- Un punto clave en todo lo que se habrá de desarrollar a la velocidad de la luz, es que Petro es un hombre culto, que Petro por sobre todas las cosas es BOLIVARIANO. El norte de las ideas y sus pensamientos se mueve en torno a la figura del Libertador, y eso es grandioso. En el pasado, todos los gobiernos en Colombia fuesen conservadores o liberales, el personaje central y más amado fue siempre el gran HOMBRE DE LAS DIFICULTADES.
- A Petro, lo acaba de entrevistar el diario "El País" de España, y al preguntarle "-¿Se equivocó usted de joven?, respondió: "-No. Eso es como preguntarse si se equivocó Bolívar al levantarse en armas contra España y fundar una república. Es la historia. ¿Hubiera podido ser de otra manera? Vaya usted a saber. ¿Bolívar hubiera podido ser Gandhi? Todo eso son juegos mentales. Digamos que nosotros nos levantamos en armas contra una tiranía y el producto de eso es la Constitución del 91, que hicimos nosotros y otros. Y yo soy el Gobierno de la Constitución del 91. Esa es la historia. Siempre se puede decir que esto pudo ser así o asá, pero la historia no es post, siempre es antes. Se toman decisiones y la historia avanza".
- Midan con suma prudencia las aguas embravecidas en las que trata de meterlo la derecha franquista en esa entrevista. Para mí él se maneja con cierta cautela y destreza: Le PREGUNTAN: Usted ha propuesto reanudar la relación diplomática con Venezuela y reabrir la frontera. ¿Con eso bastará?
R. Es un tema complejo que no va a solucionarse de la noche a la mañana con reiniciar las relaciones diplomáticas. En Venezuela hay millones de colombianos que necesitan resolver sus cuestiones consulares, de títulos, papeles..., y aquí hay dos millones de venezolanos con sus propios problemas. Hay que ayudar a los que quieran retornar. Y los venezolanos que se quieran quedar en Colombia, deben gozar de derechos, no simplemente de protección migratoria, sino de derecho a la salud, a la educación, a la atención infantil, a la convalidación de un título... Todo eso hay que establecerlo. Lo mismo pasa con los colombianos que quedaron huérfanos en Venezuela. Hay tal magnitud de problemas acumulados, que el esfuerzo ha de ser muy grande para que las cosas vuelvan a la normalidad.
P. Hay exiliados venezolanos, activistas y periodistas perseguidos por el régimen chavista, que temen que al restablecerse las relaciones puedan ser extraditados a Venezuela.
R. No, para nada.
P. ¿Eso no va a ocurrir?
R. Para nosotros los derechos humanos son fundamentales. La primera discusión que yo tuve con Hugo Chávez en vida, y la última quizás antes de que muriese, fue precisamente sobre el respeto al sistema interamericano de derechos humanos, que para quienes hemos estado en la oposición en Colombia es valiosísimo. Muchos le debemos—incluido yo mismo—la vida. Y Chávez decidió sacar a Venezuela del sistema...
P. ¿Y no piensa que a Venezuela le iría mejor con un sistema democrático de plenas garantías y otro presidente?
R. A Venezuela le iría mejor si su pueblo dialoga entre sí, en toda su pluralidad, y si son ellos los que toman sus decisiones sobre las elecciones y sus mecanismos. Nosotros lo que tenemos es que ayudar.
P. Hay quien habla de un nuevo eje progresista en América Latina, formado por los presidentes de México, Argentina, Chile, ahora Colombia y en el futuro quizá Brasil. ¿Se siente usted identificado?
R. Yo diría que son dos fases. Una primera basada en los combustibles fósiles, que podríamos llamar la fase de Chávez. Hubo como una edad de oro del bienestar social, pero que era insostenible, porque se sustentaba en el petróleo. Todo eso se derrumbó. Ahora, toca abandonar la economía de fósiles, desligarnos del petróleo, carbón y gas, y cimentar el desarrollo sobre la base de la producción y el conocimiento. En esto el progresismo no es que sea muy claro en América Latina. Pero para mí no se puede construir ninguna visión progresista de la sociedad sobre la economía fósil, porque la economía fósil es la muerte. Hay que plantearse un nuevo modelo de desarrollo en América Latina, esa es nuestra función en la agenda, nuestro legado. Y ese va a ser el tema de discusión en ese eje.
- A Gustavo Petro, pues, le tocará nadar en un mar tenebroso de sangre. En medio de narcos, de una policía y un ejército altamente criminal, mafias en cada esquina, pero así y todo tengo la esperanza de que él podrá hacer un milagro. No nos hicimos muchas ilusiones con Boric, y ahí estamos viendo a este pobre blandengue moverse entre el vacío, entre lo mismo y la nada. Igualmente nos pasó con Alberto Fernández y con Pedro Castillo. SIN EMBARGO, el hombre que ha mandado al diablo todas las expectativas ha sido AMLO, alguien que se ha enfrentado con coraje a Estados Unidos y a la Unión Europea, y torpedeó con fuerza a la Cumbre de las Américas.
- No hay duda de que AMLO le dio un gran empujón a la candidatura de Petro, en medio de todas las críticas que le han lanzado. Pero hacemos esta comparación, porque AMLO se ha sabido mover con elevada inteligencia y diplomacia en el mar de sangre que sigue siendo México. Colombia y México se parecen mucho en la tragedia social y política que les ha impuesto Estados Unidos y la Unión Europea.
- En punto vital de la política de Petro tiene que con tres elementos claves y que él los conoce muy bien: 1º la paz, 2º la desnarcosificación de la política de su país y 3º las relaciones con Venezuela. No meto en esto el asunto de sus acuerdos con Estados que tendrán que ser revisados porque eso es tan difícil que de momento tendrá que llevarlo con sumo cuidado, tratándolo como se trata a un terreno minado.
- Apostemos porque Colombia se haga un gran aliado de la causa latinoamericana. Me niego a creer y aceptar que Bolívar haya muerto definitivamente en esa tierra, y que los narcos con su oligarquía lo hayan exterminado, pulverizado para siempre. Fue una realidad profunda que siempre se amó mucho a Bolívar en Colombia que en Venezuela.