Carta a un Amigo a propósito de la crisis del ANMCLA

La sopa crítica del movimiento popular

Primera Parte 

Carlos, te envío estas primeras líneas con la idea, como te proponía, de ir sistematizando a dos manos algunos elementos que recojan al menos ciertos puntos donde queden registrados los aspectos críticos mas relevantes de lo que es hoy el movimiento popular.  Si te parece atraviesa o pon las opiniones tuyas como mejor creas a partir de estas primeras letras que te dejo.  Por supuesto, aprovecho para ello la crisis particular por la cual pasa el anmcla por segunda vez donde creo tu tienes mucho más que decir que yo, pero a la vez me parece particularmente relevante esta crisis ya que proviene de un campo militante donde en principio la claves teóricas y los principios y metodologías de la práctica utilizados eran aparentemente los mejores blindados en contra de toda forma de autodestrucción que provenga de los torniquetes más corrosivos que nos otorga la política y la vida misma dentro del mundo capitalista y de muchos de los elementos mas degrandantes que heredamos de la propia historia del movimiento revolucionario. Como mínimo me refiero a: corrupción, pérdida del sentido ético y libertario de la vida, delegación representativa del poder, monopolización del mando, monopolización de la información y el saber, división entre dirigidos y dirigentes, sumisión al estado y los poderes constituidos, dirección personalizada y no colectiva, ausencia de una práctica real emancipatoria, ausencia de transparencia dentro de las relaciones de camaradería y organización conjunta,  encubrimiento discursivo del vacío de una política real de liberación, posición y acción crítica limitada o eliminada gracias a las relaciones de conveniencia interna con gentes o instituciones del poder constituido, la organización o el campo militante en general se convierte así en un fin en sí mismo y no en una herramienta real, autónoma e integral de liberación, es la instrumentalización total del campo revolucionario. 

Advertencias respecto a la presencia y reproducción de todas estas –y otras- prácticas tan corrosivas y negadoras del sueño revolucionario como tal y a la vez, el reto de forjar un campo militante que aporte con su ejemplo y su propia pedagogía activa, es decir, con su propio trabajo revolucionario, a una nueva cultura política deslastrada en todo lo posible de semejantes prácticas de dominio y sumisión, era posiblemente el patrón ético-político fundamental tanto del PNA (Proyecto Nuestra América) y todas sus derivaciones locales, movimientales y políticas como de muchos otros colectivos que nacieron al calor de la guerra contra el sistema y sus instrumentos de poder y que de alguna manera constituían eso que llamamos la corriente histórico-social.  El blindaje original teórico y práctico no era una maravilla pero al menos era algo importante, trabajado y en muchos casos probado, quiero decir, no era algo de locos y de puristas utópicos alcanzar niveles importantes de emancipación frente a semejantes prácticas de dominio y sumisión, con todas las limitaciones de nuestra caribeña esencia y todas las limitaciones del actuar dentro de un contexto que, desde finales de los años ochenta hasta el año 2004, se acercó y ralló por milímetros la situación de guerra total de clases. El ver nacer escuelas, colectivos, redes, entramados clandestinos, nudos comunicantes, experiencias comunitarias, luchas de base que se liberaban al menos en buena parte de tanta corrosión heredada y encarnada era de alguna manera la prueba de fuego de que sí era posible lo que algunos llamamos hoy esa otra política.  Vencer parecía entonces establecer una estrategia definitiva para convertir esta dura prueba en un acto expansivo y hegemonizante que envolviera cada vez más al campo popular y quizás parte de un estado totalmente debilitado por la crisis interna y estructural que vivía y vive sin poder lograr ningún consenso dentro de las clases dominantes que lo reactive como maquinaria eficiente de dominio y menos aún un modelo de poder que pacifique a la sociedad frente a él.  Se trataba entonces de multiplicar en la base y de alguna manera utilizar de la forma mas inteligente los puentes con ese estado debilitado pero dirigido por un gobierno de fachada altamente progresista y defendido hasta con la vida por nosotros, aquello que desde hace mucho tiempo llamamos acumulación geométrica de fuerzas. En principio esto tenía que funcionar, conseguimos la fuerza mínima necesaria, derrotamos el enemigo fascista mas peligroso, tenemos un horizonte claro. Razón por la cual incluso en el año 2004, que es desde mi punto de vista el año donde el movimiento popular llega al pico de su capacidad autoorganizante y de fuerza probada particularmente en lo que fue el referéndum presidencial, empiezan a conjugarse escenarios de organización autónoma y movimientos socio-políticos como fue el propio PNA-M.13A, pero podemos contar varios más tanto sectoriales en el movimiento indígena, campesino, obrero, comunicacional y urbano, como políticos, que se planteaban a sí mismos ser esa plataforma de poder expansivo y hegemónico que convertiría la revolución bolivariana en una verdadera rebelión antiburocrática y un estallido de poder popular y libertario con vocación nuestramericana. 

