Desnudez esencial

Un hombre desnudo causó destrozos el lunes pasado en varios comercios de Pensilvania. Por las cámaras de seguridad se ve al hombre enfurecido rompiendo diversos asuntos, un horno de pizzas, una empaquetadora de carne, tres balanzas. Como ni el mismo desabrigado ha dado explicaciones, arriesgaré una.

Luego de conocer las sinrazones de Charles Manson para ordenar el asesinato de Sharon Tate y de varias personas más en el verano de 1969, uno se pregunta por el sentido de la vida. Si alguien es capaz de argumentar que hay que masacrar blancos para excitar a los negros a una revuelta general para luego emerger como dueños del mundo, bueno, no sé qué mundo es este. O aquel. Porque si Manson está loco como parece, me pregunto por la salud mental de quienes invocan la presencia de armas de destrucción masiva, que más tarde confiesan nunca existieron, para justificar el millón de muertos de Iraq, bueno, no son mejores que el que argumentó el “problema judío” para justificar la Segunda Guerra Mundial.

Uno de los tantísimos problemas de la sociedad estadounidense es la escasez de razones para vivir y la abundancia de razones que encuentra para matar. ¿Será por eso que a cada rato sale un loquito armado que mata decenas de congéneres y termina suicidándose? Luego cuentan que era un tipo tranquilo, tímido y solitario, siempre de sexo masculino, casi siempre joven y WASP, es decir, blanco, anglosajón y protestante. Es monótono.

Uno ve el escenario gringo y halla, entre tantos horrores, toda clase de incitaciones doctrinarias, sectas para cada gusto, casi todas mercantiles. La más ortodoxa, la fundamentalista protestante hoy en el poder, ha hecho el contubernio más lucrativo con la mafia católica, por ejemplo. ¿En quién creer entonces?

En los años 70 hubo unos streakers que corrían desnudos con zapatos deportivos y un pasamontañas.

Vuelvo al destapado de Pensilvania. ¿No buscaba este hombre, en su despojo, un sentido a su vida, hurgando en lo esencial, en lo básico, en el punto de partida en que nacimos, apartando tanta basura doctrinaria, tanta mentira mediática? ¿No es una reacción primitiva, primordial, originaria, desesperada de dotar de un sentido a los gestos de la tribu, sincerando, como Manson, la barbarie que rige en el Imperio?

rhernand@reacciun.ve


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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