¡Qué tal, camarada! En esta eterna lucha que emprendimos siguiendo a un Líder universal y ahora, en medio de tantas exigencias de todo orden, respaldando a un personaje esperando se transforme, lo más pronto posible, en el Líder emergente.
Es mi pensar, con las equivocaciones que podrán observarme los camaradas, que Nicolás va por buen rumbo, solo que le ha tocado hacerlo por un camino muy espinoso. Es luchar contra sus propios fantasmas, y los de los demás.
A estas alturas iniciales de su mandato hay mucho revolucionario que lo critica en casi todo, otros en algunas cosas menos y varios muchos en asuntos puntuales, aun el esfuerzo casi sobre humano que está realizando.
No quisiera estar en su pellejo ante el enorme cúmulo de responsabilidades que enfrenta y que enfrentará, incluso con riesgo a perder su vida.
Por eso es un deber, una obligación revolucionaria, y más que revolucionaria “patriótica”, defender todo lo que se ha hecho y todos en memora de Chávez y por la esperanza de un pueblo ponerle empeño a lo se está por hacer y exigir eficiencia y honestidad.
Todavía desconozco el sistema a emplear para cumplir con las exigencias populares. Así como que a estas alturas de nuestro hermoso proceso (hoy un poco menos hermoso por la ausencia de Chávez) no tenemos conocimientos precisos de cómo implementar las Contralorías Sociales. Las necesarias y urgentes Contralorías Sociales para la salvación.
Salvación en contra de la ineficiencia. Salvación en contra de la corrupción. Salvación del proceso revolucionario.
Bien. Ahora con el título del artículo en lo referido a que siendo plausible, y lo aplaudimos, que en nuestros medios en cada mañana se escuche la versión en vivo del himno nacional, pero es un error de parte de la Radio Nacional de Venezuela, RNV, y de VTV, que mencionen: ahora el himno nacional cantado por el Chávez, omitiendo lo más importante y lo que amaba Chávez, las voces del pueblo.
Chávez casi canta y como siempre orientando a su pueblo que lo acompaña con emoción produciendo una armonía espectacular: Líder y pueblo, pueblo y Líder.
Por eso sugiero anunciar: “ahora el Himno nacional de la república Bolivariana de Venezuela en las voces de Chávez y su pueblo”
Como estoy en esa onda de espectáculos, y como bolivariano desde muchos años, me permito hacer unos comentarios sobre la reciente película: Bolívar, el hombre de las dificultades.
Exitoso continúa el desarrollo de la producción de películas venezolanas desde la iniciativa revolucionaria de crear La Villa del Cine. Buena participación de artistas, elenco, técnicos y la variada gama de trabajadores para realizar una buena película. Tremenda musicalización. Excelente la Dirección-producción del reconocido hombre del espectáculo Luis Alberto Lamata. La fotografía y las escenas son de primera.
Bolívar fue el hombre de tantas dificultades que hasta ha costado que esta película la presenten en numerosas salas de cines de Caracas. Una injusticia antinacionalista eminentemente comercial.
Ahora bien, a los productores de películas de ese género me permito sugerirles que hay que tener algún cuidado con la rigurosidad histórica. Cuando uno novela un pasaje histórico o la vida de un personaje importante se permite introducir personajes y situaciones que refresquen la obra. Que roben la atención, además de con las propias cuando se trata de un personaje tan rico en situaciones como el Libertador.
Pero no se debe incluir situaciones inventadas que confundan al lector o al vidente, caso de novela o de película, en cuanto a las realidades históricas.
Empezamos por recordar que un artista protagonista debe tener algún parecido con el personaje (ha habido varias películas con distintos artistas) y en nuestro caso consideramos que Roque Valero tiene rasgos del Bolívar que siempre vimos en su extensa iconografía.
