Nadia esperó
por la voz del mandadero; quien como siempre, desde que es bolsapaga
la quincena, le dice en qué debe ocupar su pensamiento de periodista
en esa mañana fría de octubre cuando le ordenaron entrevistar a Miku
Fedor, el ariete devenido en jugador valencianista, que no por ariete
ni por valencianista se ganó la conversa grabada, sino por venezolano,
“pues algo malo ha de decirnos del presidente venezolano, vale”.
-¿Qué crees
poder sacarle al chaval Nadi?- Pregunta el tío, razonando a la vez
como esos viejos periodistas de mentón y panza destacada: “Miku no
es del todo venezolano como ese Arango que tiene amigos chavistas; además
su origen húngaro me dice que este chaval puede decirnos algo interesante
de la dictadura castrocomunista”. -¿Me copias Nadi?-, dice el gerente
redactor.
-Vale, creo
poder hacer una buena entrevista en combinación de fútbol y política-.
Responde Nadia.
-¿Si pero
qué coño nos puede decir un venezolano de fútbol, Nadia?, nos interesa
la política; qué piensa él de ese país de mierda, Nadia, sólo eso.
De fútbol pensamos nosotros, y de copas el Real Madrid, ohhh!
Nadia Tronchoni,
la destacada redactora de tres líneas la respuesta, baja la mirada
aprobando lo dicho por el mandadero del periódico franquista, y se
alista a buscar información en la red sobre el nuevo jugador del Valencia
CF y de la selección venezolana de fútbol.
Arma en original
estilo, el profundo cuestionario con detalles que tocan la vida juvenil
de Miku; los momentos en Caracas, su vida de pobre, la llegada a un
municipio de la Comunidad Valenciana; sus comienzos futbolísticos en
el club Sueca con apenas 15 años; la llegada al Valencia; y, naturalmente,
sobre Chávez.
(En las Mercedes
no hay poema épico que no se recite con el nombre de Chávez; en Chacao
no hay declaración de amor que no se adorne con el nombre del presidente;
no hay libro de Paulo Coelho donde al unísono sus lectores no recuerden
la presencia contaminante del nieto de Maisanta en cada capítulo; no
hay mesa judía donde el comandante venezolano no sienta la culpa de
haber desplazado en el compartimiento de las evocaciones religiosas
la hazaña patrística del rey David; tanto así ha llegado, que hasta
en las provincias “gallegas” no dejan de soñar su nombre: para
muestra, el botón de la orden del jefe de redacción de El País a
su asalariada del momento, bautizada cristianamente con el nombre de
Nadia Tronchoni, usando para ello esa sutil inteligencia y forzando
a hablar a Miku Fedor sobre castrocomunismo en el verde pasto del Mestalla).
Antes de sacarle las palabras envenenadas al ariete valencianista Nadia redacta y nos lanza esta entrada a lo Pulitzer sobre la vida de Miku: “Se presenta como Nicolás, aunque todos le conocen como Miku. A Nicolás Fedor (Caracas, Venezuela, 1985) el nombre artístico se lo puso su hermana. Y procede de la traducción de éste en húngaro: Miklós. El delantero venezolano es nieto de refugiados húngaros, que cambiaron en la Segunda Guerra Mundial un campo de concentración por un barco con destino a Venezuela. Miku, hijo de húngaro y venezolana, tomó la decisión que cambiaría su vida con sólo 15 años. Viajó de vacaciones con su familia a Sueca. Y allí se quedó para jugar a fútbol. Un año después, entró en la escuela del Valencia, que lo ha recuperado este año para el primer equipo. Hoy se enfrenta al Slavia de Praga en Mestalla (21.05, Canal+) en busca del liderato del grupo B de la Liga Europa”.
Después la periodista destapó el cuestionario político-deportivo de la siguiente manera: ¿Procede de una familia humilde o acomodada?¿Tiene morriña? ¿Sigue el día a día en Venezuela, le interesa la política? ¿Prefiere ahorrarse su opinión sobre Hugo Chávez? ¿Se parece a Cuba? Es el delantero de la selección. ¿No teme hablar con tanta naturalidad?.
Desde la distancia, desde aquí aseguramos que, fuera de grabadora, el vinotinto sí expresó algunas impresiones sobre el país y sobre el presidente venezolano. La insistencia o el objetivo de la redactora folletinesca no era sacarle a Miku cómo fue su vida de niño en Caracas, o el hat-trick que le hizo al Stabaek de Noruega en la Liga de Europa; interesaba sacarle, eso sí, algunas palabras pesadas sobre Chávez que resonaran en Caracas y más allá de Caracas tal como acostumbra a hacerlo religiosamente este periódico falangista de Madrid.
De hecho, el titular deja todo claro: Habla Miku Fedor: Por desgracia, Chávez quiere parecerse más a Cuba. Al otro día el propio Miku afirmó que la periodista lo abordó para tratar temas deportivos y personales, a pesar de que le expresé que me reservaba mis comentarios acerca de la situación de mi país, seguía insistiendo y me encontré con esta sorpresa”.
Miku, esa sorpresa se llama manipulación y alteración. Es un mecanismo usado regularmente en los medios de comunicación para torcer situaciones a la conveniencia e intereses políticos de los editores, ligados ellos a grandes corporaciones publicitarias y económicas. Es entonces posible que el jefe de redacción de la corresponsalía de El País en Valencia, quiso decirle a su jefe del Partido Popular, quien también es dirigente del Valencia CF, que Miku Fedor, aunque con raíces venezolanas por alguna parte, y a pesar de que meta goles con la vinotinto, nada tiene que ver con los chavistas.
-¿Y Nadia?, ah Nadia, qué duro oficio ése de llenar de realidad las vacías páginas de ese pasquín gallego, llamado El País.