Conocer la truculenta y desvergonzada carta que le pagó Leopoldo López al periódico "New York Times", nos retrotrae al cuento del sapo, cuando el león -rey de los animales-, quiso eliminar al que tuviese la boca más grande con respecto al largo del cuerpo. El sapo entrecerrando la bocota exclamó "pobrecito el cocodrilo".
El responsable de 43 muertes en Venezuela en el 2014, además de 878 heridos, encabezó "la salida" y lo declaró ante la TV, su gente agitó apenas 19 municipios del país con la violencia guarimbera, sin importarle la destrucción y quema de propiedades públicas y privadas, tranca de urbanizaciones, calles y avenidas, fogatas y agresión a conductores y peatones, hombres, mujeres y niños dejando discapacitados de por vida.
Tamaño irresponsable que no condena los incendios criminales a sedes universitarias, un preescolar o simoncito maternal, metrobuses y transportes de todo tipo, llegó a acicatear protestas políticas mediante la colocación de guayas de acera a acera, para decapitar motorizados.
Este descarado mentiroso politiquero en carta internacional afirma, que lo tienen en un calabocito, solo lo dejan leer La Biblia y no le permiten ni una vela por si falla la electricidad…
Todo un mitómano aderezado por no se sabe que sustancias filosóficas…, no engaña al pueblo venezolano que sabe por qué y donde está preso y que habita en un local de 9 metros cuadrados, recibe visitas familiares y de sus abogados, ha hecho fiestas infantiles, toca cuatro, tiene celulares y bluray, además goza de agua constante en su ducha. Juzgue usted si va a votar por esa clase de gente que pretende retornar al poder político legislativo y ejecutivo, a cuenta de ricos de cuna y guapetones de Logroño, que ni son guapos ni sirven para un… año, al frente del país.