Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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Las hostiles declaraciones de la OTAN hacia Rusia esta semana, demuestran más allá de toda duda, que la mentalidad de Guerra Fría entre los líderes occidentales está ahora más atrincherada que nunca.
Existe un extraño sentido de retroceso en el tiempo, hacia un mundo donde los norteamericanos son catalogados como los buenos con un sombrero blanco, cuyos nobles propósitos es salvar a todos de los tipos malos que usan un sombrero negro. Todo es muy trillado y lleno de lugares comunes. Sin embargo el mundo está siendo deslumbrado para que lo crea y vea como le pasan una vieja película: La Guerra Fría II.
La alianza militar encabezada por Estados Unidos se reunió en su cumbre anual en la ciudad de Vilnius, capital de Lituania, los días 11 y 12 de julio. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió con los líderes de otras treinta naciones miembros, incluyendo a la recientemente ingresada Finlandia. También estuvo presente Suecia cuya condición de miembro fue ratificada por lo tanto pronto será el miembro número 32.
El comunicado final….
https://www.nato.int/cps/in/natohq/official_texts_217329.htm>
de la reunión suena (con un toque demasiado dramático, pudo notarse) como un plan de guerra total.
Por supuesto que entre otras guionizadas diatribas; hubo una estridente denuncia contra Rusia acusándola de montar "una guerra no provocada de agresión contra Ucrania". La retórica estuvo saturada de militarismo y emergencia. Todo el continente europeo se encuentra en un estado de guerra que no se había visto desde la Segunda Guerra Mundial y toda la culpa por esta crisis fue depositada en la puerta de Rusia, según la OTAN.
No hay espacio para la diplomacia. El conflicto de Ucrania ha sido reducido y distorsionado a una simple parodia "el bueno contra el malo" en la cual Estados Unidos está –como de costumbre—galopando hacia el rescate de sus aliados europeos que están siendo amenazados por la supuesta maldad rusa y supuestos planes de invasión. Se trata de un repaso de la Unión Soviética como el gran hombre malo.
Por supuesto que los medios de prensa occidentales conveniente montaron el escenario necesario de aterradoras tensiones, describiendo cómo Biden y otros dirigentes de la OTAN se reunían en un espacio de alta seguridad ante un posible ataque militar ruso con "armamento químico y radiológico."
El presidente de Ucrania Vladimir Zelensky asistió a la conferencia vistiendo uniforme militar –su marca registrada—y repitiendo su tediosa letanía de solicitar más armamento de parte del bloque de la OTAN. Sus apelaciones fueron debidamente respondidas con más promesas de mantener el bazar armamentístico abierto para Ucrania a pesar de la horrenda masacre en ese país durante los últimos 17 meses. No obstante, la incesante queja de Zelensky por más armamento y acceso como miembro de la OTAN demostró divisiones y fragilidad detrás de la fachada de "unidad de la alianza" y la bravuconería.
El presidente Biden y otros y otros líderes de la OTAN descartaron definitivamente la membresía para Ucrania, solo repitieron vagas promesas. Ellos saben que admitir al
régimen de Kiev en la alianza en estos momentos podría detonar la Tercer Guerra Mundial con una Rusia con armamento nuclear. Las exageradas peticiones de Zelensky y engatusamientos fueron acalladas por los norteamericanos y los ingleses quienes se molestaron por los despliegues de maromas y alardes, del ex actor convertido en presidente.
A pesar de las maromas y la pantomima, resulta completamente claro que hasta cierto grado, Estados Unidos ha tenido éxito en implantar el abismo de la Guerra Fría en el cual Europa está más que nunca subordinada a las hegemónicas ambiciones geopolíticas de Washington. Los norteamericanos podrían querer alejarse de una conflagración total con Rusia, pero ellos si quieren desmarcarse de un enfrentamiento guerrerista, se trataría de un imprudente acto en la cuerda floja.
