Comparto en “casi” toda su extensión su punto de vista en torno a los jerarcas de la iglesia católica; pero respetando, como profesión de fe, como la puede ser cualquier otra, la religión católica. No obstante hermana, la invito y así la llamo porque somos hijos de Dios, indistintamente de la visión que se tenga de Él lo somos, e indistintamente de la iglesia que usted quiera abrazar lo somos; a no perder la fe en Dios y en ese espíritu de luz que nos visitó hace 2007 años y que vino para dejar un mensaje de amor, de paz, de confraternidad y de hermandad entre todas las almas que pueblan este y otros mundos densos: JESÚS.
Hermana, usted fue fuerte, muy fuerte cuando usó expresiones como esta en su artículo, cito: “¿Dónde estaba y dónde está ese dios acomodaticio y complaciente, lujoso y ladrón?” Y concluye diciendo, “¿Dónde tengo que firmar para decirle a ese dios que ni se le ocurra
llamarme hija?” fin de la cita.
No hay derecho hermana, compatriota, para tanta dureza de corazón por el sólo hecho de disentir de una jerarquía eclesiástica “desviada de principios morales e incluso teológicos” como lo es parte del sacerdocio católico. Hasta ahí, estoy de acuerdo con usted en toda su extensión; pero no olvide que la mayoría de las almas que habitan este planeta, obra de Dios, creen en ese Dios; no en los curas católicos, sino en Dios.
Sí el señor Teodoro Petkoof, decidió eliminarla de su lista de articulista del “Diario Tal Cual”, por lo que usted supone, con motivo de su artículo cuestionando al catolicismo, tenga la seguridad que Dios no la eliminará de su lista de hij@s por mucho que lo desee. Su alma, al igual que la mía, le pertenece a Él y a eso no podrá renunciar por mucho que lo pida; incluso, hasta solicitándolo por escrito; por el contrario, tenga la seguridad, que a partir del momento en que su mente pensó en ello, la Omnipresencia de Dios se agudizó sobre usted y de eso no escapará, delo por hecho.
Con mucho respeto para usted hermana, le regalo un pedacito bíblico y que Dios la bendiga:
“Cuando vayas al magistrado con tú adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel”
“San Lucas 12:58”
¡El que tenga oídos, que oiga!