Sin embargo la amarga historia ya hoy nos prueba que lo que terminó pasando fue todo lo contrario. Ese acto expansivo y hegemonizante desde lo pequeño a lo extenso en el campo horizontal de lo social y desde abajo hacia arriba en relación a la presencia o influencia directa sobre el territorio estatal y de gobierno, terminó siendo por un lado una efectiva multiplicación del campo popular organizado pero cada vez más fragmentado y cada vez menos autónomo y sin visión autogobernante, es decir, administrado directa o indirectamente por los diversos entes de gobierno. Y por otro lado, una relación con fuerza cada vez menor y con actitudes de simple sobrevivencia táctica frente a las instituciones de gobierno, los burócratas consentidos de turno y las mismas políticas, discursos y prácticas del gobierno en general.  Pero esto no es todo, pasa algo mucho mas grave y es que aquellos elementos tan corrosivos de dominio y sumisión reaparecen y empiezan a reproducirse como plaga imparable dentro del campo popular organizado, incluyendo sus vanguardias mas probadas e incluyéndonos por supuesto como corriente libertaria y nuestramericana. Para algunos este fenómeno de degeneración política tuvo sus saldos sangrientos y posterior sumisión a cualquier jefe notorio del chavismo (ya conocemos algunos en Caracas), otros casi venden todo su acumulado y espíritu naciente de lucha como es el caso del FCEZ para convertirse en correajes ministeriales, otros se diseminan entre lucha caudillezcas y fraccionales, caso de la UNETE, otros se reducen a luchas parciales peleándose hegemonías locales o institucionales (esto se da mucho entre los colectivos culturales y comunicacionales), algunos muy pocos pasan a una posición de confrontación al gobierno donde la mayoría se disuelven, otros se derechizan y en algunos casos les ayuda a conservar y multiplicar en algo su fuerza como es el caso de la corriente C-CURA, pero cada vez mas sindicalizados y unas lindas cuotas de sectarismo antes superado, otros quedan totalmente neutralizados y peleando cuotas de subsidio como es el caso de los CTU, redes de consejos comunales avanzadas, etc, otros simplemente se burocratizan por completo y pasan a ser cuadros medios de gobierno con influencias cada vez menores en la misma medida en que el gobierno pasa a ser controlado por las tendencias mas derechizantes, corruptas, militarizantes y corporativas que siempre hubo dentro del chavismo antes y después del 92. 

