El desastre
de la formación española Izquierda Unida (IU) no tiene su origen en
su reciente IX Asamblea Federal. Ni siquiera en los resultados de las
pasadas elecciones generales, donde quedaron con sólo un diputado en
el grupo mixto. En realidad, como diría Mafalda, este acabose
no es más que el continuose
del empezose de la bancarrota del partido Comunista de España
(PCE) en los años 70 del siglo pasado.
Ese PCE que,
tras deslizarse hacia la socialdemocracia (“eurocomunismo”) pacta
con la monarquía fascista la continuidad de la corona y la intangibilidad
de las columnas centrales del poder franquista en España (banca, justicia,
ejército, policía), actuando de “moderador” de las luchas populares
(Pactos de La Moncloa) para ganarse la “respetabilidad” del sistema,
ve con desconcierto como en las elecciones de octubre de 1982 su presencia
política queda reducida a 4 diputados.
La conclusión
de la mayoría dirigente es que las siglas PCE ya no son útiles electoralmente.
Lo de “comunistas” no vende. Así, con la inspiración de los entonces
sorprendentes resultados de los Verdes alemanes, y al calor de la batalla
por el No en el referéndum sobre la OTAN, se saca al mercado la oferta
electoral de IU, que llegó a contar en sus orígenes al Partido Carlista
y al Partido Humanista. Con un discurso democrático radical, los relativamente
buenos resultados electorales consolidaron una maquinaria “rojiverde”
que se puso a la cabeza de las reivindicaciones ecologistas, antimilitaristas,
de los derechos de los homosexuales, aborto, etc.
En expresión
de los teóricos de la cosa, la organización debía ser “laica”
ideológicamente (esto es, sin ideología) y cohesionarse únicamente
por el “programa, programa, programa”. Pero lo que ocurre es que
ese programa de reformas democráticas lo lleva a la práctica el PSOE
de Rodríguez Zapatero sin ningún tipo de problemas: ni el matrimonio
gay, ni la ley de paridad, ni otras medidas ponen en cuestión el sistema
(aunque exasperen al búnker integrista ultracatólico de la derecha
española).
La paradoja
va más allá. Así, fue el PP el que realizó otra de esas reformas,
acabando con el servicio militar obligatorio. Por no hablar del gran
tanto que se apuntó el propio Zapatero con la retirada inmediata de
las tropas españolas en Irak. Lo cierto es que cada vez es más difícil
distinguir a IU como un proyecto propio diferenciado del PSOE, que aparece
como más eficaz para cortar el paso a una derecha echada al monte de
las posiciones más reaccionarias.
A la vez, el
discurso de IU se vuelve más contradictorio. Si por un lado enarbolan
de vez en cuando la bandera republicana, por otra acuden prestos a respaldar
a la monarquía borbónica con la justificación de que defienden las
instituciones. Hasta el extremo de que Rosa Aguilar ha llegado a exaltar
el “papel esencial” de la monarquía. Por no hablar del españolismo
de IU, disfrazado de “federalismo”, de su “respeto” a las decisiones
judiciales, etc.
El resultado
es que todo el esfuerzo de IU por aparecer como un “partido de orden”
y diversificar y moderar el mensaje para atraer un sector más amplio
de votantes, ha sido la justamente la contraria: la reducción de su
número de votos y de su presencia parlamentaria. En definitiva, tiene
más sentido votar al “PSOE grande” que al “PSOE chico”.
Sin ideología,
reducida a la actuar en los términos del sistema, cada vez más débil
y fraccionada, IU se enfrenta a su propia desaparición, dada su inutilidad
como maquinaria electoral.
Sinceramente,
uno lamenta el sufrimiento con que bienintencionadas compañeras y compañeros,
que tanto se han esforzado, viven esta situación. Pero tenemos que
preguntarles, especialmente a los canarios y las canarias de IU que
aún se consideran comunistas, si de verdad esperan que por ese camino
agotado se puede poner en pie la organización que necesitamos. Y si
es creíble que se deban derrochar los esfuerzos dándose cabezazos
en el muro de una Europa cada vez más imperialista y políticamente
bloqueada.
(*) Teodoro Santana es militante del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
independenciaysocialismo@hotmail.com