Ha llegado el momento de una revolución. El gobierno no trabaja para el común de las gentes. Parece que trabaja bastante bien para las grandes compañías, los bancos, las aseguradoras, los contratistas militares, los grupos de presión, y para los ricos y poderosos. Pero no trabaja para el pueblo.
Por Bill Quigley - Revista Sin Permiso
La
Declaración de Independencia de 1776 estipuló que cuando una larga serie
de
abusos por parte de los que detentan el poder evidencian un propósito
para
reducir los derechos de las personas a la vida, la libertad y la
búsqueda de la
felicidad, es derecho del pueblo, en realidad su deber, el involucrarse
en una
revolución.
El próximo mes hará 43 años que Martin Luther King dijo que era el
momento para
una revolución radical de valores en los Estados Unidos. Predicó “una
verdadera
revolución de valores nos hará poner en duda inmediatamente la equidad y
justicia de muchas de nuestras políticas pasadas y presentes”. Es más
claro que
nunca que ahora es el momento de un cambio radical.
Miren lo que nuestro sistema actual nos ha traído y pregúntense si es el
momento
de la revolución.
Más de 2,8 millones de personas perdieron sus hogares en el 2009 por
ejecución
hipotecaria o embargos bancarios –casi 8.000 cada día− unas cifras más
altas que
las de los dos años anteriores cuando millones de personas también
perdieron sus
hogares.
Al mismo tiempo, el gobierno corrió al rescate del Banco de América, el
Citigroup, AIG, Bear Stearns, Fannie Mae, Freddie Mac, la industria
automovilística, y promulgó el programa de alivio de los activos con
problemas (TARP,
por sus siglas en inglés) con 1,7 billones de nuestro dinero.
Acto seguido Wall Street se recompensó a si misma con unos 20.000
millones de
bonificaciones solamente en el 2009, un promedio en la parte superior de
la
remuneración de 123.000 dólares.
Al mismo tiempo, más de 17 millones de personas están ahora mismo sin
empleo.
Algunos millones más están trabajando a tiempo parcial cuando quieren y
necesitan trabajar a tiempo completo.
Sin embargo, el sistema actual permite que un solo senador de EEUU
paralice la
prestación a millones de personas de los subsidios de desempleo y de
Medicare.
En estos momentos hay 35 cabilderos registrados en Washington DC por
cada
miembro del Senado y la Cámara de Representantes, en el último recuento
de 2009
que era de un total de 13.739. Hay 8 cabilderos por cada miembro del
Congreso
trabajando solamente para el fracaso de la reforma sanitaria.
Al mismo tiempo, el Tribunal Supremo de EEUU decidió que las empresas
tienen
ahora un derecho constitucional a interferir electoralmente mediante la
inyección de dinero en las contiendas.
El departamento de Justicia se sacó una carta de la manga para liberar
de la
cárcel a sus propios abogados que autorizaron la tortura ilegal.
Al mismo tiempo otro departamento gubernamental, el Pentágono, está
interponiendo una acción judicial a un comando de élite de la Marina [un
Navy
SEALS, por sus siglas en inglés. NdT] por pegar a un sospechoso iraquí.
Los EEUU no solamente están inmersos en una Guerra sin sentido en Irak,
Afganistán y Paquistán. Ahora los EEUU mantienen 700 bases militares a
lo largo
del mundo y otras 6.000 en los territorios de EEUU. Hombres y mujeres
jóvenes se
enrolan en el ejército para proteger a los EEUU y para obtener
matrículas
universitarias y cobertura sanitaria, y mataron y mutilaron en guerras a
elegir,
y formaron parte de la policía del mundo. Pregunten de quienes son los
activos
de quienes están protegiendo y sirviendo
De hecho, los EEUU emplean 700.000 millones de dólares por año
directamente en
gasto militar, la mitad del gastado conjuntamente en todo el mundo
(mucho más
que Europa, China, Rusia, Irán, Paquistán, Corea del Norte y Venezuela).
El gobierno y las empresas privadas han aumentado considerablemente la
vigilancia de la gente mediante cámaras en las calles públicas y en los
lugares
privados, controles en aeropuertos, pinchazos telefónicos, acceso a los
ordenadores personales, y compilación de registros de compras mediante
tarjetas
de crédito, accesos a sitios informáticos y viajes.
El número de personas en cárceles y presiones en los EEUU se ha
multiplicado por
siete desde 1970, hasta superar los 2,3 millones. Los EEUU ponen un
mayor
porcentaje de nuestra gente en la cárcel que cualquier otro país en el
mundo.
La gente del tea party (movimiento ultraderechista de EEUU con
influencia de
masas. NdT) está enojada con los republicanos a los que acusan de
venderse a las
grandes empresas.
Los demócratas van pasando de la depresión a la rabia porque su partido,
a pesar
de las mayorías en la Cámara y el Senado, no ha realizado avances
significativos
para los inmigrantes, o las mujeres, o los sindicatos, o los
afroamericanos, o
los ecologistas, o los gays y lesbianas, o los activistas de las
libertades
civiles, o la gente dedicada a la atención sanitaria, o los derechos
humanos, o
los empleos, o la vivienda, o la justicia económica. Los demócratas
también
piensan que su partido se ha vendido a las grandes empresas.
El próximo mes hará 43 años que Martin Luther King predicó en la Iglesia
de
Riverside en Nueva York que “llega un momento en que el silencio es
traición”.
Continuó con la condena de la guerra con Vietnam y el sistema que la
hizo
posible, y otras injusticias claramente obvias. “Nosotros como nación
debemos
emprender una radical revolución de valores. Debemos empezar rápidamente
el
cambio de la sociedad ‘orientada a las cosas’ a una de ‘orientada a las
personas’. Cuando las máquinas y ordenadores, el afán de lucro y los
derechos de
propiedad se consideran más importantes que las personas, los trillizos
gigantes
del racismo, materialismo y militarismo se resisten a ser vencidos.”
(*)Bill Quigley es el director de Centro
para los Derechos Constitucionales y
profesor de derecho en la Universidad de Loyola de Nueva Orleans.
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós