Si analizamos a la Organización de Estados Americanos –OEA- con cierto grado de honestidad, objetividad, academicismo y pensamiento político, inmediatamente, percibimos una real asimetría en la composición de su Cuerpo; por ejemplo, la Comunidad Europea la conforman un numero de países que, podríamos aceptar, alcanzan, entre si, un equilibrio en sus realidades histórico-sociales, desarrollos en sus sistemas económicos imperantes y, actualmente, ideologías que podrían ir de centro-derecha a centro-izquierda; en ese marco, Rusia no será nunca parte de la Comunidad Europea por dos razones: la histórica y el carácter de potencia global de Rusia. En su membrecía no hay un Estado que podamos considerarlo, en estos tiempos históricos, como una “potencia”, independientemente que, por fortunas de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, se consideren como “patrones y conductores” de las realidades internacionales en el Consejo de Seguridad de la NNUU.
La OEA es un cuerpo internacional/regional que desde su propia existencia está en permanente contradicción como lo manifiesta Consalvi: “…sus miembros nunca han estado satisfechos entre sí, ni con la potencia dominante en el hemisferio…” (Consalvi, Simón Alberto. “La OEA y las banalidades heroicas”, El Nacional, CCS, 31 de mayo, 2009, pág. Sietedias.7). Pero esa insatisfacción no es porque los países-miembros vean a la OEA como una “abstracción” sino porque han tenido que practicar, desde sus inicios, el “kowtow”, independientemente de cuáles hayan sido los gobiernos: gobiernos “dictatoriales” y/o gobiernos “democráticos” de “democracias representativas”.
En ese mismo orden, continuando con el discurso de Consalvi, la Historia nos demuestra que la “Guerra Fría” comienza, intelectualmente, con el famoso escrito de “Mister X” (Foreign Affairs) y en “hechos históricos” en el llamado Lejano Oriente, con el fracaso del General George Marshall, enviado especial del Presidente norteamericano, Harry Truman, en su misión especial para controlar el avance de los ejércitos del partido comunista chino y el fracaso de esa importante misión; con la consolidación de un gobierno de derechas en Japón cuando es sustituido el gobierno socialista impuesto por el propio Gobierno norteamericano y sus tropas de ocupación justo inmediatamente después de la firma del Armisticio; y con la elección del derechista Presidente Syngman Rhee, en Corea del Sur, con los avales de las NNUU, como “pasos históricos” hacia la conclusión de ese primer escenario de Guerra Fría con el estallido de la Guerra de Corea (1950) donde participaron tropas colombianas y agentes taiwaneses. Los documentos depositados en el Archivo de la Cancillería venezolana, nos documentan, con lujo de detalles, sobre el desarrollo de esos procesos políticos y, en los informes, se muestran las advertencias de nuestros diplomáticos sobre el desarrollo de las realidades de la Guerra Fría en aquellas regiones asiáticas como pasos previos a su desarrollo no solo en Europa sino con la imposición de líneas político-ideológicas y económicas a los gobiernos del “patio trasero” por parte de Washington en su consolidación como Imperio mundial.
Según El Nacional del mismo día citado mas arriba, en su página 16.MUNDO, se señala que “…la Carta Democrática Interamericana fue aprobada el 11 de septiembre de 2001 en una sesión especial de la Asamblea en Lima que coincidió con los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono…” (Idem). Frente a esta aseveración, Consalvi señala que “…la OEA fue atacada por no ocuparse entonces de los derechos humanos. Cuando las democracias predominaron….los derechos humanos comenzaron a ser parte importante de la agenda y se suscribió, finalmente, la Carta Democrática Interamericana…” (Ibidem, sietedias.7)
En dos platos: que no era “fundamental” que Pinochet y los gobiernos sureños militaristas desarrollaran sus propias políticas de derechos humanos en sus sociedades; que aquello de “disparen primero y averigüen después” no era una violación de los Derechos Humanos más fundamentales de la sociedad venezolana; que las invasiones realizadas por las tropas norteamericanas con apoyos de esas “democracias representativas” y la alcahuetería de los países miembros de la OEA a cualquier país-miembro de la Región de Centroamérica y El Caribe significaba desarrollar las pautas intrínsecas de las ideologías del capitalismo mundialista tanto en las tesis económicas como en los derechos humanos “capitalistas” para así imponer a “sangre y fuego” sus paradigmas de alienación y sumisión en aquellas sociedades multiétnicas con el menor respeto a sus vidas y sus propias culturas; que la OEA en las actuales realidades en Guantánamo, por nombrar algunas realidades históricas, no decidieron aprobar la aplicación de la Carta referida al “susodicho”.
Evidente son las profundas diferencias en las actuaciones del Canciller Nicolás Maduro en la defensa de los derechos fundamentales de las sociedades americanas expuesta en Panamá, las permanentes intervenciones del Embajador Roy Chaderton en la OEA con las acciones y discursos de algunos ex-Cancilleres de las “democracias representativas”, salvando respetuosas y dignas excepciones, cuando de defensa de los Derechos Humanos y las necesarias reformas de la OEA se refiere. Moral es una virtud que se practica.
delpozo14@gmail.com
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