Cincuenta años después del triunfo de la Revolución se ha hecho realidad la idea de convertir a Cuba en una potencia médica
Fidel Castro en su alegato de defensa titulado La historia me absolverá, pronunciado el 16 de octubre de 1953, en el juicio por el ataque al Cuartel Moncada ocurrido el 26 de julio de ese mismo año, hubo de referirse a la salud pública y a otros males de Cuba en el período previo al triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 Son estos los antecedentes que explican que una vez que triunfó la Revolución empezaron en forma acelerada los cambios que al cabo de unas decenas de años permitieron que Fidel proclamara la voluntad de la Revolución Cubana de convertir a Cuba en una potencia médica mundial tal como ha ocurrido realmente.
“El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política.”
“(…) De tanta miseria sólo es posible liberarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir. El noventa por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las uñas de los pies descalzos. La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor, y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón para el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios. Y cuando un padre de familia trabaja cuatro meses la año, ¿con qué puede comprar ropas y medicinas a sus hijos? Crecerán raquíticos, a los treinta años no tendrán una pieza sana en la boca, habrán oído diez millones de discursos, y morirán al fin de miseria y decepción. El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siempre igual o peor.”
“(…) Finalmente, un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza, poniéndola a tono con las iniciativas anteriores, para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz.” “No se olviden las palabras del Apóstol: "(…) El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos." "Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre."
“(…) A los que me llaman por esto soñador, les digo como Martí: "El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ése es [...] el único hombre práctico cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber."
Teniendo presente este pensamiento estratégico de Fidel y de la Revolución Cubana, una vez producido el triunfo del primero de Enero de 1959, se promulgaron las leyes y se iniciaron programas para resolver los graves problemas que se presentaban en los campos de la educación y la salud pública, como parte de procesos transformadores que debían transcurrir y potenciarse paralelamente.
En 1961 se inició la compaña para la alfabetización de 1 032 849 personas que no sabían leer ni escribir y culminó exitosamente el 22 de diciembre de ese mismo año con la Declaración de Cuba como Primer Territorio Libre de Analfabetismo de América.
En igual sentido transformador se actuó en todo el sistema educacional y, en especial, se proyectó la transformación de la enseñanza universitaria mediante la Ley de la Reforma de la Enseñanza Superior promulgada el 10 de Enero de 1962, cuyos principios y aspectos esenciales han mantenido su vigencia hasta el día de hoy.
Dicha ley estableció la creación de la Escuela de Medicina de Santiago en febrero de 1962 y de la Escuela de Estomatología en agosto de 1963, constituyéndose así la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Oriente integrada por esas dos escuelas. En 1967se produjo la primera graduación de Ciencias Médicas en Santiago de Cuba, con 51 egresados, 32 de Medicina y 19 de Estomatología.
En 1976 se creó el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba (Universidad Médica) como institución docente independiente de la Universidad de Oriente, adscripta al Ministerio de Salud Pública, como parte de una nueva política estratégica con la organización y la creación del Ministerio de Educación Superior en el país.
Las instituciones médicas en la actualidad, integradas por cuatro Institutos de Ciencias Médicas (Ciudad de La Habana, Las Villas, Camagüey y Santiago de Cuba), que junto a las otras facultades de Ciencias Médicas en las restantes provincias suman 22 facultades han formados más de 78 000 médicos y han brindado su colaboración a 100 países del mundo durante los años de Revolución. Hoy en día esa cooperación abarca a 78 naciones.
Debe destacarse en ese papel fundador de la Revolución Cubana, la creación de la Escuela Latinoamericana que ya ha graduado miles de médicos procedentes de los países subdesarrollados.
El Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba ha contribuido en la región oriental a materializar los objetivos propuestos de formación de recursos humanos de salud para Cuba y el mundo.
Hasta la fecha el Instituto ha graduado a 45 089 profesionales de la salud, que comprenden 19 778 médicos, 3 455 estomatólogos, 7 825 licenciados en enfermería y 1 317 técnicos.
La formación de profesionales y técnicos procedentes de unos 80 países de varios continentes, asciende a 2 049 profesionales y técnicos.
Hoy la matrícula de la Universidad Médica de Santiago de Cuba es de 25 560 estudiantes, de los cuales 1 250 proceden de 49 países.
