Mi palabra

Donald Trump y el Conde del Guácharo parecidos en lo bellaco

"Apenas comprendemos las ruinas,

hasta el día en que nosotros

mismos llegamos a serlo"

Heinrich Heine

Hasta hace poco Donald Trump, tenía entre ceja y ceja acabar de raíz, con el proceso bolivariano a como diera lugar y para eso utilizó al desecho de Guaidó y a una oposición venezolana, con la mayoría de sus dirigentes tan pitiyanquis, que lo único utilizado, como venezolanos es la cédula de identidad, pero más escondida, que corrupto descubierto en los últimos días. Nadie se imaginaba a un Trump, dando declaraciones, como un arriesgado revolucionario de la época de la legendaria Angela Davis, cuando hablar de las atrocidades de los gobiernos de los Estados Unidos, era ir directo a la cárcel.

El último toque de sirena de Trump: ¡EE.UU. es un desastre, nuestra economía se está estrellando, la inflación está fuera de control! ¡Somos una nación en decadencia, somos una nación en declive! Esto debe hacerle puesto las orejas a los pilares de la economía imperialista, saqueadora y monopólica de los Estados Unidos, en máxima alerta y no es para menos, aún, cuando el que está acostumbrado al saqueo, sabe, que en cualquier momento tiene que apelar a la violencia y a la guerra, como los últimos recursos para defenderse, cuando se siente acorralado.

¿Cuál es la verdad, sobre las últimas declaraciones de Donald Trump? Este poderoso magnate, engreído no aceptó las reglas de juego, impuestas por el propio sistema a todos los que pisan suelo estadounidense y al salirse de ese carril muy bien marcado, sencillamente violó el espacio donde anidan los halcones, cuando incitó a sus partidarios al saqueo e invasión del Capitolio al conocer la victoria de Joe Biden, y ahora busca salir a la orilla y nada más propicio en este momento utilizando un discurso para confundir a los que todavía creen en él.

En ese marco de contradicciones se mueve actualmente el país del "sueño americano" y las filtraciones se van apareciendo, como en cualquier caserón abandonado. Nada de lo que dice Trump, es nuevo, ni ha hecho un descubrimiento, pero en boca de él, es, como si el diablo es el encargado de dar la misa. Las voces anunciando tempestades en los Estados Unidos, cada día son más, ya que, están viviendo el drama de una sociedad en descomposición, que ni siquiera el uso de multicolores luces en las grandes ciudades lo pueden ocultar.

Donald Trump, al tratar de regresar a la presidencia de los Estados Unidos, se asemeja al mayor difusor del vocabulario más bajo en boca de un ser humano a la hora de aspirar a un cargo de tan alta responsabilidad: el "ilustre" desconocido por su nombre de pila Benjamín Rausseo, pero a la hora de nombrar: Er Conde del Guácharo, hasta el perrito de la casa se ríe de tanto oír vulgaridades de este señor; pero ahora fastidia a su mismo entorno familiar, pero les sirve a los enemigos de la patria. Por eso, es tan peligroso el imperialismo, ya que, se vale de cualquier artimaña para mantener su hegemonía. Trump, Guaidó y ahora el conde, me recuerda, cuando al comerciante Germán Sánchez, lo quiso aprovechar una empresa licorera al lanzarlo, como candidato a una concejalía de Acarigua y pasada las elecciones, cuando le preguntaban ¿Germán de qué quedó? y este muerto de risas, respondía ¡Ni de policía!



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Narciso Torrealba


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