La adulteración de la información es un mecanismo para crear postulados hacia la autodeterminación de los pueblos. Desde la época de Simón Bolívar y Sebastián Francisco de Miranda hay una clara cimentación hacia el colonialismo y, la negación al pueblo venezolano de sus más elementales derechos nacionales. Ahora, nuestras relaciones con países fundamentalistas ponen en riesgo nuestras libertades y hacer posible la patria que tanto anhelamos. Hay demasiados intereses de los oligarcas que desean refundar una revolución nacionalista. Los grandes consorcios, desean una participación en la cofradía de Fedecámaras, Consocomercio y Coniindustria para hacerse del capital de los trabajadores. Se desea a su vez, aumentar la dependencia con Irán y países árabes, haciéndonos alejar de la afirmación del campesinado en querer ser libre para labrar la tierras.
Perú es un escenario claro de los fenómenos que se mueven en América Latina, y debemos ser optimista. En el altiplano de Ayacucho y limeño se mueven circunstancias para entender los intereses de los grandes consorcios de la izquierda, que buscan en la revolución aplicar medidas tributarias con amplios signos de corrupción, y el pueblo cae en sus propias contradicciones y crisis políticas como sociales para lograr una vía hacia la paz.
No hay manera de frenar concretamente la voracidad de la oligarquía peruana, pero, el pueblo tiene su propio perfil ideológico y, busca burlar el cerco, Ahora bien, los campesinos de la oligarquía ya adversan a Pedro Castillo su presidente, por la debilidad mostrada y no llamar a una reforma del Estado con prontitud. Se debe entender que el proceso democrático este frenado en sus instancias.
Los monopolios imperialistas regresan a Latinoamérica de manos con la izquierda. Vienen tras la posesión de sus riquezas naturales, el obstáculo sería los iranies, cuyo fundamentalismo pone en riesgos a países latinos e islas que integran La Cuenca del Caribe,
Las guerrillas musulmanas iranies se encuentran regadas por toda Europa, la mayoría intelectuales que se niegan a dejarse vencer por el miedo. Son décadas en estas luchas, y los creyentes al islam se mantienen en calma. Porque de rebelarse se encuentran expuestos a la excomunión y a la muerte en la horca. Spinoza fue un filósofo judío del siglo XVII que descifró de una manera similar las claves del Antiguo Testamento y, como consecuencia, fue excomulgado por los ancianos de la sinagoga de Ámsterdam. Es que toda una estructura teológica desea expandirse hacía los países latinos. En el islam no existe la excomunión, sino la espada del verdugo, es la argumentación de los viejos textos de la antigua civilización semítica.
Estas teorías se manejan en Bolivia, Argentina, Chile, Perú y Venezuela. La economía, es hoy, un tema político y ya hemos sido pasto en América Latina de la locura desde 1947 y Fujimori, por un simple error no fue la excepción, sus cinco viajes a La Habana, son testigos del tráfico político que se movía y mueve en ambas direcciones, derecha e izquierda, y Venezuela no es la excepción. Incluso en el Reino Unido, tan cuáqueros evangelistas, los mulás de las mezquitas británicas ya han emitido plegarias para que todas las tierras cultivables del mundo sean entregadas a ellas. Los creyentes cristianos, ahora se mueven entre dicotomías. En el Perú, hay una historia llena de éxitos y fracasos.
