La revolución de los pueblos se va dando y perfeccionando en la medida en que la autocrítica de construcción revolucionaria impulse a la reflexión y rectificación de los errores en ese difícil camino de la lucha. Eso es casi un axioma invulnerable en todo proceso sinceramente revolucionario. Por eso, Camaradas, Aporrea tiene en ese sentido y en base al puesto de lucha que se ha ganado con creatividad e inteligencia comunicacional, una relevante responsabilidad que mas que por sus propias acometidas per sé, le ha sido asignada por el nutrido conglomerado socialista que sobre ella gravita. Pero a veces, Camaradas, esa exigencia se pierde en la bruma de la duda que igual a ratos parece asaltarle. Es difícil conocer los lineamientos más recónditos que puedan asumir quienes tienen la responsabilidad de la escogencia de los artículos escritos u opiniones que irían al portal de ese importante medio de difusión socialista. Pero al humilde criterio de quien estas notas garabatea, la escogencia esta signada en casos, por elementos de duda o al menos de temor en la proyección comunicacional de los contenidos que puedan expresarse. Y eso no es bueno cuando la opinión que se censura ha obedecido a los preceptos mínimos de lealtad y perseverancia a la revolución, al líder de la revolución y al partido de la revolución. Porque la critica, por dura que esta sea, más efectiva es cuanto mas fomenta el avance de la construcción del socialismo. O cuanto más ataca las desviaciones y extravíos del norte revolucionario. Si Camaradas, la autocrítica revolucionaria es la mas contundente herramienta que hará tomar siempre el camino de la corrección. Miren nomás, Camaradas, los angustiosos llamados del máximo líder, casi todos los días del mundo, para enderezar los rumbos y verán allí la mas categórica expresión de autocrítica que le aflora desde los mas profundos sentires de su convicción socialista. Y en base a esos sentimientos es que quien escribe envió a ese sitio de reflexión política que representan Uds., los dos últimos escrito que jamás fueron publicados en esas importantes páginas que tanto estimo y que tanto admiro. Mis escritos: “Cuando Estorba la Rectificación” y “Las Angustias del Presidente”, no fueron allí publicados. Dos escrito cargados, a mi humilde entender, de algún aporte para el nutrimento de la rectificación de algunos caminos distorsionados de la revolución. Entonces, no se entiende por ejemplo, no darle espacio a este tipo de trabajo y cederlo a veces con demasía a escritos como los expresados por un profesional de la medicina que insultaba con audacia al Camarada Mario Silva y en dos o tres oportunidades repetía su argumentación que competía en insultos con las groserías expresadas en de “Las Verdades de Miguel” en contra del atropellado camarada. Son cosas que no se entienden. Por eso Camaradas, sigue siendo grande la responsabilidad que a ustedes le ha sido asignada. Le confieso que cada vez que me publica, interactúo con una comunidad socialista que ni siquiera en cuantía imaginaba que existía. Y eso es el gran legado de ustedes. A pesar de estos sermones, quien escribe está absolutamente convencido de que esta revolución que Uds. profesan no hubiera avanzado a la vanguardia de lucha en que se encuentra si Uds. no hubieran tampoco extendido a ella el nivel profundo de la discusión revolucionaria que como llama inmarcesible, Uds Camaradas de Aporrea, ha ayudado a prender.
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