“Hay pueblos que no entienden la historia, porque nadie se las ha contado”
En las elecciones de hace una semana en Panamá resultó vencedor un comerciante millonario, quien por el rimbombante apellido que lleva no debe ser nativo de esas tierras asaltadas a Colombia por los gringos estadounidenses con la intensión de construir el famoso Canal. Seis decenas de seres humanos que se conocen como emberá katío, oriundos de Colombia y el oriente de Panamá no se apellidan ni Martinelli ni menos Cozarelli.
En Panamá se les acostumbra llamar emberá (con tilde), siguiendo la tendencia del español panameño de convertir las palabras en agudas. Emberá significa literalmente: "La gente del maíz".
Yon Goicoechea, ¡qué nombre y apellido tan ridículos por Deus!, deforme personero de loa oposición venezolana anda alegre porque en esa tierra y que “ganó uno de los suyos”, el italiano Martinelli dueño de centenares de supermercados y otras cosas en el país del inolvidable Mano ´e Piedra Durán. Hijo de Europeo al fin, Martinelli dice que “seré un buen representante del neoliberalismo salvaje” Y Yon Goicoechea (qué nombre y apellidos tan ridículos) se pasea por el prado, hay que macho tan salado tolón, tolón. Pero el “manos blancas” Yongo al parecer es más pavoso que saludar a un viejo verde con zarcillos y pincho y de pronto…tarará, tararí, tapum! Una hijita de italianos, va y pone lo que pone la gallina sobre las ramas.
Dijo la Cozzarelli que “Confusio inventó la confusión” y el país panameño que acaba de estrenar presidente pitiyanqui, va y da el ridículo en el mundo y parte de Venus. Eso parece ser algo natural en estas chicas que sueñan con la gloria, el dinero y los príncipes, mostrando la parte de sentarse y las partes de amamantar a los bebés en revistas para gozones y aberrados sexuales. ¿Por qué sucede esto? La respuesta salta a la vista: a estos pueblos de América los sujetos tipos Yon Goicoechea, no les dan educación, porque según Yongo “con mostrar el que te conté basta”.
El humanismo es la manifestación intelectual y literaria del Renacimiento, leímos en los años infante. Estas muchachas que concursan en esa “venta de carne” son todas igualitas. Una de ellas, de acá un día cuando le preguntaron que cual era su comida preferida, contestó:”!ropa vieja!” y uno que nació en esta tierra del Arauca Vibrador y del sol y del sol, quedó más loco que el que se atrevió a comerse la primera piña. Esa palabra no es parte de la “dicción criolla, lo que sucedió es que la chica era hija directa de españoles. Otro día viendo un programa matutino por Ratactv una también miss de ojos verdes expresó: “le enviamos un saludo desde aquí a la gente del estado Coro”, otra se la daba que hablaba japonés y decía entre sus amigos que moto en ese idioma se pronuncia “yamaja” (no era broma, porsia).
Siente uno pena por el pueblo panameño. Y no nos sorprende que haya triunfando un pequeño burgués en las elecciones. La influencia de Estados Unidos en esa nación es difícil de borrar. El general Torrijos no le dejó a su hijo, el antiguo presidente, las herramientas propias para safarse del colonialismo salvaje que les enseñó que “dinero mata patriotismo e identidad”, mas, nunca vimos a los desestabilizadores del mantuanismo medieval criollo apostando con algarabía a la victoria de Martinelli, porque quizás saben que esa nación “no da peras al horno”.
Dante Alighieri, Erasmo de Rótterdam, Ludovico Ariosto, Nicolás Maquiavelo, Torcuato Tasso y otros genios de la cultura italiana, son sin duda, desconocidos por la muchacha panameña que va al concursos de Miss Panamá y quien para cerrar con broche de oro sus burradas expresó: "Confucio fue quien inventó la confusión y que “fue uno de los chinos japoneses más antiguos” . Esa es la gente por la cual Yongo se alegra. Porque él y sus combo de “manos blancas” son iigguuaalliittooss…
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