La declaración de la OTAN esta semana, también demostró que la Organización del Atlántico Norte se ha arrogado para sí misma el papel de encargado global de hacer cumplir. La cínica retórica acerca de defender la democracia y el orden basado en la ley fue más bien dirigida hacia China e Irán además de Rusia. Todos los rincones del planeta están ahora designados para misiones por parte de la "seguridad" de la OTAN lo cual significa seguridad para la hegemonía de Estados Unidos.
No se trata de una exageración que la OTAN se haya auto designado como encargado militar global para los intereses de Estados Unidos cuyas pretensiones de dominación están siendo resistidas bajo pena de muerte. El comunicado emitido esta semana en Vilnius suena como un obsesivo intento de guerra --no obstante repleto de una cínica retórica Orwelliana acerca de defender la democracia, la paz, la Carta de Naciones Unidas y el derecho internacional. Esto emana desde las potencias occidentales que han hecho una mofa de la democracia y el derecho internacional provocando con incontables subterfugios guerras ilegales en todo el mundo.
Ambas, Rusia y China, han deplorado el regreso de la mentalidad de Guerra Fría en Occidente encabezado por Estados Unidos. Moscú y Beiyín lamentan que esta división polarizada de las relaciones internacionales sea anacrónica y un anatema para el actual posible desarrollo histórico de un mundo multipolar, un mundo que no sea dominado por presuntas únicas potencias.
El fallecido diplomático y estratega norteamericano, George Kennan, advirtió el año 1997 que la expansión de la OTAN conduciría a un "regreso de la Guerra Fría". Kennan quien formuló las primeras políticas de Guerra Fría de Estados Unidos hacia la Unión Soviética y la República Popular China, tuvo en su vida posterior la suficiente integridad intelectual para darse cuenta que la expansión de la OTAN luego de la disolución de la Unión Soviética el año 1991 fue una torpe provocación. Si él viviera hoy en día, esencialmente corroboraría los argumentos de Rusia de porqué Ucrania ha sido trágicamente convertida en una sangrienta línea roja para Moscú.
Sin embargo, la verdad es que la Guerra Fría no solamente ha "regresado" a través de la torpe política de sucesivos gobiernos norteamericanos que impúdicamente han antagonizado a Rusia y a China. En realidad, la Guerra Fría no terminó el año 1991.
Admitamos, aunque solo sea por un momento, que la abierta hostilidad militar e ideológica pareciera haber amainado, lo que fue en parte debido a que durante los años 90 Rusia fue percibida como una débil, inútil y derrotada superpotencia bajo el gobierno del ex presidente Boris Yeltsin, sobre la cual el capital norteamericano pudo aprovecharse y saquear a voluntad.
Desde que Rusia recuperó su independencia y su poderío militar, notoriamente frustrando la guerra de agresión de Estados Unidos y la OTAN en Siria en el año 2015. Ese rudo desarrollo puso a Moscú en la mira de Washington como un obstáculo para sus ambiciones de dominio global. China, Irán y otros están también etiquetados por Estados Unidos como "enemigos" queriendo decir como obstáculos en su búsqueda de su soberanía hegemonía. La Soberanía y la subordinación son los dictados a suma cero del capitalismo occidental. No puede haber mutualismo, cooperación o paridad bajo semejante sistema monopólico.
Por lo tanto, la guerra en Ucrania es la culminación –no el retorno—de la hostilidad de la Guerra Fría, hostilidad que estuvo temporalmente latente, disfrazada con poco ingeniosas conversaciones acerca de "asociaciones".
Pero necesitamos ir un poco más a fondo dentro del problema sistémico para ver si alguna vez encontramos una solución.
Los orígenes de la Guerra Fría o lo que podríamos denominar la guerra híbrida del imperialismo, emanan principalmente desde algunos ocultos matices de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se formó la alianza de la OTAN el año 1949 se declaró abiertamente como una defensa de Europa liderada por Estados Unidos – contra la agresión soviética por supuesto. Se trataba que los norteamericanos entrometiéndose como un auto designado caballero "protector". Fue todo un acto teatral. La misma vanagloriosa e engreída pretensión del noble americanismo traficante hoy en día respecto de Ucrania y el resto de Europa. "Uds. están pegados con nosotros" bromeó Biden durante la cumbre de la OTAN en un falso intento de parecer magnánimo y desprendido.
Cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, no solamente significó la derrota de la Alemania nazi y del fascismo europeo –trascendental, esa histórica derrota se debió principalmente al valor y el sacrificio del pueblo soviético. El fin de esa guerra ya estaba sembrando las semillas de una nueva guerra por parte de intereses imperialistas occidentales contra la Unión Soviética. Esa subsecuente fase del conflicto fue denominada Guerra Fría e impuesta al público como una cuestión de principio en defensa de la democracia y del "mundo libre".
La realidad era que los norteamericanos y sus aliados ingleses reclutaron y redesplegaron a los remanentes de la Alemania nazi y del fascismo europeo para lanzar la siguiente fase de hostilidades contra la Unión Soviética bajo la hipócrita premisa acerca de una supuesta "agresión soviética". Aquellos remanentes fascistas a través de Europa fueron las bases de la actual OTAN. Precisamente, la cumbre de esta semana se realizó en Lituania uno de los peores campos de masacres ejercidos por la maquinaria de guerra nazi y sus colaboradores.
La verdad sea dicha, la Alemania Nazi y el fascismo europeo fueron financiados y armados por el capital norteamericano y británico como un bastión contra la Unión Soviética durante los años 30. Eso fue anterior a la Segunda Guerra Mundial que hubiera de empezar el año 1939. De tal modo que cuando la dictadura de Hitler fue derrotada en 1945 tal evento no sería el fin de la larga guerra no declarada para "asegurar" los intereses imperialistas occidentales. Eso explica por qué la denominada Guerra Fría o la Guerra Híbrida fue inmediatamente reiniciada el año 1945.
Esto no debería sorprender a nadie que tan pronto terminó el horror de la Segunda Guerra Mundial con alrededor de 70-90 millones de muertos, el mundo sucumbiría ante nuevas hostilidades y cuatro décadas de Destrucción Mutua Asegurada nuclear.
Desde entonces, cuando la Unión Soviética fue disuelta el año 1991 (imprudentemente por líderes como Mijail Gorbachov quienes fueron engatusados por las adulaciones norteamericanas acerca de la paz mundial) la larga guerra no se detuvo. Como lo demuestra la inexorable y engañosa expansión de la OTAN.
Tal cual hoy en día, el mundo está observando no el "regreso" de la Guerra Fría. Si no más bien su continuación intensificada por la potencias capitalistas occidentales lideradas por Estados Unidos para asegurar la total dominación del planeta.
Rusia, China, Irán y otros países no están dispuestos a inclinarse obedientemente y eso es porque las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos, se están situando de manera creciente en un ritmo guerrerista de locura.
La paz mundial nunca será posible mientras Estados Unidos y sus perritos falderos occidentales sean favorecidos por la impunidad al provocar sus criminales guerras y las masivas matanzas en múltiples lugares del planeta. La paz siempre será un producto ilusorio en tanto las criminales potencias occidentales nunca tengan que rendir cuentas y además se les permita continuar en sus depredaciones bajo sus grotescas máscaras de "defensoras de la democracia y la paz".
Las potencias occidentales y sus capitalistas e imperialistas maquinarias de guerra constituyen la fuente de todas las guerras en los siglos recientes. La Alemania nazi fue solo una patente de corso de una larga cadena de vehículos cuya moderna y mejorada reiteración es la OTAN.
La Guerra Fría es solo una reiteración de una larga guerra por el dominio mundial.
No se detiene ni se reinicia. Continuará en tanto el sistema belicista occidental continúe. Llegará a su fin y con optimismo, la paz mundial finalmente prevalecerá solo cuando el sistema guerrerista occidental sea finalmente aplastado.
Inevitablemente ese final encarnará una radical transformación del actual orden político y económico, particularmente entre aquellos estados occidentales que están quebrados desde hace tiempo.
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