La revolución bolivariana democrática socialista ha tenido en José Vicente Rangel una referencia de altos quilates, fundamentalmente porque este ciudadano respetable enfrentó como periodista, como político y como persona común y corriente los embates nada decorosos —y para nada amables— de aquella dirigencia adeco-copeyana puntofijista que vivió su momento de gloria durante la década del setenta.
Muchos “izquierdistas” de hoy metieron el rabo entre las piernas mientras José Vicente encaraba con valor y desprendimiento la defensa de no pocos atropellados líderes y no pocos execrados intelectuales. Aprovechó para su batalla moral e ideológica su oficio de periodista y estuvo atento al devenir de aquella historia nacional que muchos pretenden hoy que se olvide, con el vano argumento de que eso ya pasó, eso es pasado y lo que importa es el presente. Esa misma gente obtusa señala que ya es hora de olvidarse de Chávez y de los quince años de su gobierno para enrumbarse hacia una nueva historia, otra ruta (de por sí muy dudosa, a más de sospechosa) hacia el “progreso” de Venezuela.
Tampoco aceptan reconocer como progreso los grandes avances que en el terreno de lo social y de la economía social ha tenido esta revolución chavista. Por tanto, deben hacerse un lavado cerebral porque ni siquiera un examen de la vista impide ver el enorme esfuerzo de Hugo Chávez para dignificar a los humildes, a los empobrecidos de siempre, a los excluidos e invisibilizados.
Cuantas veces nuestro Comandante Eterno atacó a la oligarquía criolla y latinoamericana por su desprecio hacia los menos pudientes, José Vicente Rangel estuvo a su lado, con nobleza, con seriedad, con altura. Por eso no me explicocómo un columnista obtuso de aporrea,org que suele escribir casi a diario, tiene el tupé de atacar a J.V.R. tildándolo, entre otras cosas, de “oligarca”. Tiempo atrás se atrevió a endilgarle a este valiente periodista la responsabilidad intelectual de la muerte (o crimen) del fiscal Danilo Anderson.
La responsabilidad como Ministro de la Defensa no fue nada fácil para José Vicente Rangel. Primer civil en esa incómoda posición. Y el más alto privilegio que podía recibir un civil también de la mano de un Jefe de Estado de formación militar, como Hugo Chávez. Por eso atacaron sin parar al líder político de la izquierda brava que ha sido hasta hoy J.V.R. Muchos de estos ataques tienen la factura inconfundible de quienes profesaron, aún hoy profesan en Venezuela, los dogmas del apartheid. Y lo peor de su mascarada es lo que lo hacen como figuras de izquierda, como chavistas extremistas o algún otro slogan que suene a radicalidad. Además, las facetas de Canciller y de Vicepresidente de la República dejaron entrever en J.V.R. su gran voluntad de servicio a la patria, y eso es lo que verdaderamente cuenta en quien se pretenda político: La utilidad a la patria. Quien le eche tierra a esto es un simple estúpido.
Las denuncias sobre la corrupción administrativa en el gobierno es una constante en muchos que creemos que ciertamente eso ocurre. También hay corrupción moral y ética en muchos oligarcas y escuálidos que se rasparon en tarjetas y cupos Cadivi la bicoca de ocho mil millones de dólares durante 2013. Hay fallas en la economía, es cierto, y hay de igual modo grandes mafias entre industriales y opositores al gobierno que acaparan y bajan la producción de bienes y alimentos esenciales para la ciudadanía. Eso también es delito. Así sucesivamente. Por dondequiera que nos vean las costuras los venezolanos tenemos fallas, por lo tanto no es sólo un asunto de Estado, de gobierno, de ejercicio político. Por eso valen las críticas constructivas, las propuestas, las sugerencias y las recomendaciones acertadas. Pero no la insania contra dirigentes que se han dejado la piel en la batalla moral por más de cuarenta años, vejados, vilipendiados y arrojados al fuego, por mantener de manera constante, sin tregua, sin rajaduras, sus luchas de defensa de la dignidad, la soberanía, la verdad histórica, la conquista del porvenir.
El periodismo impreso y el periodismo televisivo de tipo documental han sido las grandes tribunas de opinión y expresión de José Vicente Rangel. La seguridad nacional, la defensa contra los ataques mediáticos imperiales, la injerencia externa en los asuntos de Venezuela, la filtraciones peligrosas de gente pagada por los Estados Unidos para sabotear el proceso chavista, los movimientos de quintacolumna para afectar el normal desarrollo de la vida socio-económica del país, las denuncias contra el accionar del narcotráfico y sus cómplices en nuestro territorio y todas esas carencias y fallas existentes en otros órdenes de la vida nacional han sido de interés para José Vicente Rangel. Y por eso le damos las gracias a este venezolano batallador y ejemplar. Quién se duela por envidia, por resentimiento, por caprichos ideológicos foráneos y ajenos a la realidad venezolana, tendrá que consumirse lentamente en su propio veneno.
José Vicente Rangel a sus 84 años de edad sigue firme en sus batallas y en sus luchas ideológicas preclaras del mismo modo que lo hizo cuando tenía 48. No es fácil voltear los números y decir lo mismo de tantos traidores y vendepatrias. No es fácil poner la cara frente al espejo de la tv y que el pueblo te oiga y te crea porque te reconoce como uno suyo. Eso se gana. Y eso no se pierde así por así por lo caprichos de un necio. Es mi opinión.
Isla de Margarita, abril 2014.