Las futuras bases militares estadounidenses en la región, exigen una repuesta contundente de los países hermanos del Sur porque ya es hora en plantearnos la integración latina de una vez y extender nuestra confianza hacia el pueblo, los verdaderos defensores de esta nueva estigmatización republicana basada en la libertad y que tiene un carácter continental. Edward Kennedy, con una larga presencia en el congreso norteño fustigó la presencia armada norteña en algunos continentes en son de guerra y la búsqueda de minerales para su industria farmacéutica y elementos naturales para los chips de sus computadoras.
El debate esta abierto en el mundo económico, donde USA busca recuperar lo peor en su recesión de los últimos sesenta años y las inyecciones monetarias no han sido suficientes para impulsar un cambio fiscal para mejorar su historia mundial de penetración y ocupación de los países del tercer mundo para expropiarlos de sus pocas riquezas. USA, quedó atrás, Japón y Alemania le aventajan en laboratorios clínicos y los paquetes extranjeros son mejores para éstos Estados disminuidos por tener bajos niveles sociales.
Más allá de los discursos retóricos de Uribe, Colombia. No escapara de los impulsos norteamericanos y bastara ver en los próximos años como Colombia, aparte de los paramilitares y narcotráfico se verá envuelta en un mundo de violaciones a sus hijas y los derechos humanos. No hay una exposición de motivos para la instalación de bases militares en nuestro continente, sino que existen interesados entre grupos globalizados mafiosos, la banca mundial y una diversidad de ciudadanos venezolanos que se prestan al juego político de Uribe e intereses personales.
Las jornadas de trabajo por la pacificación de Centroamérica y el Cono Sur han reportado beneficios positivos, pero, los presidentes deben encauzar sus fuerzas hacia la rehabilitación de un proyecto cohesionario, donde, lo económico sea lo primario para ofertar las demandas laborales y atacar la pobreza en todos sus niveles.
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