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A principios del 2008 las economías de los llamados “países del primer mundo” enviaban señales oscuras del futuro global. Las bolsas asiáticas y europeas caían en los mercados bursátiles internacionales ante la recesión de la economía norteamericana que se vislumbraba, los especuladores de “Wall Street” festejaban con las ganancias petroleras producto del elevado precio que impactaba y elevaba al mismo tiempo los alimentos. En la especulación del huracán económico, Europa declaraba estar preparada para una crisis financiera mundial como señales del viejo mundo tratando de captar otra vez al “nuevo mundo” con capitales golondrinas anticuados.
En esta primera especulación surge también la fuente noticiosa de los medios de comunicación que alientan al consumismo feroz, magnificado la realidad de modo inverosímil para buscar la noticia fabricada y promovida con la especulación acaparadora del comercio y los industriales, silenciando además, la especulación económica de potencias creadoras de los papeles monedas sin sustento e inyectando una irrealidad capitalista del “Indice Dow Jones”, que alimenta la miseria presente en puertas en el estallido de la crisis económica norteamericana del “Tío Sam” y con una volatibilidad bursátil de tal magnitud, que hace estragos en las economías internacionales, toca en descenso el PIB de naciones como los propios EEUU y economías emergentes de países desarrollados que salpican como tsunamis a los más débiles.
Bajo el consenso de Washington invirtiendo en pobreza, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sus recetas y medidas económicas, han resultado un fiasco por más de 40 años frente a la política de globalización en la misma línea trazada por la hipócrita “Ronda de Doha” regida como el incumplido “Tratado del Protocolo de Kyoto” y el frustrado asesino “Alca”. Al revisar las políticas de EEUU y la Unión Europea, la indiscriminada inversión en guerras y el abusivo consumo de energías contaminantes; observamos que estos son factores del cambio climático, de la destrucción, miseria y lejanía de los alimentos y agua potable que viven muchos pueblos pobres del mundo, en especial, Africa, el Medio Oriente y la América Latina. Por ahora, se preocupan en inyectar dinero para el rescate de los bancos y capitales privados.
Para la Venezuela socialista-capitalista, la especulación se dispara de pueblo a pueblo, es decir, “el boomerang” del pueblo tragándose asimismo con al abuso y el exceso asaltante de una economía irreal, acaparadora y cómplice de la miseria. Quizás los medios de comunicación ávidos de noticias nefastas, jugarán a la desestabilización económica al promover la escasez artificiosa de alimentos, el desabastecimiento y la descomposición política con “lobby” internacional. Los grandes empresarios, medianos y hasta pequeños comerciantes también aportarán lo suyo en un desenfreno descarado e inmoral, para presionar en la distorsión exagerada en alza de los precios de alimentos y artículos de primera necesidad. La crisis y carencia mundial de alimentos comenzará a dar señales de aumento de desnutrición tocando principalmente al África y la América Latina (aún con la nueva orientación política social que nace).
En el diagnóstico del hambre, el impacto de los cambios climáticos reflejan que la temperatura no solo afectará la tierra, pues el mar también vivirá consecuencias negativas. En el caso de países que viven de la pesca, sufrirán una disminución cuando los peces bajen más al fondo del mar, en la búsqueda de menor temperatura, lo que aleja mayores posibilidades al pescador. De hecho, la pesca industrial capitalista en su acción depredadora con la utilización de peces pequeños, disminuye también la capacidad de acceso a una mayoría para que pueda alimentarse. Los subsidios a la agricultura en los EEUU y la Unión Europea encarecen los alimentos y afectan las producciones de países que ellos denominan “del tercer mundo”. El subsidio resulta para agentes económicos coloniales beneficiarios de tratados comerciales que invitan al desnudo de las producciones campesinas, dejando de ser atendidas para proteger las suyas, lo que trae como consecuencia, una ola de emigrantes que quedan en la miseria. En ese sentido capitalista, el sistema financiero invierte mas capital para el consumo que para la producción. Por ahora los países capitalistas junto al poder mediático manejarán el mensaje subliminal “de que hay que utilizar el petróleo, materias primas y energías provenientes de países pobres, para la paz y el desarrollo del mundo”, estimulando al mismo tiempo el hambre y la miseria en el juego de la guerra que humilla y extradita a esos humildes y explotados emigrantes que aportan trabajo..
Los próximos 10 años advertirán nuevas políticas mundiales frente a la economía. El agua, el clima y el efecto invernadero también tendrán peso importante en el futuro de la humanidad. Tal vez, Latinoamérica en el nuevo “Alba bursátil”, llegue a exportar agua por mundo y conforme al mismo tiempo; “La Comunidad del Amazonas”, exonerando a los débiles y cobrando un impuesto por el oxígeno del planeta a esos sistemas económicos capitalistas que precisamente lo contaminan con su “Wall Street”, “Dow Jones” y bolsas indicadoras del capital golondrina de maletín.