Mientras Antonio Ledezma, se recupera de la ridiculez que hizo en la sede de la OEA en Caracas, el camarada Diosdado Cabello se ha dedicado a una tarea que, en estos 10 años de Revolución Bolivariana, quienes pasaron por Conatel (cobrando jugosos sueldos y salarios), no se atrevieron a emprender: la democratización del espectro radioeléctrico; reales perdidos fueron esos, los cancelados a esos funcionarios. Demuestra con ello, el camarada Diosdado que es un buen Ministro, y un mal Gobernante, dado el desastre que hizo en Miranda y que conllevó al triunfo de la ultraderecha pro sionista en dicho Estado. Esperemos que desaparezcan los monopolios mediáticos, que tanto abundan en nuestra República, y que han secuestrado la libertad de expresión y la veracidad de la información que se difunde en Venezuela. Con esta acción, Diosdado se recupera de la mala pata que metió en el Metro de Caracas, asignando tamaña responsabilidad a uno de sus “amigotes”, que comenzó bien mal y su final no pudo ser peor, hasta el mismísimo Comandante Presidente Chávez tuvo que solicitarle la renuncia, para bien de los caraqueños y caraqueñas, que comenzábamos a perturbarnos por la mala calidad de este servicio tan esencial para quienes habitamos en la ciudad capital. Y todavía hay quienes se autodefinen revolucionarios, y construyen sus equipos de trabajo en base a la amistad y no al compromiso y la claridad revolucionaria, la misma mentalidad de adecos y copeyanos.
Y saliéndonos un poco de la realidad nacional, conversemos un poco sobre el tema que estas últimas semanas ha copado la agenda informativa, la hermana República de Honduras, su drama que, en definitiva, nos compete a todos y todas, a pesar que los opositores apátridas nacidos en Venezuela, cada vez que declaran lo hacen criticando al Comandante Presidente Chávez, casi que lo califican de injerencista y culpan de la crisis política que azota ese país hermano y que degeneró en un golpe de estado, así como se lee, un golpe de estado militarista, al estilo de los años 50, 60 y 70, por ello no resulta nada sorprendente el respaldo que les diera la hija de Augusto Pinochet, Lucía. Comparten, esta oposición apátrida que se declara “venezolana”, las mismas posturas políticas de los golpistas hondureños. Pues bien, hemos dicho que apenas la Revolución Hondureña mostró su bello rostro, el imperio norteamericano acudió al viejo expediente del golpe militar, y a sus viejos aliados: el embajador norteamericano, los empresarios apátridas, la iglesia católica y, en el caso hondureño, los evangélicos, los viejos partidos burgueses, los medios de comunicación y, por supuesto, los militares que, en el caso hondureño, es como decir, la “soldadesca imperial”, dada su dependencia total de las directrices emanadas del Péntagono. Un golpe militar, que resumió muchas de las características que definieron al golpe dado aquí, en la República Bolivariana, por los apátridas de la oposición, encabezados por Carmona Estanga, valga decir, el mismo libreto.