La revolución que le costó el trono a Pahlevi iniciaba una etapa de nuevas y agitadas vicisitudes, pero, contra todos los pronósticos occidentales, Jomeini nunca perdió el control del poder e incluso se consolidó en él. Era un iluminado, aunque profundo teólogo musulmán, autor de más de una veintena de libros. Sus pensamientos le proporcionaban gran prestigio entre los estudiosos del islamismo e incluso entre los de otras confesiones. No tenía experiencia política, pero, aun así, supo tomar las riendas del país y encarrilarlo hacia el estado teocrático que había propugnado. Todo con rapidez, sin titubear. Tenía dos ideas claras. La primera era que la religión debía estar por encima de la política. La otra era que los cambios debían ser rápidos y sin interferencias extranjeras. Odiaba a Occidente, al que culpaba de los males que sufrían los musulmanes. Además, desconfiaba de los suníes –si es que no los odiaba–, la corriente mayoritaria del islam. El ayatolá se instaló en Qom, la ciudad de las mezquitas, centro tradicional de espiritualidad, oración y estudios coránicos. Desde allí impartía órdenes, unas veces precisas y otras enigmáticas, a sus ejecutores de confianza. Jomeini falleció el 3 de junio de 1989. Su muerte causó una intensa conmoción nacional. La sucesión vitalicia del líder supremo, objeto de máxima preocupación, resultó más fácil de lo que se esperaba. El designado fue el ayatolá Alí Jamenei, que acababa de concluir su segundo mandato como presidente de la República. El ayatolá Jomeini había sido el jefe supremo e indiscutible del Irán nacido de la revolución islámica.
Desde el gobierno iraní con nuevo presidente se proyectó con este imán buscar controlar América Latina, ante la vista de todos los sureños que, han demostrado debilidades en el perfil cristiano y político.
No hablare de Nicaragua, es capitalista y socialista por conveniencia, la gente come y se compra bien, mano férrea sí. De lo contrario todo es un bochinche, Daniel Ortega no quiere iranies y ni chinos, es una limitante. Hay progreso y salubridad pública, sale ya, del fondo.
El embajador de Colombia ya no lo queremos por ofender a un venezolano, sea cual fuere su condición humana y social. En Venezuela desde que se inició el proceso de cambio, la lucha es por la sobrevivencia, más no por la revolución, aunque nos activamos con el presidente Nicolás Maduro Moros. Rusell estaba planamente justificado al dedicar sus energías en los últimos años de su vida a, frenar la carrera armamentista y, a impedir que Occidente llevara hasta sus últimas consecuencias su lógica estratégica en el Sudeste asiático. Resistir la acción de los depredadores y depredaciones de las grandes potencias del Asia, Europa Oriental y en todas partes.
Hay contrainsurgencia a todos los niveles. Hoy, en la guerra hibrida de Ucrania y Rusia, los ataques terroristas de ambos lados, se desencadenan bajo un testimonio de los refugiados, sumados a cada ataque del enemigo interno. Entonces, las analogías son inciertas y, los moralistas se convierten en personas histéricas con pocas probabilidades de éxito.
Para los pueblos de Indochina e Indonesia, esto no es un juego. Las tropas rusas pueden ser retiradas, muy bien, pero, la comunidad internacional sabe que hay una competencia para imponer por la fuerza una nueva estructura social y política que pone al gobierno de Biden como juez y verdugo internacional.
Europa, mientras, conjura un nuevo demonio que asuste a la población y la retrotraiga a la deseable pasividad de los años cincuenta. Los objetivos de la guerra como tal, no ha cambiado. El espectro de comunismo se hace presente y viene movilizando al pueblo norteamericano hacia nuevos horizontes. Todo, por el mantenimiento de la salud económica.
Hay factores de peso, abrir las puertas de todos los países más débiles a una invasión de capitales y empresas norteamericanas, las minorías étnicas de Estados Unidos y del Tercer Mundo aplican cruzadas que caen en el terreno de mantener a una población encerrada entre fronteras. De modo que los extremismos existen. De modo, que existe un estatuto que nos explica, la hegemonía rusa en esos territorios, que le pertenecen.
Occidente y el Oriente están propensos que inicien la guerra a lo interno. Es una constante amenaza que, le dan una posición al Sudeste Asiático. Lo que sí es cierto que las chinas buscan apreciar un asunto válido que le exprese un silencio de la muerte. Todos los países por debajo de Rusia se encuentran dominados por la hegemonía. Los Estados Unidos han venido levantándose muy despacio, y nada se ha resuelto.
De modo que la realidad ha llegado. Se necesitan reformas en esos países para aplicarla a una revolución y apuntalar Donde el crecimiento del capitalismo es ya, una ideología política, donde los grupos que manejan grandes sumas de dinero tienen una directa influencia con ese poder económico.