Y en lo que se refiere a lo que originalmente se articula como PNA y el intento de condensar orgánicamente su acumulado histórico que no fue poca cosa, probablemente a mi modo de ver el acumulado mas importante de la izquierda antisistémica en los últimos veinte años, en el M.13, tu sabes bien, en Aroa ustedes provocan una primera e importante división sobrevalorando su propia fuerza de aparato concentrado en el ANMCLA y fetichizando a la vez el ¨basismo¨ que a la final, a mi entender, no es ni puede ser ninguna política, es una falsa identidad (falsa porque no hay ningún movimiento que sea estrictamente y únicamente ¨de base¨, y aunque se sea de tal siempre hay tareas que no son de tal como tu bien sabes) lo que a la final terminó siendo una autopista para la despolitización del mismo espacio militante que ustedes liderizan y una instrumentalización total del mismo alrededor de un discurso antiinstrumental y libertario. En otras palabras rompen sin razones políticas sino de distancia y ruptura con personalidades erróneas a su modo de ver -a lo mejor con razón- quizás conmigo en particular, posiblemente por ser el mas confrontativo hacia el gobierno y por tanto el menos conveniente, perdona pero así lo interpreto, y ¨liberarse de los emblematicos¨y ustedes asumir una ¨dirección oculta¨ de algo que terminó siendo su propio calvario. Lo cierto es que de la sobrevaloración aparatera de fuerzas, la falta de una política alternativa, la falta de un criterio colectivo de dirección, la fetichización de la militancia de base y la posterior sumisión al engranaje de dependencia con el estado que ustedes construyen, mas toda una cantidad de historias particulares que no conozco, entiendo ha pasado lo que ha pasado entre ustedes, que a mi modo de ver, y te lo digo con toda la tristeza, originalmente era un triunfo del pueblo en su potencia comunicante. Y que mas allá de anmcla o de este aparato u otro, nosotros como un todo militante y articulado sí construimos una política comunicacional liberadora y comenzamos una práctica real probada que a la final hemos sido incapaces de expandir y realizar en tanto tal y al contrario la fuerza acumulada la hemos disuelto en gran parte entre las prepotencias de la autosuficiencia y la ausencia de un criterio profundo de clase donde entendamos los límites, las potencialidades y las lealtades debidas a los propios acumulados luchados por nosotros como pueblo y punto. Ahora claro, lo del PNA no termina allí, el otro pedazo del M.13 que siguió su ruta también se disuelve pero por la actitud contraria a la sobrevaloración y la prepotencia, se disuelve en la subvaloración de sí mismo y la preferencia a la final de cuadros fundamentales y emblemáticos entre nosotros que después de la asamblea de Carora, desdeñan totalmente sus resoluciones y prefieren jugarse la opción del internismo dentro del PSUV, sin otra política que no sea el reconocimiento del liderazgo abrumador de Chávez y la imposibilidad de girar por fuera de su guiatura sea cual sea (otra vez las idealizaciones y fetichizaciones, esta vez del ¨pueblo¨y su supuesta opción chavista y caudillista), estemos de acuerdo o no, botando a la basura mas de cuatros años de esfuerzo de construcción orgánica autónoma hecho a su vez sobre un largo acumulado. En otras palabras, no ven otro poder sino el que le es mas externo y mas extraño y prefieren jugársela allí, con sus grupos de influencia inmediata, diseminándose ellos mismos entre fracciones o simples presencias individuales con cuotas limitadísimas de influencia dentro de algo donde buscaron oxígeno y mas fuerza pero donde no hay ni aire donde respirar libertad ni poder alguno para nada ya que ese partido por sí mismo no potencia nada que suponga un poder de liberación. Es en definitiva una maquinaria electoral, un sindicato patronal de gobierno, un escenario mas de propaganda oficial, un juego infinito de trampas y oportunismos para pelearse cargos y representaciones y si acaso un testimonio desde lo interno del terrible descontento que hay en gran parte del chavismo de base que es su parte mas interesante y mas invisible por supuesto. Mas adelante ahondaré mas en esto, pero a mi modo de ver, esta historia final y autodisolvente del M.13A y lo que viene sucediendo en estos momentos en el ANMCLA, o ¨Comunidades al Mando-PNA¨ (perdona pero no se muy bien cual es la diferencia) pero sobretodo la nueva situación en que nos encontramos política e históricamente después de once años de gobierno autodefinido revolucionario, en mi opinión dan por terminado el PNA como hecho político real. Quedan sus principios, claves básicas y metodologías pero eso a su vez tiene que ser profundamente revisado porque más allá de sus aportes que creo son importantes e imborrables, son sobretodo sus propias debilidades de concepción política y por ende de construcción estratégica de fuerza lo que explica su incapacidad de sobrevivencia en general y no solo de sí mismo en sus expresiones internas sino de la propia degradación política que vive el mismo movimiento popular, entendido el PNA como algo que no era un aparato, o un campo cerrado liderizado por este u otro grupo, sino un lugar y una idea síntesis que ha estado presente transversalmente dentro de los ideales, metodologías y estrategias de gran parte del movimiento popular en Venezuela y por qué no, de algunas de las inspiraciones mas nobles y creadoras de la revolución bolivariana, ideas que se expandieron con muchos nombres y apodos además de PNA. A mi modo de ver lo que viene entonces después de este justificado final es el cuestionamiento a fondo de todas estas premisas y sobretodo su ambigüedad frente al problema de poder que se quedó simplemente en caracterizarlo en lo que respecta al poder despótico capitalista y burocrático pero sin tener para nada claro respecto al que hacer en caso de que estalle o entre en una crisis como la que vive hoy día y desde hace rato. Explicando de esa manera la razón de un debilitamiento relativo tan incompresible y del mismo tamaño como lo fueron las expectativas creadas los primeros cuatro o cinco años de esta revolución. Y por obligación contraria ir aportando a una “otra política” que solvente por lo menos en parte estos inmensos vacíos  aunque aún falten muchas claridades que al menos yo no soy capaz de atrapar ni de ver, creo que solo lo podrá ver la “razón de todos”, la “ciencia política del pueblo” agregamos hoy. 

