Cuba es una isla paradigmática que viene asistiendo por más de seis décadas los embates de dos imperios, el español y el norteamericano. Estoy hablando en un contexto geopolítico que, cuando miramos a nuestro lado, nos hacemos los sordos, aunque es referente a una dinámica muy determinante en Latinoamérica y, que abraza a Ecuador y Bolivia. Compartir historias no basta, Venezuela en los últimos años ha sido manejada por militares en su marco administrativo, lo que obliga a entrar en una serie de contradicciones geopolíticas en los asentamientos y asuntos fronterizos. De verdad, desconozco el perfil de un generalato que controla al Estado civil, más no el espectro representativo de nuestras fronteras con Brasil, Colombia y el Estado del Esequibo usurpado por Guyana, donde la mayoría de su población es venezolana por haber nacido en nuestro país y, no fueron cedulados a tiempo.
Estamos fuera de la dimensión política de la construcción de un país que exige una sinceración de su estrategia territorial. CARICOM, el gobierno de La Habana y Petrocaribe no se les escucha a pesar de estar insertados en la estructura económica de nuestro país y reciben grandes beneficios que nos corresponden y, lo peor, poco saldan esas deudas.
América Latina y el Caribe avanzan hacia una encrucijada histórica vital para el futuro de la región. Es una etapa crucial para el país, que ha sido despojada de islas al norte, como de áreas territoriales por parte de Brasil y Colombia, donde el presidente Ignacio Lula Da Silva tiene el coraje de exigirnos electricidad para esa despojada con todos sus recursos. Es un desafío, enfrentarnos a una recolonización de una parte territorial de la globalidad bolivariana.
Desde la segunda mitad del siglo XIX, frente al agotamiento de algunas fuerzas civiles y militares, como la influencia de nuevas concepciones filosóficas, el ideal bolivariano se desdobló en dos afluentes, dos corrientes que de forma permanente interactuaron y se enriquecieron entre sí: La revolución democrática y la socialista.
El Libertador Simón Bolívar gestó la salvación de nuestra América y compactó sus respectivas repúblicas, en cuanto a sus relaciones con el mundo y, al sentido conjunto de su porvenir. Siempre el poder hacia el capital quebrantó nuestras nacientes repúblicas y, las garras imperiales conformadas por el Reino Unido, ( ingleses), norteamericano y francés enarbolaron de manera impúdica sus banderas hacia territorios vírgenes del continente, aunque el imperio español dejo asentada muy bien sus cartografías en las llamadas capitanías generales adscritas a los Virreinatos.
Somos un racimo de pueblos, (Cono Sur), divididos y débiles. Los militares de cada país o región de América Latina se visualizaron en amasar fortunas, y no se integraron a resguardar territorios y, están sometidos a las transnacionales y cualquier maniquí en representación de las petroleras enarbolan una bandera en un territorio. En nuestro caso en El Esequibo. Las mineras canadienses y norteamericanas manejada por la familia Clinton a través de ONG se llevan todos los recursos físicos del Perú y Bolivia. Son correajes de corrupción que dañan el desarrollo de cada Estado y, responden a los intereses del Fondo Monetario Internacional junto al Banco Mundial, (BM), y el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID).