Jamás imaginé lo que a mí me sucedería

Hipoglobopotazo sin consideración alguna: me dejo fría

El domingo 14 de este mes de junio del año en curso me levanté bien tempranito e hice mis necesidades habituales menos una y después de desayunar con tortilla de mariscos a la francesa, me dispuse ganosa a realizar la función designada como escuálida respetuosa de los convenios interpartidistas: salí a la calle bien coqueta con una flor roja tras de mi oreja izquierda abrazada a mi tinaja pintarrajeada de blanco surcada con su intrincada G de globo para el globopotazo como la sensación política del fin de semana que serviría para recoger y cancelar la multa del canal Globoterror al Seniat y, enseñarle a Chávez y a su gobierno que el que se mete con ése canal no sueña más y, para ello: tomé como punto de contacto la 4 de mayo de Porlamar frente al Banesco para agarrar a todo aquel que saliera de los cajeros automáticos del banco ese día y, aunque tenía una gorra blanca para resguardarme del sol inclemente de Margarita me pelé, lo que al fin no me desilusiona pero la poca colecta me puso más negra de lo habitual por la pichirrez de los usuarios y demás personas que pasaron por allí frente a mí que ni ganas de contar la odisea de ese domingo me quedaron y, lo que suponía un hiperpotazo se me convirtió en un hipo permanente que, todavía lo cargo y en total solamente, me metieron en la tinaja: un medio de plata lucio y un centavo amarillo que sumados no dan sino ganas de llorar a moco tendido y todavía recuerdo como si fuera hoy: como una viejita ensartando dos veces sus dedos en señal grosera y sin pelos en la lengua, me dijo, esto es para tí y esto para Alberto Federico para que se vayan a freír monos a otro lado y, sin salir de mi espanto oí también cuando un señor gordo y feo viéndome feo de reojo soltó: -¡que buena tinaja tienes nena! Y yo, ¡cáete cielo y trágame tierra!

Fue lo que se llama un domingo infernal que me dejaron sin ganas de nada y con mis lolas bien adoloridas de tanto apretar la tinaja hasta el sol de hoy en que escribo esto, para sacudirme un pasado reciente  que dejó huellas políticas negativas en mí y me descuartizó la voluntad de servirle a mi canal favorito y a su gente, pero me quedó como remordimiento bien profundo en la selva de mi alma que jamás me prestaré para faenas que se ven fáciles, pero son las que te revientan la hiel del espíritu de colaboración y, a lo que a mí incumbe me dejó fría y, sin esperanzas de joder al pueblo escuálido que en esta ocasión se me hicieron los locos y, por eso y mucho más cada día odio más al presidente Chávez por ser él culpable de todo lo que a mí me pasó y, es él el que se la tiene dedicado a tiempo completo a nuestro presidente del canal, lo que nunca le perdonaré –aunque me llame por su vergatario y me silbe la paraulata llanera. Somos aguas del mismo río que navegamos por caños separados.

La tinaja de mi fracaso la compré en El Cercado y sin dolor de mi alma la batí contra el suelo ese mismo domingo de mi frustración y con la buena suerte que la bicha no se rompió y, según me informaron después, fue elaborada por una señora chavista con barro traído de Cuba  y, por tal motivo, le puse, la tinaja de mi desconsuelo prematuro callejero.

estebanrr2008@hotmail.com



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Esteban Rojas


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