En todo caso toda esta situación de la vanguardia social mejor probada por supuesto facilita que las prácticas sociales que derivan de la multiplicación de escenarios populares de organización menos formados o con menos historia o se queden enredadas en su propia sumisión al poder constituido o neutralizadas en su aislamiento como es el caso de los movimientos obreros, campesinos e indígenas en resistencia que no logran su meta fundamental del control productivo y territorial que demandan centralmente. Otros patinan entre eternas demandas laborales, de servicios, de vivienda, etc, sin encontrar por lo general salida y juicio que no sea el del desprecio y la acusación de enemigo. Se traicionan incluso a sí mismos al apoyar personajes verdaderamente vomitables abortados por la propia maquinaria oficial de filtraje respecto a quien sí y quien no ha de estar en puestos de decisión y representación, sin lograr otra cosa que el reconocimiento lastimoso y manipulante de estos vómitos. Ya sabes tu todo lo que esto significa sobretodo en estos momentos en que el sector mas reaccionario y antilibertario de gobierno, como decía, se impone a sus anchas sin mayores cuestionamientos de parte de Chávez que no sean declaraciones, imputaciones o hasta humillaciones públicas a sus allegados inmediatos pero sin mayores consecuencias y por tanto con cada vez menos miedo a estas mismas declaraciones propias del espectáculo mediático y la búsqueda permanente de la legitimación del liderazgo personal de Chávez, que es su objetivo. 

