"Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se autodenominan entonces reino, título que a todas luces les confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda
Agustín de Hipona
Los políticos tradicionales son la categoría mas corrompida de la historia contemporánea, y los pueblos sólo le manifiestan desprecio o, en el peor de los casos, una burlona indiferencia. Pero la descomposición del gobierno colombiano supera todas las estadísticas sobre delincuencia política, por los nexos de casi todos los altos funcionarios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial con el narcotráfico y el para-militarismo genocida.
Ese es el origen del cinismo de dichos funcionarios y de su jefe el Presidente Uribe, y de las groseras maniobras y evidentes mentiras con que manejan las repetidas revelaciones y acusaciones de crímenes, fundadas o no, que son el tema principal del narco-Estado, el para-Estado y la clase política de la Hermana República, además del tema de la guerra social que hace 60 años la desangra.
SERVILISMO MILITAR
La política exterior de Colombia está marcada por dos hechos sólo aparentemente contradictorios: el despojo de Panamá mediante una secesión fabricada por los Estados Unidos y el servilismo de los militares colombianos con los gringos. Una alta oficialidad que parece haber olvidado, de Bolívar y Nariño, cómo se combate un imperio. Las Fuerzas Armadas colombianas aportaron soldados a todas las aventuras militares de los gringos y finalmente le cedieron su soberanía, para que desde su territorio ataquen o ayuden a atacar a sus vecinos y demás países de América Latina. Ni siquiera Chile, ayudando a Inglaterra contra Argentina durante la guerra de Las Malvinas, se ha humillado tanto como los militares colombianos se humillan ante los Estados Unidos en los términos del Acuerdo para la instalación de 7 bases militares gringas. Un documento para la historia universal de la infamia.
ECUADOR
En los documentos de las negociaciones iniciales del Plan Colombia consta que la compañía petrolera Occidental Petroleum, presente en esas negociaciones, exigió a los militares colombianos no ejercer presión sobre las guerrillas en el sur de Colombia para evitar que éstas se desplazaran hacia el Ecuador y perjudicara sus instalaciones en ese país. Las FAC obedecieron, de donde resultó la desprotección de esa frontera.
El bombardeo de un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano el 1º de marzo de 2008, donde fueron asesinados estudiantes mexicanos, desencadenó una crisis entre Colombia y sus vecinos, a la cual los militares colombianos respondieron invocando la doctrina de “Seguridad Democrática” (que legitima los ataques preventivos y desconoce la soberanía ajena) e intentando justificarse con “la poca vigilancia” ecuatoriana de una frontera abandonada por ellos siguiendo instrucciones de la Occidental Petroleum.
VENEZUELA
Las relaciones con Venezuela, donde viven 4 millones de colombianos, muchos de ellos desplazados por la violencia, han estado marcadas en lo que va de siglo por los intentos fallidos del Palacio de Santander (que no de Nariño) de comprometer al gobierno bolivariano en la guerra civil colombiana, fomentar separatismos en Estados fronterizos y –por instrucciones de Washington- apoyar a la oposición golpista venezolana y exportar para ella soluciones para-militares que incluyen el asesinato del Presidente Chávez.
LAS VILEZAS
La situación bilateral se envenenó con el secuestro en Caracas, por militares colombianos, de Rodrigo Granda negociador de las FARC, y con el intento de Uribe de comprar a España blindados expresamente destinados a La Guajira para una eventual invasión del Estado Zulia. El punto de quiebre en las relaciones bilaterales fue el bombardeo del Ecuador y las acciones desafiantes de los grupos paramilitares en la frontera, empeorado ahora por la instalación de 7 bases militares estadounidenses en territorio colombiano. Gobierno que no respeta su propia soberanía es una amenaza para la soberanía de los demás. El acuerdo militar con Estados Unidos es la vileza que contiene todas las vilezas.
MEDIADOR CIZAÑERO
Los Estados Unidos, interesados en envenenar las relaciones Venezuela-Colombia desmintieron, de manera escandalosa, la versión del propósito de las bases ofrecida por Uribe a sus colegas latinoamericanos, y publicaron el documento de Mayo 2009 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF):
“El desarrollo de este CSL (Localidad de Cooperación en Seguridad) nos da una oportunidad única para las operaciones de amplio espectro en una sub-región crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante de las insurgencias terroristas financiadas por el narcotráfico, los gobiernos anti-estadounidenses, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales…”
y que, una vez cumplida su misión cizañera, fue modificado, el 16 de noviembre de 2009, para que dijera que el propósito de las bases era:
“…apoyar un socio importante en la región del hemisferio occidental donde la seguridad y la estabilidad están bajo amenaza constante por las insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales.”
Pero, como sostiene la investigadora Eva Golinger, que fue quien lo reveló, “el documento original del mayo 2009 de la Fuerza Aérea de EEUU sigue siendo la justificación principal para el acuerdo militar entre EEUU y Colombia”.
TANTA SANGRE
El genocidio y la violencia en Colombia no comenzaron el 9 de abril 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y el “Bogotazo”. Mucho antes la oligarquía colombiana había comenzado los asesinatos en masa de campesinos, de trabajadores bananeros y de los ciudadanos favorables a un cambio profundo en la administración del Poder. La “Oración por la Paz” de Gaitán es el responso fúnebre de la dura de matar oligarquía colombiana. Después de 60 años y más de un millón de muertes atroces, asesinar se ha vuelto el estilo de gobierno de la oligarquía y la burguesía colombiana.
En la conciencia de todos y cada uno de los altos funcionarios colombianos (muchos son católicos y buenos padres de familia) nunca faltan “muertitos”. Todos son asesinos, autores intelectuales o cómplices de asesinato y, el primero, Álvaro Uribe (importador desde Corea de precursores para fabricar coca y creador de las cooperativas para-militares “Convivir”) y quien manda: la funesta familia Santos.
LOS DESTINOS SE BIFURCAN
Nada puede tener en común Uribe y su gobierno con la Venezuela Bolivariana donde –escribió la inolvidable Celia Hart Santamaría- “pueblo y Presidente marchan juntos con gran madurez y pureza política”.
La alianza natural del gobierno colombiano es con Obama (“Payaso traidor, devuelve las entradas”), heredero del Bush que se despidió condecorando a Uribe y recomendando, solicitando, casi implorando al Congreso de Estados Unidos que firme un Tratado de Libre Comercio con Colombia, a pesar de sus atrocidades contra sindicalistas y luchadores de derechos humanos.
SOLDADOS DE COLOMBIA
Pero mientras los destinos de los gobiernos se bifurcan, el de los pueblos es siempre, y cada vez más, el mismo. El mismo destino bolivariano, porque en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá, uno es bolivariano o no se tiene destino, uno es bolivariano o no es nada. Lo que no se supera se descompone, y lo que se descompone incita a la superación. El gobierno colombiano está infectado de sangre descompuesta. Que se prepare, porque esta vez los soldados de Colombia no faltarán a la cita que tienen con su pueblo, con Bolívar, con su destino americano.