Cómo así

 Debo aclarar una vez  más que  no voy a hablar -y menos con desenfado- de algo acerca de lo cual no sé absolutamente nada.

De gastos militares y guerras, sé lo que Urosa Sabino sabe o pudiera saber de política, porque no está probado, rigurosamente, que sean políticos ni él, ni Lücker, ni Porras, ni Pérez Morales, ni Freites, ni Azuaje, ni Ubaldo ni Ugalde -¡y vaya qué balde!-  ni ningún otro de ciertos fulgores celestiales que merodean  por allí…

Y tampoco sé de política, por lo que pido excusas si acaso llego a comportarme, eventualmente, como un obispo. Pudiera darse en mí la paradoja de que hablando con obispos, termine actuando como político. Es posible que resultaran ser estas las discretas incursiones graciosas e insospechadas de la Iglesia sobre mí poca conciencia, y sobre la de otros feligreses. ¿Por qué no? Pero no es mi intención consciente nada de eso. Me ratifico, pues, sólo como un simple especulador en asuntos varios, y con algunos momentos lúcidos, en un país donde la libertad silvestre es. No como otros especuladores de oficio, que nunca gozan ni de un momentico de lince… ¡Pobrecitos! Y hay infinidad de ejemplos en todos los campos. O sea.

Pero lo cierto es que leí, no hace nada en  Globovisión, un texto que no sé si llamar nota informativa o simple pulsión tramposa con objetivos premeditados… No sé, pero también lo cierto es que, en  cuyo contenido y en cualquier caso y por principio, no creo, ni por el c…. Y dejo constancia expresa de ello, porque Globovisión,  no obstante ser la empresa de televisión de noticias que más se identifica y que más acrecienta su currículo con los sentimientos más puros y esenciales de la venezolanidad, se ha hecho eco de los dichos de una persona tan noble y venerable, como Álvaro Uribe, acerca de que su denominada política de “seguridad democrática” hubiera logrado en ocho felices años lo que hubo de  parecer siempre un imposible en la hermana Colombia por décadas macabras: nada más y nada menos, que reducir a los grupos guerrilleros a simples patoticas inócuas; sacar a los paramilitares de la mala vida y trocarlos en ciudadanos encomiables, reducir el intensivo cultivo de la coca a simples huertos familiares y escolares (de primeras letras), reducir por tanto casi a cero la producción y tráfico de cocaína; garantizar como en ningún otro lugar del mundo  los derechos humanos tanto de luchadores sociales como de otros disidentes, erradicar por completo las desapariciones forzadas y las hórridas masacres de civiles; evitar los desplazamientos endógenos de masas humanas y hacia países vecinos;  garantizarle a los campesinos e indígenas sus tierras para la labranza, disminuir la corrupción de todo pelaje casi a cero y evitar poner a Colombia al servicio de imperio alguno, entre otros logros, donde los que omito, por culpa de mis células madres cerebrales, seguro que resultarían más gloriosos que los mentados en esta primera cohorte. Es virtud de Globovisión, entonces, habernos tratado de convencer de tan obvia y a la vez tan encubierta verdad histórica… Por eso es que no le puedo creer por tanto que diga, de forma tan olímpica, que Colombia destinará el año próximo casi 12.000 millones de dólares a seguridad y defensa. Cómo así.

Pues, veamos, y preguntémonos:

A) Si el largo historial de virtudes apaciguadoras alcanzadas por su ilustre mandatario y tan publicitadas por Globovisión,  no fuera un “falso positivo” de los que Uribe resulta,  y ha resultado, por cierto, tan ajeno (que incluso ha obligado a la ONU moralmente a designarlo vicepresidente de la venidera comisión de la verdad que investigará la masacre por parte del ejército israelita a bordo de la flotilla internacional), ¿cómo se explicaría entonces que, con semejante victoria preténdase incrementar los gastos militares, sobre todo en el contexto de una crisis económica perceptible hasta por espíritus dormidos como es el que me adorna?

B) ¿No sería lógico más bien que, en econoinvest de incrementarse, se redujeran tales gastos militares, proporcionalmente a tal logro, para invertir ese diferencial en urgentes gastos sociales, como es característico de la pundonorosa y noble oligarquía colombiana?

C) Ahora, llegado el caso de que Globovisión como cosa quimérica tuviera razón, ¿para qué sería entonces ese incremento del gasto militar? ¿No sería acaso para reforzar el abyecto proceso de israelización de la Colombia del fiel Santander, y que haya sido por tal razón que Globovisión lo hubiera destacado con tanto favor jubiloso?

¿Ven pues qué hijaep… es Globovisión, debido a su parcialmente y no confirmado firme y sostenido mentir?

  canano141@yahoo.com.ar


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Raúl Betancourt López


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