No haber expandido y fortalecido desde la relaciones reales de vida unos valores y una visión política emancipatoria a nivel social y de estado, supuso entonces lo contrario, facilita por un lado una descomunal burocratización del espacio de estado con sus naturales despotismos, y por otro, va convirtiendo los acumulados populares de organización en una espejo ético y político de este proceso reactivo, hasta llegar a nosotros mismos, a los nudos mas blindados y radicales en principio, lo que a su vez también facilita la reproducción dentro de ellos de todo tipo de conductas miserables y sumisas que quiebran y destruyen con toda maldad lo construido sin que el enemigo haga nada especial para ello. A la final entiendo que con mayor o menor intensidad y desfachatez los correajes burocráticos de estado logran algo fundamental a su sobrevivencia: poner a una enorme proporción del campo popular militante a girar alrededor de las dádivas del presupuesto de estado y de quienes lo controlan coyunturalmente, o del cargo burocrático ofrecido, siendo por tanto un movimiento subsumido en gran parte a los sueños del capitalismo monoproductor y rentista ahora agigantado y que hoy se transmuta en capitalismo de estado, socialismo o como gusten llamarlo. De esta misma manera muchísimos y muchísimas de esa esfera definida como militante se sienten obligados a limitar su acción y su palabra a un criterio de conveniencia propia, es decir, ese mismo entramado burocrático logra convertir los intereses grupales de carácter material y político en los mejores ideólogos de la autocensura y la impotencia movilizadora, bajo un atroz argumento repetido: “para que haya revolución y perdure nada puede rebelarse, todo debe aquietarse”, una nueva ecuación física descubierta en este nuevo siglo: ahora parece que para que la materia se transforme ningún átomo ha de chocar y moverse fuera de las mínimas velocidades permitidas y preestablecidas por fuera de la propia materia. Claro está y esta por demás decirlo, que todo esto debilita de manera bestial al menos la revolución que hemos soñado, debilitando a la larga no solo ese sueño loco y a lo mejor imposible, también la misma “revolución” que hoy se condensa sobre el mando político de estado y su proyecto corporativo. La reactivación de un número cada vez mayor de prácticas de despotismo, clientelismo y saqueo es señal de muerte hasta de quien  solo habla y engaña con el lenguaje contrario de su perversa conciencia que es el lenguaje de la liberación. Y si no se han dado cuenta están muchos mas locos que nosotros. Con la libertad, cuando ella deja de ser una formalidad, no se juega y menos aún se manipula.

Pero en fin preguntémonos entonces porqué llegamos hasta allí y efectivamente detallemos algunos de los vacíos esenciales que deben explicar en algo lo sucedido, condición previa para remontar camino sobre una nueva visión de esta historia. Partiendo sobre la base de que, a pesar de las degradaciones cualitativas y debilitamientos políticos reales, quedan y siguen reproduciéndose noblezas y campos de batalla resistentes y liberadores por todo el territorio, hoy obligados a darse a sí mismos un verdadero proyecto político y una estrategia de acción.

Segunda Parte

Tenemos entonces un campo popular donde la conducta desleal e inmoral frente al propio espacio de hermandad militante llega en muchos casos a convertirse en virtud legitimada (legitimada por el cariz de los personajes que hoy controlan el gobierno) del “más vivo”, del “más audaz”, del “ganador de la partida” frente a los que se han quedado austeros y sin aparente poder o que en todo caso hay que dejar en esa situación. Es la misma tragedia que vive la revolución española desde el momento en que todo el gobierno repúblicano se somete tanto a los dictámenes de la URSS de Stalin y los intereses partidarios y corporativos que la rodeaban, hasta darse el lujo en plena guerra civil –que comenzaban a perder- de redireccionar sus fuerzas militares y ponerlas en contra –hasta aplastarlas o absorberlas- de las milicias populares autorganizadas ligadas a la CNT para quienes era imposible derrotar el fascismo sin hacer la revolución social y libertaria al mismo tiempo: perfecta y justa visión que compartieron en su momento los mejores leninistas y los comunistas libertarios ligados al anarquismo, traicionada de manera flagrante por los mandos de una república en pleno desmoronamiento. La historia se encargó de probar que toda esta traición solo sirvió al enemigo mayor y a la barbarie condensada en las fuerzas fascistas. En nuestro caso, este descalabro ético con mayores o menores intensidades no viene de “seres malvados” que quieren destrozarlo todo. Definitivamente el problema no es personal, es político, es social, es cultural, aunque existan eminentes responsabilidades individuales al respecto tanto en las alturas del poder como en los planos bajos del movimiento popular.

Tu y yo Carlos tenemos que saber y develar cuáles son nuestras responsabilidades propias en ese sentido, directas o indirectas, pecados mayores o menores, las deslealtades cometidas ante todos aquellos presupuestos que nos constituyeron como corriente histórica, no por afán confesionario y culposo, sino por necesidad política de ayudar a liberar precisamente estos terribles errores, dichos y admitidos desde el ser universal que somos como militantes; callarlos es matarnos al menos en esta opción de vida, es callar la verdad revolucionaria que nos trasciende y que necesita ser oída por quienes retoman el camino. En cuanto a mí creo que la ceguera del momento, el afán de crecer y afianzar poder como corriente sin invitar a proceder en forma clara a actuar respondiendo única y exclusivamente a la “necesidad revolucionaria” a la “necesidad de quiebre” apartada de toda “dialéctica” oscura –o por lo menos de criterios “critico-amables-imbéciles”- con el poder constituido, prefiriendo al respecto circular alrededor de interminables debates o asambleas con intereses que estaban en realidad conspirando contra esta posibilidad, me convierte hasta hace poco, hasta hace unos dos años quizás, en un “cabrón crítico” (que es quizás peor que el cabrón simple, llano y feliz con su condición) de la “contrarevolución burocrática y corporativa” que hoy tenemos encima. Yo he ayudado sin duda a crear una cosa terriblemente cobarde que por allí llaman el “chavismo crítico”, “izquierda chavista”, etc; posición ambigua y miedosa de sí misma que en realidad nunca ha tenido la valentía de desarrollar una polémica abierta y transparente dentro del llamado “proceso” en la medida en que se cristalizan dentro de él posiciones cada vez más hegemónicas y reaccionarias. Una cosa tan absurda y como te digo cobarde que me ha llevado a concluir que fue mucho más limpia y heroica en lenguaje Mariateguista la actividad que llevé adelante junto a muchos otros compañeros –y que tu visitaste muchas veces- desde el viceministerio que me toco dirigir entre mediados del 2002 y el febrero del 2003. Allí éramos todavía los tontos ingenuos, pero guerreros y apasionados, que creímos que al fin la historia se había liberado, que entre otras cosas podíamos poner contra la pared a la casta de corruptos y traidores, civiles y militares, que ya empezaban a pulular por todos los laberintos de gobierno y abrir el tiempo de la revolución social. Razón tuvo Chávez de sacarnos rápido de allí, el turno era para ellos no para nosotros. Para que gane “nuestra historia” todavía faltan algunos capítulos más, algunas claridades y unas cuantas batallas que aún no hemos dado.

Concluyo esta parte, sintiendo toda la pesadumbre por el error cometido, reconociendo que la primera de las razones por las cuales hemos llegado hasta este punto es una descomunal ausencia de voluntad de poder. Jugamos al marginal, al fin reconocido, deslumbrado por el hecho, capaz de traicionar lo más esencial de toda lucha que son sus principios con tal que se mantenga ese reconocimiento que rápidamente habrá de convertirse en dádivas económicas, regulares sitiales dentro del poder burocrático, bellas relaciones con el mismo y privilegios comunes y normales a este status (viajes, recursos paralelos, etc). Como bien lo hemos discutido un millón de veces nuestro poder no es la cantidad de puestos y lugares desde donde “dictar medidas” para que una supuesta sociedad bajo nuestros pies nos obedezca, mucho menos el número de “buenas relaciones” que tengamos con los amos de turno de la burocracia. Nuestro poder es el poder de quien tiene la fuerza para quebrar esta situación, hasta lograr las condiciones para que el pueblo se sienta emplazado, fruto de las mismas consecuencias des-ordenantes que acarrea el acto de su rebelión, a sacar lo mejor de sí, su mayor creatividad y capacidad de lucha y sobrevivencia, sin otro mando que el que este sea capaz de darse a sí mismo. No habernos centrado en ello creó una conducta sumisa en muchas esferas de organización ya logradas que rápidamente rebotó en cualquier cantidad de formas de deslealtad a toda ética revolucionaria.