La institución cuenta con 5 Facultades, 2 Facultades de Medicina, 1 en Estomatología, 1 de Licenciatura de Enfermería y 1 de Tecnología de la Salud. Formando parte de la Facultad de Medicina No. 2 se encuentra la Facultad Caribeña, que forma a estudiantes del Caribe y de otros países de África.
Además, actualmente este Instituto desarrolla el nuevo modelo pedagógico implantado en el país para la formación del personal médico, proceso conocido como universalización de la enseñanza universitaria, y en el cual prácticamente todo el país se ha convertido en una universidad de nuevo tipo. La docencia ha sido descentralizada a todos los municipios del país y los policlínicos docentes integrales han asumido la formación completa de los futuros profesionales, mediante una integración armónica de la atención primaria y secundaria de salud.
La formación de los estudiantes actuales está a cargo de 4 675 profesores, para una relación de 1 por cada 6 estudiantes.
Al cabo de cincuenta años del triunfo de la Revolución, el espíritu fundador de la Revolución Cubana en el campo de la salud pública, muestra resultados que ni los más imaginativos soñadores de sus iniciadores pudieron concebir. Sin embargo, ahí está la obra fecunda al servicio no sólo de Cuba sino también al servicio de la humanidad necesitada.
Esta fue la respuesta de Cuba ante el reto que representó el hecho de que de 6 286 médicos que existían el país en 1958, sólo quedaban 3960 en 1962. El éxodo hasta esa fecha de 2 326, continuó elevándose, como parte de la política de los Estados Unidos para privar a Cuba del personal técnico calificado para atender a los enfermos. Y, efectivamente, logró llevarse a prácticamente la mitad de los profesionales de la salud.
Pero como dijo Fidel en 1962, en el acto de la fundación del Instituto de Ciencias Básicas y PreClínicas Victoria de Girón en Ciudad de La Habana,
“¿Con quienes debemos resolver los problemas? En primer lugar, debemos resolver los problemas con los médicos buenos. Porque es justo señalar que si ha habido médicos corrompidos, envilecidos y mercantilizados, ha habido también muchos, realmente muchos, médicos buenos, de conciencia, humanos, que entienden su profesión como deben entenderla.”
“Unos hicieron el juramento de Hipócrates y otros hicieron el juramento de hipócritas. Los que hicieron el juramento verdadero y entendieron su misión como una misión sagrada, esos ni se marcharon ni se marcharán nunca. Con esos tenemos que resolver el problema,”
“Los hombres que en medio de una sociedad de corrupción y de egoísmo permanecieron puros, pueden servir de semilla y de maestros.”
“Porque cada año que pase tendremos más médicos, y cada año que pase más estudiantes ingresarán en la Escuela de Medicina; porque la Revolución tiene derecho a recoger lo que siembra, y tiene derecho a recoger los frutos que ha sembrado.”
”Y nuestro país muy pronto –podemos proclamarlo con orgullo- tendrá mayor número de médicos por habitantes que ningún país de América Latina; y nuestras universidades irán creciendo, y los estudiantes en nuestras universidades se contarán por decenas y decenas de miles, y nuestros cuerpos de profesores serán cada vez más experimentados. Los años pasan, y pasan rápido, y el esfuerzo de la Revolución se ve.”
“Hoy es un día de íntimo regocijo, porque la Revolución no se concreta a exponer ideas, sino a realizar ideas; la Revolución no es teoría, es sobre todo hechos. Y cuanto la Revolución se ha propuesto, lo ha logrado; cuanto la Revolución ha iniciado, lo ha llevado adelante.”
Cincuenta años después del triunfo de la Revolución se ha hecho realidad la idea de convertir a Cuba en una potencia médica, y aquella primera facultad de ciencias médicas creada por la Revolución en Santiago de Cuba hoy forma parte, como las del resto del país, de esas instituciones insignes que forman profesionales de la salud para Cuba y el mundo. La palabra empeñada fue cumplida y los sueños proclamados un día se han convertido en realidades tangibles. Entonces hay motivos suficientes para exclamar que la Revolución hizo posible lo que parecía imposible.
(*) Doctor en Ciencias Médicas. Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
wilkie@sierra.scu.sld.cu