Un poder débil el cual nunca existió. En estas cortas palabras por no decir letras están los pocos días de un mandatario el cual nunca supo si quería el poder. Hablamos de Guillermo Lasso quien fuera presidente del sudamericano Ecuador.
El ex—presidente de profesión banquero arribó al Palacio de Carondelet en mayo del 2021. Su estilo no muy grato al hacer política desde su campaña electoral lo enredó en la inviabilidad e ingobernabilidad de su gestión.
Como la soberbia es mala consejera apenas en el poder rompió con su aliado natural el Partido Social Cristiano. Este fue el primer error. Lo malo de esto para Lasso fue que esta organización mantenía un gran frente en la provincia más poblada del país; Guayas.
El segundo error fue no contar con suficientes escaños parlamentarios en la Asamblea Nacional por tanto sus fuerzas conservadoras fueron escasas. Y su tercer error fue no desarrollar un plan de gobierno pasándose toda la gestión huyendo de aquí para allá, esto por haber desperdiciado un consenso en su gobierno el cual le habría evitado llegar al infatigable rechazó el cual originó su salida para nada decorosa.
Lasso se dio muy malos lujos como el nivel de rechazo el cual en apenas dos años superó el 85%. La CONAIE —Confederación de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Ecuador— desbordaron la ineficiencia de un gobierno marcado por la muerte. El mandatario quedó en ridículo y tras él su inútil equipo el cual entendió muy mal al hacer hincapié en los acuerdos de libre comercio, liberación de precios en los combustibles, eliminación de subsidios y la ineficaz reforma tributaria. Con esto el paro de junio del 2022 le resultó ineficaz para ordenar la coherencia de un gobierno más que desajustado.
Pero dos hechos finalizaron la configuración del desastre en el 2023. La venta de cargos en trece empresas del Estado y los escandalosos hechos de corrupción. Estas fueron estocadas directamente al corazón de un gobierno catalogado de muy malo. Con esto el presidente se ganó el remoquete de El Gran Padrino, sin dudas la mafia personifica la figura presidencial.
Pero las estocadas siguieron con la estruendosa derrota obtenida en un proceso electoral que buscaba modificar la hechura de los poderes del Estado y al cual Lasso asistió como un condenado que sube al cadalso sólo. Sin ningún apoyo de sus electores y esto causó un estruendoso desfiguramiento de un inexistente piso político, incluso desaprovechando momentos para reconstruirlo. Nunca hubo la imagen de un mandatario, mejor dicho, nunca existió.
Para marzo del 2023 la Asamblea Nacional inició los pasos para el protocolo de un juicio más que seguro en contra del presidente. Su interior estaba destruido. Las acusaciones se centraron en concusión y peculado. De por sí, éste hecho representaba el segundo en la historia política del país, siendo el primero a partir de 1979 cuando el regreso de la democracia.
Una vez aprobada por el Consejo de Administración Legislativa se elevó a la Corte Constitucional donde pasó el cincuenta por ciento de la acusación; peculado, sin embargo fue suficiente para convertirse en otro mandatario defenestrado del poder político ecuatoriano. De un momento a otro quedó en manos del odio político desatado por él mismo en una nación que no volvería a ser suya.
La ayuda no llegaría y los errores no irían en su ayuda. Aun cuando mantenía un alivio tras el retiro del cargo de concusión el cual fue separado por la influencia presidencial, ahora en paralelo un inútil y bueno para nada conocido como Henry Cucalón Ministro de Gobierno inició una operación lobbysta intentando comprar la decisión ya tomada por los asambleístas los cuales habían condenado al presidente.
De ciento treinta y siete asambleístas noventa y dos de ellos votaron se iba a juicio y Lasso concentró sus fuerzas en detener lo inevitable. El catorce de mayo del 2023 lo aseguraron con cuatro votos más de los requeridos. Tras esto se demostró la realidad en la destitución del sorprendido presidente.
El señalado mandatario debió comparecer ante la Asamblea Nacional el dieciséis de mayo del 2023 y para la próxima reunión pautada por los parlamentarios tres días posteriores el presidente irremediablemente sería destituido.
Tras el inminente escenario un día después de la cita —17/5/2023— a la cual nunca asistió, activó el peor mecanismo de su suerte política; muerte cruzada. Con el artículo ciento cuarenta y ocho de la constitución disolvió la Asamblea Nacional solicitando al Consejo Nacional Electoral la convocatoria a elecciones de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Dando a conocer su decreto setecientos cuarenta y uno con el cual aludió las mentiras de grave crisis política y conmoción interna, militariza la Asamblea Nacional prohibiendo el ingreso a los diputados elegidos en las más recientes elecciones las cuales no eran de su agrado. Con estos decretos quedaría gobernando de facto bajo la forma de decretos leyes.
Mostrando de una vez lo descosido sus anuncios tras las primeras horas de inconstitucionalidad han sido dirigidos en materia tributaria y reforma laboral los cuales irán a ser aprobados por la única instancia la Corte Constitucional. Bien lo decía Pepe Mújica; a quien le gusta el dinero hay que alejarlo de la política.
Pero el desastre prosiguió. Horas después en cadena nacional los militares y policías en armoniosa coordinación advirtieron que ante cualquier situación anormal hilvanan el deshilachado hilo de la inconstitucionalidad ecuatoriana.
Toda esta ilegalidad de un mensaje grabado la noche anterior donde les resultara difícil cuadras candidatos de un mínimo consenso en apenas tres meses dejando con esto la estela de conflictos permanentes incluso de golpes de Estado, hasta podrían llegar a un magnicidio pues para ninguna organización política la decisión tomada es símbolo de madurez para esta nación.
Mientras toda la comunidad internacional sabe que eso de la muerte cruzada es un desesperado fraude, la misma le abre paso a un outsider fuera de los partidos políticos y en un corto plazo abrirá conflictos con sus vecinos más importantes: Colombia y Perú.
Recordemos que este país forma parte de la OPEP y su impacto frente a lo que ha sucedido es de pausa. Su liderazgo en cuanto a obras, contratos, licitaciones y proyectos quedan paralizados. PetroEcuador está en peligro pues las apetencias de gobernar por decreto y con el apoyo de la Corte Constitucional su estatal petrolera pudiese estar en la lista de ser privatizada pues ahora no existe contendor político y pudiera ser que ahora Lasso se encapriche del poder.
Hasta más pronto…