Si alguien leyera con alguna esperanza la declaración final de la Cumbre CELAC-UE, podría dudar entre reír y llorar. Yo no, ya que no esperaba nada de esos líderes que andan más enredados que un kilo de estopa. Todos gobiernan en un mundo reventado de crisis multidimensional y enfrentan todo tipo de problemas a lo interno de sus países. La verdad es que es muy difícil que se pongan de acuerdo para afrontar soluciones que no encuentran por ninguna parte, en este callejón sin salida en el que se encuentra la Humanidad.
En dicha declaración se pasea uno por 41 puntos, a cual más repetitivo, convencional e inocuo. Un buen ejemplo es el punto que se refiere a Venezuela, el único, el penúltimo (número 40) y donde se lee: "Alentamos un diálogo constructivo entre las partes en las negociaciones dirigidas por Venezuela en Ciudad México" ¡Vuelta al torno! ¿Otra vez con ese cuento del gallo pelón?
Lo cierto es que de esa Cumbre no salió nada de nada, nada nuevo, nada esperanzador. La Declaración es una retahíla de intenciones, donde abundan términos como "reconocemos", "reafirmamos", ·esperamos", "nos comprometemos", "destacamos" y otros, y que nos recuerdan una de las inolvidables parodias políticas de Joselo, el Doctor Pensamos, un personaje que era entrevistado y cuando se le preguntaba sobre los planes del Gobierno, respondía cosas como "pensamos hacer un hospital en…", "pensamos reacondicionar la cancha de…", "pensamos sanear las playas de…", y ante la interrogante de para cuando se adelantarían esas obras, contestaba invariablemente que "pensamos, pero no lo vamos a hacer".
Recuerdo aquella frase de Chávez, mil veces repetida: "Los presidentes andamos de cumbre en cumbre y los pueblos de abismo en abismo". Sobre esto comentó alguna vez Roberto Hernández Montoya: "Las cumbres son parajes curiosos. Cuentan con una alta jerarquía política, simbólica, económica, pero en ellas se suele dilapidar el tiempo de un modo egregio. Se habla de temas trascendentes del modo más intrascendente. Casi nadie dice cosas eficaces, por lo que casi nadie se equivoca" (Cumbres y abismos, psuv.org.ve, 26/09/2016). Pensando en la Cumbre CELAC-UE, no puedo sino decir "tal cual".
En medio de todo, la Unión Europea metió en la Declaración un par de "cabras", para simular acuerdo o desdeñar reclamos, con el recurso de "tomar nota", referido a opiniones que le entran por un oído y le salen por el otro, cosa tan frecuente en los políticos de todas las raleas. Ejemplos:
En el punto 10: "Reconocemos y lamentamos profundamente el inimaginable sufrimiento infligido a millones de hombres, mujeres y niños como consecuencia del comercio transatlántico de esclavos. Subrayamos nuestro pleno apoyo a los principios y elementos conexos recogidos en la Declaración y el Programa de Acción de Durban, en particular el reconocimiento de que la esclavitud y la trata de esclavos, que incluye la trata transatlántica, fueron tragedias atroces en la historia de la humanidad, no solo por su aborrecible barbarie, sino también por su magnitud, su carácter organizado y, especialmente, su negación de la esencia de las víctimas, y que la esclavitud y la trata de esclavos constituyen un crimen de lesa humanidad. La CELAC hace referencia al plan de diez puntos de la Comunidad del Caribe para una justicia reparadora". Traduzcamos al criollo la última aseveración del punto: "La CELAC hace referencia y a nosotros nos importa un carajo".
En el punto 13: "En cuanto a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, la Unión Europea ha tomado nota de la posición histórica de la CELAC, basada en la importancia del diálogo y el respeto del Derecho internacional en la solución pacífica de controversias". Traducción: "tomamos nota, pero nos vale un comino"
En el punto 15: "Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que sigue causando un inmenso sufrimiento humano y está agravando debilidades ya existentes en la economía mundial". Aclaratoria: no es una "guerra en curso contra Ucrania", sino una guerra entre Estados Unidos y Rusia por el control de los recursos y los puntos estratégicos de Europa, que tiene como escenario Ucrania. Como siempre, las peleas entre capitalistas terminan pagándolas los pueblos.