En contraposición al 2002, los organismos multilaterales (OEA, ONU, Mercosur, Alba, Grupo de Río, Sica) actuaron diligentemente, pronunciándose contra el golpe e incluso la OEA fue más allá y excluyó a Honduras de la organización, hecho que puso en evidencia, los cambios que se han producido en el continente y la poca influencia que tiene, hoy en día, el imperio norteamericano sobre nuestros pueblos. No obstante, después de los hechos ocurridos en el aeropuerto y que produjeron el deceso de 2 personas y muchos heridos de bala, proveniente de los fusiles del ejército hondureño, el curso de los acontecimientos conllevó a la actuación directa del imperio norteamericano en el curso de los mismos, en momentos, que todo el planeta los veía con sospecha, habida cuenta que es el único país que no ha retirado su embajador y que ha mantenido una postura ambigua, de rechazo a los golpistas hondureños. Es así que, frente a un pueblo que se ha insurreccionado contra los poderes de facto que hoy controlan los poderes del Estado hondureño, el imperio norteamericano recurre a la vieja fórmula del diálogo entre las partes para disipar la revolución en curso, es la misma estratagema que nos proponía el camarada José Vicente Rangel, después de la contundente victoria de las fuerzas revolucionarias de Noviembre de 2008, con las cuales pretendía darle algo de oxígeno a la oposición apátrida, es la misma estratagema que, a la caída de Pérez Jiménez aquel 23 de Enero de 1958, buscó torcer el rumbo de la revolución venezolana que comenzaba a manifestarse, como en efecto lo hizo, como bien lo describe el camarada Núñez Tenorio, En Defensa de la Rebelión: “en la gesta del 23 de enero. Allí las grandes masas caraqueñas encontraron el camino que conducía a la insurgencia culminando su victoria con la caída del déspota. Sin embargo, este triunfo no pudo ser consolidado, ni siquiera defendido por las fuerzas populares… y presurosa la burguesía se posesionó del poder, aprovechando los errores del movimiento revolucionario, que ofuscado perdió entonces las perspectivas. El resto lo conocen ustedes: una vez sobre el solio presidencial, el diligente Betancourt aplicó la estratagema amamantada desde Washington (…) De inmediato, desde el poder y por conseja yanqui, el reformismo democrático pacta con la reacción castrense y oligárquica, traicionando los intereses de las grandes mayorías nacionales…”, es historia nuestra, que bien vale la pena traducir como analogía histórica de lo que acontece hoy en Honduras, sobre todo, después de la entrevista entre Zelaya y la Clinton, cuya consecuencia más funesta no es otra que el diálogo que se desarrolla en Costa Rica bajo la mediación del Presidente Oscar Arias, es la misma estratagema cuyo objetivo no es otro que el dicho por quien fuera vicepresidente de Oscar Arias entre los años 2006 y 2007, en entrevista difundida por Aporrea el 10/07/09, leamos: “considera que la única posibilidad para Manuel Zelaya de retomar la presidencia de Honduras es marcar distancia con el mandatario venezolano, Hugo Chávez.
Es decir, que regrese, ¿pero con poderes limitados?
Por allí pasa la solución de esto. Zelaya es posible, y es deseable, que regrese a la presidencia, es lo que está deseando la comunidad internacional y sería importante sentar el precedente, que un presidente depuesto por medios de dudosa legalidad y por militares regrese a la presidencia. Sin embargo, tendría que haber concesiones importantes de parte de él. Tendría que renunciar a la idea de modificar la Constitución, poner distancia entre su gobierno y Hugo Chávez. Tendría que ponerse un mecanismo de manera que él siga como presidente, pero que algunas decisiones claves se tomen colegiadamente…”, valga decir, dialogar para inhabilitarlo políticamente, atarlo en sus decisiones y ganar tiempo, para llegar a Noviembre y desactivar el poder popular que hoy se encuentra en las calles como nunca antes lo estuvo, resistiendo la represión militar.
Con razón, nuestro Comandante Presidente Chávez, claro como está, del error que comete Zelaya al aceptar dialogar con sus verdugos, sentencia: “fue un "error craso" de Estados Unidos proponer un diálogo. "¿Un diálogo con quién? ¿Con estos usurpadores? ¿Los mismos que a estas horas están persiguiendo hondureños? ¿Los que ya han matado a varias personas?", se preguntó Chávez, y destacó que eso sería indigno…”, sentenciando más adelante: “afortunadamente el presidente Manuel Zelaya salió rápido de esa trampa, y lamentó que Oscar Arias pretendiera que Zelaya y Goriletti (al que ahora también bautizó este viernes como "Carmonetti") se sentaran en la misma mesa…”
En la misma línea, el hermano de Manuel Zelaya, Carlos, se pronuncia por el pronto regreso de su hermano a territorio hondureño a integrarse al “Frente Nacional contra el Golpe de Estado”, y ponerse en consonancia a lo expresado por uno de sus líderes, Barahona, quien expresó: "Nuestra disposición es seguir la lucha hasta que caigan los golpistas", y en esta estrategia no debe haber marcha atrás…