérdida de tiempo, no perder el tiempo implicaría para los rusos, seguir viviendo con la cabeza agachada, manteniendo una paz de sometido y una tranquilidad de cobarde.
Entonces, para algunos, cuando Rusia se sacude los males y se defiende de esos ataques de manera aplastante que pone a temblar la tranquilidad y el dominio planetario occidental, la guerra pierde sentido y es improductiva.
Y podemos decir que, si alguien piensa que es más sensato sobarle la cabeza y lustrarle los zapatos al monstruo, que luchar por liberarse de su dominio, esa es su idea; pues, hasta el momento, la realidad muestra que el conflicto va en dirección contraria a esas apreciaciones.