Que iluso es Petro que piensa que con esas posiciones planilleras y rastreras lo va a salvar de las amenazas del imperio; sabe muy bien que los gringos y la oligarquía santandereana lo tienen en salsa. Ahora expresa que esperará el 10 de enero, fecha que corresponde a la juramentación del presidente Maduro, para su reelección, y "decidir" sobre su posición con respecto a Venezuela. Vuelve a caer nuevamente sobre la publicación de las fulanas Actas. Y chocar otra vez contra la misma piedra, aquí nunca se han publicado Actas, se han publicado son resultados. Esto se ha repetido hasta la saciedad.
Tiene a sus enemigos hasta en la Casa de Nariño; dispone de un ejército contrainsurgente formado en los EEUU. Tiene nueve bases militares en su país, que actúan con toda la indiscreción, Han asesinado por bandas paramilitares varios cientos de luchadores sociales en todo el país. 355 excombatientes de la FARC, han sido ultimados, después del 2016, luego del acuerdo de pacificación. Usted mismo señor presidente, que ha gobernado al país con mucha cordura y con profundo apego a la legalidad y a la Constitución de ese país, ha sido blanco de los ataques por parte de la oligarquía; que no le perdonan sus andanzas por el M-19. Es pública la existencia de planes existentes en Colombia para asesinarlo. El mismo presidente Petro dio detalles de la existencia de un camión de dinamita para llevar a cabo esta acción criminal. En todo caso las amenazas se mueven en dos escenarios; para los próximos tres meses o lo tumban o lo asesinan; una de las dos. La oligarquía colombiana y sus pares del Departamento de Estado gringo no van a estar tranquilos hasta que no se den estos intentos de dar al traste con su gobierno. El presidente Petro, y esa es mi opinión muy particular, con estas posturas con el gobierno del presidente Maduro en no pronunciarse en forma veraz y no timorata lo que busca es un espacio para que los gringos lo dejen "tranquilo".
Estas posiciones blandengues del mandatario colombiano nos recuerdan a Pedro Castillo en el Perú que ganó en buena lid las elecciones en ese país. Desde un primer momento y desde la campaña electoral marco distancia con la revolución Bolivariana y su acercamiento y coqueteo con la oligarquía peruana, no le sirvió para nada, al contrario le dieron un golpe de Estado y lo metieron preso y le pusieron como presidenta a Dina Baluarte, que según las encuestas tiene un pírrico 5% de aceptación.
Luis Roa