El triunfo popular de
Barack Obama marca cambios muy profundos en el Poder (Mûller dixit),
en el Gobierno, en la sociedad y cultura e inclusive en la confrontación
de las ideologías: socialdemócrata versus fundamentalismo seudo-religioso
norteamericanos. Es evidente la influencia de los Clinton y del lobby
judío en el Gobierno de Obama. En ese marco, Kissinger ha venido proponiendo
en sus diferentes conferencias y escritos, sobre la base de la “Crisis
global económica”, un “Nuevo Orden Internacional”. La pregunta
que nos haríamos es si Zbigniew Brzezinski comulga con las propuestas
de fondo de Kissinger? Si nos acercamos a la página web http://avideditor.wordpress.
Pero ¿Qué propone Kissinger para reactivar, revivir, renacer al Imperio y su política imperialista? En un texto publicado por el International Herald Tribune, el 12 de enero del presente año, bajo el título: “La oportunidad para un nuevo orden mundial” expone un análisis y hace unas propuestas realistas que son de obligado análisis. La primera perla que le da al lector(a) es “…la alternativa a un nuevo orden internacional es el caos…”; pareciera que Kissinger no se anda por las ramas. Es decir, que el nuevo orden internacional “…no aparecerá ni en el sector político ni en el económico sino cuando se establezcan unas reglas generales con las cuales los países puedan regir sus propias políticas…” y “…esas reglas se sustentarán en un sistema político internacional regulado que se mantenga en equilibrio con el [sistema] económico mundial…”, en caso contrario, es decir, si no se alcanzan los acuerdos necesarios entre los actores fundamentales del sistema capitalista que actualmente rige la economía global, entonces, escribe Kissinger, “…si se mantienen las estructuras económicas actuales en sintonía con las estructuras políticas [actuales] se regresaría a políticas mercantilistas sustentadas en unidades regionales…” ¿Kissinger estaría alertando sobre lo perjudicial del llamado a políticas proteccionistas por parte de algunos importantes gobiernos capitalistas y consumistas?
Kissinger no nos sorprende con sus tesis sobre China y las relaciones que los diferentes gobiernos norteamericanos han impulsado y que se deben mantener en el tiempo cuando las propuso cuando ejercía como Secretario de Estado. En el texto en referencia, nos comunica que el “…papel [fundamental] de China en un nuevo orden mundial es crucial…[ya que]…una relación que ha tenido un diseño esencialmente estratégico buscando un equilibrio entre ambas partes [Estados Unidos de América y la República Popular China] se ha transformado y [al mismo tiempo] ha transformado las bases fundamentales del sistema [político y económico] internacional…” En ese orden, considera que “…el sistema económico que se acuerde, internacionalmente, dependerá fundamentalmente en los acuerdos que alcancen [los gobiernos] de China y América…” Es tan importante que se alcance un acuerdo entre China y los Estados Unidos de América que propone que las relaciones entre ambos países se eleven a un “nuevo nivel” sustentado en los siguientes temas: proliferación de armas de destrucción masiva; energía; soluciones al medio ambiente. Kissinger además de no andarse por las ramas, apunta, certeramente, a una solución global para un nuevo orden mundial sobre la base de las relaciones equilibradas entre las potencias: República Popular China y los Estados Unidos de América.
Hemos pensado que al exponer, parcialmente, las ideas de Henry Kissinger sobre las objetivas realidades de los Estados Unidos de América en las nuevas realidades mundiales, particularmente, ante la profunda crisis del sistema capitalista post-neoliberalismo, estamos tratando de acercar al lector(a) a las políticas internacionales que sustentan la Revolución Bolivariana. La letanía de críticas de las derechas nacionales y continentales americanas sobre los acercamientos que se han propuesto y ejecutado desde el Gobierno revolucionario con la Política Exterior de la Revolución Bolivariana e impulsada, con tozuda testarudez, por Hugo Rafael Chávez Frías, a pesar de la oposición, incomprensión y desconocimiento de “tirios y troyanos”, sin excepción, ha quedado en eso: “letanía de críticas” sin fundamento nacionalista, apegadas a políticas neoliberales, apoyando actitudes reaccionarias y faltas de contenido digno y patriota.
Hugo Rafael Chávez Frías
se propuso alcanzar acuerdos estratégicos con la República Popular
China que, después de 10 años, es que se comienza a comprender la
profundidad de las tesis que se implementaron. Las relaciones entre
Venezuela y China en el sector energético son de largo aliento. Las
relaciones en el campo de la Ciencia y la Tecnología, aunque no desarrolladas
en su máxima capacidad, están alcanzando logros fundamentales para
la importancia de la Política de Estado cívico-militar de la Revolución
Bolivariana. En el campo de la genética alimentaria se han logrado
importantes avances que comienzan a dar fruto a aquella idea de las
mezclas de harina de arroz con otras harinas: trigo, casabe, etc. Entonces
podríamos sustentar la tesis que las relaciones que se han venido desarrollando
entre Venezuela y China están en concordancia con el futuro orden mundial.
¿Misterios de la Ciencia!