El virus sionista

Matrix IV

Cuando Morfeo fue torturado por el Sr. Smith, en algún momento, fastidiado por la resistencia de aquel a las drogas durante el interrogatorio, le dijo al oído: Ustedes son lo más parecido a los virus, llegan, se reproducen, destruyen todo y luego se van a otro sitio a seguir aniquilando cualquier forma de vida que consigan.

Según las últimas teorías sobre nuestros orígenes como especie, se dice que si bien es cierto que provenimos de África, no sucedió de la migración de una sola, sino de varias especies que en tiempos más o menos iguales se fueron hacia Asia, Europa y Oceanía. Aunque no lo dicen claramente, parece que la capacidad para hacer y utilizar armas fue lo que hizo que nuestros ancestros exterminaran a los hombres de Neardenthal cuando deambulaban por Europa. Tal vez estos, siendo menos agresivos y lerdos, fueron los primeros conejillos de indias para probar los artilugios bélicos del debutante homo sapiens.

Así, camaradas, desde que el mundo es mundo, antes de la aparición de la escritura, ya había más Caines que Abeles. El pensamiento, prodigio nuestro, estimulado por la inclinación del esfenoides o por los dioses, impulsó el deseo de dominación de unos pocos contra muchos y he allí el numen de las guerras que eufemísticamente llamamos Historia de la Humanidad.

Durante los procesos históricos, siempre aparecen grupos que se hacen del poder, lo detentan y en nombre de sus pensamientos, que a la sazón han evolucionado en ideologías, matan a sus congéneres para mantenerlo o expandirlo.

Reunidos en selectos grupos, refinaron sus procedimientos y diversificaron sus acciones por y para el poder. Los que sucumbieron en el tiempo han sido reemplazados por otros más fuertes, más perversos. Las infames cifras de la muerte les delatan sin equívoco, pues son el resultado de la tecnología de punta de su época, que desarrollan para barrer al “enemigo”, al viejo para que no haya memoria, al joven que se enfrenta a otro y mata y muere a nombre de los poderosos, a las mujeres para que no los engendren, a los niños que no son tal sino “enemigos”. También destruyen su tierra, su agua, su aire e incluso, los desaparece del mapamundi antes de comenzar a exterminarlos.

Pero además, el poderoso ahoga el derecho que tienen de expresarse porque controla los organismos que deberían defender a los débiles, controla los mercados, los bancos, las industrias, las instituciones y los gobiernos.

Hoy, los gobiernos que guardan silencio ante la barbarie en Gaza, ya están contaminados con el virus sionista. No pueden abrir la boca sin que de ella salga una nube viral que les señale. Los que defienden a los sionistas, simplemente es que son el virus en si mismo.

Estados Unidos e Israel ya no son dos monstruos diferentes; son siameses con anastomosis de imposible solución de continuidad. Comparten un mismo objetivo; dominar al mundo. La onu (ya no se merece las mayúsculas) es un simple escenario para sus actos circenses de prestidigitación y malabarismo, donde el derecho a veto es la torta en la cara de estos payasos a las naciones.

Pero volviendo a The Matrix, veamos el mensaje: solo ha sobrevivido Sion, el único enemigo es una supercomputadora que recrea una realidad artificial de códigos binarios y que representa un capitalismo tan salvaje como el actual pues se sirve de la energía de los idiotizados. Todo un cliché sobre un destino prefigurado como un somnífero para llevar al mundo a nuevas fronteras de terror sin que se inmute.

El verdadero Matrix es Hollywood, dominio sionista que nos inocula con los virus de sus realidades virtuales, que predispone la opinión creando matrices a su conveniencia, que trastoca en mandatarios a actores y drogadictos. Así también reconocen a través de la ficción su naturaleza real: un virus que quiere prevalecer exterminando a Pueblos milenarios, verdaderas raíces de nuestro legado como especie.

pladel@cantv.net


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Plácido R. Delgado


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