Se ha dicho que los canales de comunicación del Estado han fracasado, que no tienen rating, que son parcializados, rojos rojitos, que la libertad de expresión es para algunos chavistas, que las noticias adversas al gobierno no son trasmitidas, que Vive es un fastidio y Tves también.
También se dice que Globovisión es un canal golpista. Ahí está su conductor y su parcialidad evidente hacia sectores opositores. Se dice que tienen un plan desestabilizador y que el desabastecimiento se agudiza cuando en Globovisión (o en El Nacional) “alertan” sobre la escasez de divisas para comprar cualquier cosa. ¿La diferencia? A Globovisión la ven y a algunos canales del Estado no.
Y es que tengo que decir que últimamente los errores comunicacionales del Gobierno se cuentan de cinco en cinco. Los pelones son cada vez más frecuentes. Simultáneos. Los ministros de Comunicación e Información han sido incapaces de darle respuesta efectiva al Estado. Ni qué decir al Gobierno.
Les pongo por caso el torpe episodio con Sanz. Desde octubre de 2007 está corriendo la especie de que Chávez le prohibió un concierto. Y Miraflores, la cancillería, el MCI, dejaron correr la especie. Ahora el Presidente dice que es una campaña mediática contra su Gobierno. Y no tengo duda de que la hay. Pero con este absurdo episodio de Sanz, la responsabilidad es unívoca. La negligencia (¿o el saboteo dentro del mismo gobierno?) es evidente. ¿Por qué no hubo una aclaratoria a tiempo? ¿A quién conviene que el planeta entero crea que Chávez le impidió a Sanz cantar? A la oposición, sin duda, pero ¿dentro del Gobierno a quién? Pasaron más de cuatro meses y dejaron correr la arruga de la estupidez. Otra vez. Por enésima vez salió Chávez a explicar un asunto “doméstico” que se convirtió en un asunto de “Estado”. En un intento por recoger los pasos, el Presidente despacha el asunto de Sanz culpando a los medios de comunicación. Sin necesidad y sin razón. Si la salud está en cama y en coma ¿para dónde mirar? Basta con ir a un hospital para comprobar por dónde van los tiros. Y en qué andan los enfermos de nuestro país.
La política comunicacional está volviendo a descansar, solamente, en los hombros de Chávez. Y eso, en época de triples erres, no parece ser una estrategia comunicacional. O lo es, pero me temo que, otra vez, errada.
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