Son raros los caminos de la lucha de clases, no se
presenta en forma de una batalla de ideas, limpia y clara, al contrario,
adquiere formas torcidas. Difícil desentrañar el fondo ideológico de la
lucha de clases, a veces se confunde con querellas personales, otras se
atribuye la contienda al carácter de los individuos, a directrices de
agentes extranjeros, etc.
Hoy asistimos a la demanda de un señor
ofendido porque le dijeron hijo de puta, el hecho no sería importante a
no ser porque el ofendido es editor de un periódico escuálido, y el
"agraviador" tiene un programa de televisión defensor a todo riesgo del
Gobierno Revolucionario y de Chávez. Ya eso nos autoriza a pensar que
detrás de la “sensibilidad” del editor hay motivaciones ideológicas que
merecen atención.
Estamos frente a una acción política, es un
cándido quién piense que las razones son las expuestas por el hijo
agraviado. Veamos.
Exploremos un poco más el escenario: El
programa La Hojilla y Mario Silva son una trinchera de la Revolución,
del Socialismo y de Chávez, disgusta a la derecha de afuera y la de
adentro, es un programa incómodo, tienen su propio estilo, no da ni pide
cuartel. Siempre está bajo fuego cruzado.
En estos días de
corrimiento hacia el centro, de gente haciendo maletas, La Hojilla es
más inconveniente que nunca, los arrojos conciliatorios tienen allí una
muralla difícil de superar. Los intentos golpistas, las intenciones de
distorsionar la verdad, de manipular a la opinión pública chocan de
frente con La Hojilla. Ese programa defiende a la Revolución y a Chávez
de la única manera que se puede hacer en estos días, con exceso, con
furia, con pasión y, sobre todo, con un alto tino para detectar
contrabando y deshacer puentes.
Además, La Hojilla les hará mucho daño en la campaña electoral que se avecina, es urgente para la oligarquía callarla.
Podemos
concluir que La Hojilla, en el fondo de toda la verborrea y la
sensibilidad hipócrita del editor, es el escenario de una batalla
ideológica, del enfrentamiento de la oligarburguesia y la Revolución.
Los bolivarianos estamos en el deber de tomar partido, de no dejarnos
confundir.
Es hora de la solidaridad militante, nosotros desde
esta tribuna decimos junto a la Hojilla: Miguel, el director del
Nacional es un "hijo de puta", Mario tiene razón.
"Hijo de Puta,"
desde ahora se convierte en un grito de protesta, en ira desbocada
frente a tanta injuria de los oligarcas, que con impunidad atacan a la
Revolución y a Chávez.
El grito no necesita explicación, no se
esconde, es rabia que sale de las entrañas del pueblo humilde, frente a
la "finura" a la piel sensible, frente a tanta infamia, tanta impunidad
oligarca.
El grito brota del desespero de los que vieron morir al
Libertador en Santa Marta, y asistieron al asesinato de Zamora, de
Fabricio, de Américo Silva. Ahora gritamos desde lo profundo de la
historia humilde ofendida.
¡Hijos de puta temblad!
ungranodemaiz.blogspot.com