Especialmente en la nariz aguileña (descrita así por los que lo conocieron) y en este caso, muy importante, porque una de las características fundamentales del héroe universal era su mirada agresiva y penetrante, cautivadora en mujeres y hombres. Intimidante.
Es muy difícil concebir y ver a un Bolívar con una mirada débil. Así como una atropellante personalidad aunada a su constantemente movilidad, casi nerviosa. Tan es así que se ha deducido que las firmas en los documentos no son muy iguales porque casi siempre firmaba de pie, caminando, etc.
Roque debió llevar más sol o maquillaje ya que Bolívar era un poco más moreno. Trigueño como decimos.
Una de las características fundamentales es que fue un gran espadachín, desde niño tuvo los mejores instructores, y jamás fue herido en batallas. Por eso las escenas de peleas de espada donde participa Bolívar se ven un poco flojas.
De paso que sus allegados le criticaban que siempre iba al frente arriesgando, salvo en algunas donde importaba más la conducción estratégica como la Segunda Batalla de Carabobo (casi la final para lograr la independencia porque le siguieron la batalla Naval del Lago y la toma última de Puerto Cabello por Páez)
Lamata, muy inteligentemente, destaca situaciones simpáticas que producen hilaridad en el público.
Sin embargo, estimo que faltaron escenas que mostraran la energía y la firmeza que lo caracterizaban. Aparece como muy dubitativo.
La historia cuenta que la situación económica de Bolívar en Jamaica no era nada buena, pero no se destaca que estuvo a punto de suicidarse y que lo salvara la interrupción de la dueña de la posada sacándolo.
La incómoda situación de escasez de recursos la vivieron algunos de sus amigos,. (Se calcula que 600 venezolanos se encontraban en Jamaica) hizo que a algunos como Pedro Briceño Méndez, la dueña de la posada los trató mal y Bolívar le reclamó fuertemente y no como sale en la película. Bueno escena como humorada.
Félix Amestoy, proveedor del ejército de Bolívar, mientras lo esperaba se acostó en el chinchorro del Libertador, quien no regresó porque se quedó con la mulata dominicana, Luisa Crober en su casa. En la película sale una mujer blanca vinculada al “polaco”, personaje que pagó al esclavo Pío para asesinar a Bolívar.
Sospecharon de Pío (19 años y aparece como de 14 años), porque Bolívar lo observó turbado y lo interroga aclarando que un par de españoles le ofrecieron 2.000 pesos. Sin embargo, el personaje “polaco”, a mi manera de ver, pasa a ser una representación de la persecución (y traición) española derrotado (a) por Bolívar, esta vez en su primera batalla naval en Los Frailes.
El periódico Royal Gazette, destacó que esa vez era la tercera vez que atentaban contra Bolívar y deseaban que apresaran a los autores intelectuales. En total fueron 20 los atentados contra el grande hombre, y en varios territorios, tal como lo recoge nuestro insigne historiador y escritor Ramón Urdaneta.
La escena cuando Pío le pide la bendición y Bolívar regresa y se la da, se aprecia más como una hipocresía que como un acto de fe.
Montilla era un hombre envidioso y estaba amargado por la derrota que les infringió el Gral. Morillo y retó al Libertador, pero un amigo los disuadió.
Bolívar, con todo y las dificultades, era de carácter enérgico, no comía cuentos y en la película, que lo baja de las estatuas y le quita el bronce, aparece como manejable.
Por otra parte, la Pepa Machado fue una hermosa dama con la que mantuvo un romance por 6 años, más o menos el tiempo que luego se cuenta con Manuelita Sáenz.
Se especula que Bolívar de casarse por segunda vez lo hubiese hecho con la Machado. Así como también que una de las versiones del “Viva La Pepa” proviene de los vítores de los soldados de Bolívar para ella.
Finalmente, pienso que debió presentarse esa película como parte de una serie porque no muestra el complemento de acciones necesarias para dar a entender toda la obra de Bolívar y la relacionada con sus dificultades.
Veremos las otras partes.