Un Ingrid fresca y verborreica que hace apología del crimen

Show del siglo con burundanga: la liberación se pactó hace un mes

El Presidente Chávez ya tenía conocimiento, hace meses, de que una operación de gran envergadura, estaba siendo comandada por norteamericanos. Pero no era una operación netamente militar, sino con mucho dinero de por medio. Es decir una operación Jaque Dólar. Luego del súbito silencio que sobrevino con la muerte de Reyes, en el que no se habló de más liberaciones, que se regó por el mundo que Ingrid se estaba muriendo, que tenía hepatitis, que no podía caminar, etc., la movilización del inmenso poder de inteligencia gringo armó un plan “que las FARC no podrían rechazar”, y que estratégicamente sirviera también como un golpe a los gobiernos de Chávez y Correa. Comenzó un juego peligroso de componendas, de infiltraciones, de emisarios, que lograron contactar comandantes guerrilleros que a la vez estaban en tratos con jefes del Ejército colombiano y con los dueños de la Casa de Nariño. El acuerdo de liberación tenía que incluir a los mercenarios norteamericanos retenidos y que son funcionarios de la CIA. No habría un solo herido, no habría un solo muerto. Con esta acción se le quitaba de un solo golpe toda posible acción futura de Chávez o de Correa en los acuerdos humanitarios, en la liberación de los retenidos, en el entendido de que las FARC tenían mejores relaciones con Venezuela y Ecuador que con cualquiera otro país (por lo que habían sufrido y venían padeciendo por trampas del macabro Álvaro Uribe). En medio de constantes desplazamientos, de situaciones tan adversas para mantener coordinada una organización asediada por mil poderosos enemigos, les resultaba sencillamente imposible seguir siendo el ojo del huracán de un conflicto que iba mucho más allá del compromiso de Colombia y del propio hemisferio. Las FARC, a través de unos de sus jefes se transaron por una negociación, recibirían una bola de billete y se quitarían de encima un trauma mortal. Lamentablemente, por otro lado, las FARC son, hoy, una organización profundamente corrompida por sus ligamentos con multitud de elementos que mueven mucho dinero.

Por eso, el mundo quedó estupefacto ayer: ¡QUÉ Fácil FUE EL RESCATE! ¡UN MILAGRO! “Una operación de película, con inteligencia y sin hacer un solo disparo, las Fuerzas Militares de Colombia rescataron a 15 rehenes de la guerrilla de las FARC: la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, 3 estadounidenses y 11 funcionarios del Ejército y de la Policía.” Algunos de ellos llevaban más de 10 años en poder de las FARC, y qué sencillo resultó que los recogieran en un helicóptero en una remota localidad entre los departamentos selváticos de Guaviare y Vaupés, sureste colombiano.

Todo precisamente en los días en que Álvaro Uribe se jugaba su destino político, y por arte de magia, tremendo golpe en medio de una visita de McCain, la bofetada de Correa a Uribe diciéndole que no tratará más con un gobierno indecente, cuando concluye la extraordinaria cumbre de MERCOSUR con resultados preocupantes para el Norte y en momentos en que chapotea por el Atlántico la IV flota.

Ante todo esto, se nos aparece una Ingrid que parece que hubiera tomado burundanga y comienza a poner a Uribe por la nubes, a decir que en Colombia todo está de maravillas, que la operación fue digna de las mejores acciones israelitas y que Venezuela y Ecuador deben respetar a Colombia. Se acuerdan cuando Martha Colomina dijo que la señora Yolanda Pulencio estaba loca, pues bien, ahora esta señora, en un todo de acuerdo con la fulana operación para nada se ha acordado de Chávez ni de la senadora Piedad Córdoba.

El sainete sólo se lo tragan los incautos. Veamos el cuento: La liberación ocurrió después de que miembros de inteligencia del Ejército se infiltraron en una cuadrilla de las FARC que custodiaba a los detenidos y convencieron al "comandante César", encargado de la custodia de los cautivos, de reunir en un solo sitio a los secuestrados, que estaban divididos en tres grupos, para llevarlos en un helicóptero perteneciente a una organización humanitaria ficticia a un lugar donde quedarían a órdenes de alias Alfonso Cano, máximo jefe del grupo guerrillero desde mayo, tras la muerte del fundador de esa guerrilla, Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o Tirofijo. La cosa es digna de un guión para el Chapulín Colorado: "Teníamos un infiltrado que le dijo al `comandante César’ que se subiera un poco al helicóptero para darle más confianza, para que sintieran que la operación era válida y genuina". El jefe guerrillero y uno de sus hombres aceptaron viajar y, una vez en el aire, la tripulación reveló que eran militares y arrestaron a los rebeldes. Todo ello ocurrió en 22 minutos. Coño, estos tipos no merecen en ninguna parte del mundo llamarse guerrilleros, entonces. Tremendo paquete chileno les metieron, en momentos en que los presos claves están en la boca de todo el mundo. A esta chapuza la llamaron operación Jaque, sin precedentes en la historia de la humanidad, “por su audacia y efectividad, que deja muy en alto la calidad y el profesionalismo de las Fuerzas Armadas colombianas", dijo el ministro Juan Manuel Santos.
No hubo combate, eso fue todo una estrategia militar impecable".
No podía faltar el pimentón del gran cocido universal: el Gobierno de Estados Unidos colaboró con la Operación Jaque, reconoció en Washington Gordon Johndroe, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional. Proporcionaron, dicen ellos, apoyo específico junto con William Brownfield, y el jefe del Comando Sur del Ejército, el almirante James Stavridis.

En fin, toda una historia sólo para que se la traguen imbéciles.

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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