En el punto 37: "Tomamos nota del Foro UE-ALC y de la mesa redonda de empresarios que se han organizado con antelación a la cumbre". Fue la reunión más eficiente de la Cumbre para los capitalistas que dominan el mundo, pues en realidad fue una ronda de negocios.
En cuanto a nuestro país, el presidente Maduro hizo una declaración que leí más por costumbre que por interés, en la cual asienta que "Ya hubo un consenso, en la Unión Europea y la CELAC de que se levanten todas las sanciones contra Venezuela. En el mundo hay un consenso" No sé cuál Cumbre vio el Presidente: eso del consenso no es verdad, aunque entiendo las necesidades de la propaganda, pero fui publicista profesional por muchos años, y cuesta que me metan gato por liebre. En realidad, sobre el tema Venezuela no hubo sino repeticiones y dobleces.
Un buen ejemplo de lo que digo es el "Comunicado conjunto sobre la situación en Venezuela", publicado el 18 de julio de 2023 por el Palacio del Eliseo, representativo del gobierno francés. Lo primero de lo que se habla es un tema que es secundario en la comunicación oficial de Venezuela: la situación de los migrantes venezolanos. El segundo párrafo del Comunicado reza: "Los presidentes de Francia, Argentina, Brasil y Colombia y el Alto Representante expresaron su solidaridad con los países de acogida de venezolanos que han abandonado el país", declaración que no aporta nada a la solución de la miseria, la discriminación, la explotación, la xenofobia y las otras penurias que vive la diáspora venezolana en algunos países. Es de notar que la solidaridad se refiere a los países de acogida y no a los migrantes.
El Comunicado anuncia más adelante una telenovela que ya hemos visto varias veces: "Los Jefes de Estado y la Alta Representante alentaron al gobierno venezolano y a la plataforma unitaria de oposición a retomar el diálogo y la negociación en el marco del proceso de México para acordar, entre otros puntos de la agenda, las condiciones de las próximas elecciones". Como se ve claramente, el punto que se destaca acá es el de las elecciones, mientras el tema de las sanciones es confinado a "otros puntos de la agenda".
Seguidamente, se destaca que los representantes de los gobiernos mencionados "Llamaron a una negociación política que conduzca a la organización de elecciones justas para todos, transparentes e incluyentes, que permitan la participación de todos aquellos que así lo deseen de conformidad con la ley y los tratados internacionales vigentes, con apoyo internacional. Este proceso debe ir acompañado del levantamiento de las sanciones de todo tipo, con miras a su levantamiento total". De nuevo, lo que se considera asunto principal es el de las elecciones, mientras que las sanciones son una especia de derivadas de lo electoral: si hay elecciones justas, entonces se irían aliviando las sanciones (hasta que se eliminen totalmente, no se sabe cuándo).
Finalmente, los representantes "Propusieron que los participantes en la reunión continúen dialogando en el marco de las iniciativas establecidas y puedan volver a hacer balance durante el Foro de Paz de París el 11 de noviembre de 2023". Es decir, no hay ninguna reposición oficial del diálogo, sino una propuesta que deja al arbitrio de las partes si se siguen reuniendo o no. Luego se verían en París el 11 de noviembre (¡Buen viaje!) para hacer un "balance", convenientemente después de las primarias de la oposición, factor cuyo resultado podría dar alguna tenue luz sobre la correlación de fuerzas en Venezuela, lo cual jugaría importante papel en el desarrollo futuro de los acontecimientos.
Lo lamento, señor Presidente, pero el único consenso que hubo en Bruselas fue la renovada aplicación del palabrerío inútil, del bla bla bla, de la paja loca. Aunque reconozco que usted es más optimista que yo, me acojo a una interesante aproximación al tema, del fallecido humorista catalán Jaume Perich: "Un optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo".