Blog del Duque: El Discurso del Oeste
Han anunciado a los ganadores del Premio Nacional para Licenciados en Comunicación Social. No me corrijan: no es Premio Nacional de Periodismo. Allí sólo participan los señores Licenciados y las vacas sagradas a quienes éstos les conceden la gracia de recibir un premio de consolación.
José Vicente Rangel y otros no se graduaron en una escuela de Comunicación Social, pero sus panas le hicieron el favor de incluirlo en la cofradía porque tenía tiempo ganándose el pan ejerciendo ese oficio.
“Periodista”, según cierto sistemita segregacionista y elitesco de Licenciados, es el que se gradúa en una escuela de Comunicación Social, le paga peaje al CNP (un cadáver ambulante disfrazado de institución seria) o es directivo o dueño de un medio de comunicación. El año pasado, cuando uno suponía que la cosa iba a ser corregida por los señores rrrrevolucionarios en funciones de Gobierno, Willian Lara y Levy Benshimol se unieron en fraternal abrazo para legitimar este asqueroso disparate fascista: la Ley es la Ley y ni te atrevas a cuestionarla. Tal parece que ahora para ser revolucionario hay que rendirle honores a esta Ley creada por adecos en 1973 (aquí veo, en el librito que la contiene, las gloriosas firmas de Carmelo Lauría y Eduardo Gómez Tamayo, rrrrrrevolucionarios a toda prueba), reafirmada por adecos en 1994 y en 2003, y recontralegitimada por Lara y Benshimol en rueda de prensa que pasará a la historia por sus despropósitos.
Va uno de ellos, a manera ilustrativa y con fines puramente recreativos: cuando un periodista de Radio Rebelde y uno de La Mancha alzaron su voz para cuestionar este sistema cerrado y elitesco, Willian Lara les espetó que esa Ley servía para contener los apetitos de la SIP (esa Ley que sí les da permiso a dueños y directivos para ejercer el periodismo), Benshimol aseguró que sólo quien estudia en la universidad tiene formación ciudadana y Desirée Santos Amaral dijo que esa Ley era de pinga porque el TSJ acababa de ratificar su vigencia.
Buen momento para decirlo con todas sus letras: esta no es una confrontación entre chavistas y antichavistas, sino un interesante episodio de la lucha secular entre los privilegios de la derecha y las tendencias de avanzada. Hay más conservadores y derechistas en el chavismo (y en el Gobierno chavista) de los que uno se imagina.
***
A mi pana Vanessa Davies la han anunciado como ganadora, pero ella no se ganó el premio: es el premio el que se ganó el privilegio de contarla otra vez entre sus ganadores. Felicitamos entonces a quienes se empeñan en mantener vivo a ese certamen decadente, denigrante, exclusivista y en vías de extinción, por haber distinguido a Vanessa. Y a ti, amiga, te felicito por tu trayectoria y por tu grandeza profesional y humana. No por el premio, que no le agrega nada (bueno) a lo que eres, y sobre el cual ya sabes qué cosa pensamos en esta esquina. El premio no hace que aumenten o se legitimen tu calidad ni tus méritos; el que te hayan premiado hace que el premio adquiera cierto aspecto decente y hasta justo.
***
El Premio Nacional de Periodismo, lo mismo que la Ley de Ejercicio de esa profesión y todo el aparataje jurídico e ideológico sobre el cual cabalga la comunicación social en Venezuela, es producto de una aberración social y política según la cual hay unos seres excelsos, intocables, majestuosos e intachables que se graduaron en la universidad, y otros bichos de segunda o tercera categoría que son el resto de los mortales.
Vaya que lo logró meter de contrabando durante años este sistema de dominación. Mucho tiempo pasó antes de que alguien se atreviera a insurgir contra esta visión elitesca del mundo, de la comunicación y del país. Hasta que de pronto la realidad les mostró que había otros seres humanos haciendo lo mismo que la élite (es decir, haciendo periodismo), y entonces el sistema actuó en consecuencia: crearon un premio para ellos, los “comunicadores alternativos”. En conclusión, hay un Premio Nacional de Periodismo, para los excelsos periodistas graduados, y un Premio a la Comunicación Alternativa, creado para tranquilizar al negraje, al lumpen-periodismo hecho por los insignificantes, a los güevones que no pasaron las materias de rigor en la universidad y que no le cancelan una mensualidad a una mierda llamada CNP, reducto de adecos y sifrinos que todavía se sienten superiores.
***
Tiene sus momentos sublimes esta aberración llamada Premio Nacional de Periodismo. En tiempo de los adecos y hasta hace dos años, el Premio Nacional se otorgaba sólo a licenciados en comunicación social, excepto en el renglón Opinión, en el cual podían participar todos los columnistas de periódicos impresos. Pero hete aquí que, en pleno Gobierno Bolivariano, la cosa fue modificada, pero no para avanzar sino para anquilosarla y restringirla: ahora en el renglón Opinión también la participación está reservada a los señores Licenciados. Lo cual es contra natura por varias razones. La más cándida de ellas: usted no puede estimular ni premiar en los periodistas el ejercicio de la opinión, pues se supone que esta es una de las más graves deformaciones del periodismo actual: ahora los periodistas no quieren buscar informaciones sino contaminar sus trabajos con sus prejuicios y visión del mundo.
***
Ningún país puede hacer una Revolución promoviendo el respeto de las Leyes del régimen que quiere derribar. Nosotros queremos hacer una revolución a partir del respeto de Leyes adecas. La Ley de Ejercicio del Periodismo y el Premio Nacional de Periodismo son instituciones adecas, retrógradas, esclusivistas, segregacionistas, negadoras de la realidad. El pueblo se ha soltado a hacer periodismo, a buscar y procesar la información que los medios privados y oficiales le niegan o le entregan deformada, y hay una Ley adeca que lo criminaliza.
Va siendo hora de poner en su sitio algunas cosas. La derecha endógena, aliada con la abiertamente antichavista, no puede ganarnos esta batalla.