Para los pocos que no se han dado cuenta y para los muchos que se hacen los pendejos, el negocio de hacer oposición en Venezuela, es una industria cobarde y altamente rentable. Por ejemplo con el pretexto de la inseguridad, promocionada por los medios de comunicación masiva al servicio de la oposición vendida y torpe, que a la vez obedecen a patrones impuestos desde el norte, un rasguño en una uña en cualquier accidente de transito, es convertido en una violación de los derechos humanos de algún borracho que se quedó dormido al volante. Mediante esas estratagemas, pretenden confundir a la opinión pública y aparentar una situación de caos. No estoy negando que la inseguridad se ha convertido en un problema en el continente, no solo en Venezuela. Pero tampoco debo negar que esa inseguridad es creada en Venezuela intencionalmente para producir un efecto político que automáticamente achacan al gobierno nacional ¿Quién puede negar que el paramilitarismo sea un negocio importado desde Colombia, para impactar en la estabilidad del país, y a la vez produce dividendos con los secuestros y asesinatos por encargo? ¿Quién desconoce que amplios sectores de la oposición están ligados a esos sectores paramilitares? ¿Quién no sabe del nexo de los gobernadores del Zulia y Táchira, con las bandas terroristas paramilitares de Colombia y Álvaro Uribe? ¿Quién se atreve a desmentir que el líder de la oposición Manuel Rosales, ofreció un pago de 25 millones de dólares para que se asesinara al presidente legítimo de todos los venezolanos?
So pretexto de la inseguridad se está implementando la táctica empleada en Chile en los tiempos d Allende. No hay estado de Venezuela, donde un sector manipulado del transporte, no amenace con paro y cierre de vías. En el Hospital de Lídice en Caracas, unos médicos sabotearon el servicio de emergencia y maltrataron a los pacientes, luego sobrevino un paro general, que fue enfrentado valientemente por las comunidades organizadas. En Chivacoa, los médicos paralizan el día 25 /11, el servicio de emergencias, violando de esa manera el derecho constitucional de los ciudadanos a la atención oportuna y eficaz de la salud. Igual pasa cuando cualquier empresa, se burla de los trabajadores, y son empujados o inducidos a cerrar calles y a acusar al gobierno.
Los opinadores asalariados y sin conciencia, usan todos los vehículos de comunicación para tergiversar las cosas y convertir en blanco todo lo negro. Su objetivo es la mente y conciencia del pueblo que sirve de apoyo al Proceso. Todas sus argumentaciones, están basadas en mentiras y medias verdades manipuladas. Pero cosa curiosa, los explotadores mercantilistas de las manipulaciones de la salud por ejemplo, hacen tremendo negocio vendiendo seguros de HCM, a precios abusivos, generando élites egoístas, y a la vez sacándole al Estado sumas económicas que invertidas en el servicio publico, alcanzaría para toda la población y sobraría dinero para otras cosas, pero en la componenda, se hacen alianza con grupos medicos, que dan un servicio pésimo en los hospitales públicos, empujando a la colectividad a acudir alas clínicas privadas, donde causalmente también prestan servicio, pero con diferente trato, más efectivo y oportuno ¿Por qué esa diferencia? ¿Por el dinero? ¿Por desprecio al pobre que va a los hospitales? ¿Por discriminación? ¿Por racismo? ¿Por negocio? ¿Porque les pagan para no prestar servicio eficaz en los servicios públicos?...
Es indudable que el común del pueblo es visto por esas élites dañinas como un grupo social sin derechos ni garantías humanas, si no tienen en su haber una cuenta bancaria que lo haga digno de ser atendido como persona. Es un asunto de luchas de clases. Los poderosos quieren más y más población pobre y desasistida, para tener mano de obra barata; los servicios de salud, alimentación, vivienda, educación etc., en exclusiva para ellos. Ese es el meollo del asunto de la conducta de la oposición tarifada y de la inseguridad utilizada como arma política en contra del pueblo, para mantener una organización social discriminatoria e injusta. Otro descaro es el de los sindicaleros que viven a costillas del trabajador, sin producir nada, cobran varias veces más que el trabajador más productivo. Una ejemplificación de la sanguijuela humana. Esa injusticia debe acabar.
javierdelvallemonagas@gmail.com