Una situación así es el mejor de los terrenos para que florezca una subjetividad política mediada por el miedo (donde no hay “poderosos” y dignos, hay miedosos y sumisos); miedo a lo que puedan decir, hacer o castigar seres por encima de nosotros en la escala jerárquica de la sociedad clasista y desigual que muchas veces no son más que seres imaginarios que viven al interno de nuestros traumas psicológicos y que constituyen los grandes censores patológicos de nuestra conducta tendencialmente u originalmente libertaria. El círculo vicioso se repite. Del miedo y la sumisión pasamos al silencio y la desmovilización, del silencio al mejor oportunismo de los “vivos”, de allí a cualquier forma de deslealtad con la lucha misma. Es un reflejo desde lo íntimo a lo colectivo de las relaciones humanas que se reproducen al interno de muchos estamentos institucionales del estado donde las relaciones de jerarquía impuesta y de humillación, de censura y persecución, se repiten por doquier, reproduciendo a su vez actitudes tomadas por el mismo Chávez frente a sus colaboradores directos a nivel público. Nunca olvidaré las palabras de una señora de barrio en Puerto Ordaz que decía frente a una adeca que Chávez más que cosas le había devuelto la dignidad al pueblo. La situación que estamos viviendo es que esa dignidad ganada sin duda comienza a desintegrarse entre toda esta cantidad de patologías del silencio y el miedo. Vaya a saber lo que dirá la misma señora hoy en día.

¿Pero formalmente en que deriva todo esto o al menos cuál es uno de los síntomas más característicos dentro del comportamiento discursivo de muchos movimientos populares?. Aquí sí quiero referirme al anmcla en sus últimas etapas, tu dirás si estoy equivocado o no. Un contexto de organizaciones que van viciándose de la propia pobredumbre que aborta por todas sus fronteras el aparato de estado, en vez de “renovarse” o “transmutarse” en una herramienta poderosa y heterogénea de liberación como aspiramos hasta hace unos años, hace lo mismo que la propia monotonía discursiva que hoy fastidia a millones con el “socialismo” y la “revolución”: se restringen a repetir discursos preestablecidos, la mayoría de ellos muy radicales en su versión anticapitalista y antimperialista, pero donde se palpa a leguas su ausencia de alma, de transparencia, una incapacidad patética de “hablar directo”, de expresarse “desde nuestra verdad” (en códigos de pueblo) , una tristeza rocosa donde no hay síntoma alguno de humor e ironía, de disposición de burla hacia lo que nosotros somos (porque  eso no nos hace mas libres y reales), de verdadera poesía, de denuncia soberbia y sin comas ni amabilidades de lo que son los abusos y desmanes de todas las formas de opresión y crimen que giran alrededor nuestro bajo la fachada de estado, del orden burgués o los múltiples “paraestados” y “paraempresariados” que lo van sustituyendo. En fin, se vuelven discursos brutos y desapasionados donde ni siquiera se investiga el lenguaje mismo, el romper su orden y estructura, entender y develar sus nuevas formas de manipulación de la inteligencia colectiva, derivada de mas de cinco siglos de imposición castellana, académica y televisiva en los últimos tiempos. Es un discurso sin sujeto correspondiente, por tanto no una forma de discurso sino un “formalismo discursivo” que preserva la fachada mientras deshace su proyección real. En ese sentido creo que ustedes dentro del anmcla cayeron pero “de culo” en esa situación, incluso manejando un lenguaje mucho más irreverente y aparentemente des-formalizado y libertario por huella de origen.  Me recuerdo el volante muy lindo que ustedes sacaron en la campaña “por todas nuestras luchas”. Que más irreverencia pedir, pero en realidad esta campaña no estaba diciendo nada. Había por supuesto la voluntad de autonomía, de la reafirmación del “nosotros” como algo que aparentemente no se confunde con los poderes constituidos ni los sujetos políticos constituidos. Bien, pero a la hora de la chiquita si te pones a ver era el “discurso de nadie”, donde nada se diría de frente, donde no existía “carta de lucha” alguna que se le pare de frente al orden explotador como es, lo denuncie, lo increpe, le exija, hasta lo amenace si es necesario, dicho desde un “alguien” real que si es realmente “sujeto concreto de una lucha” (¿no será que para esquivar este vacío se utilizó tanto a la muy real y verdadera resistencia indígena del Perijá?) . Creo que el final de esa campaña, la desgraciada división de la movilización en dos toletes (viste la traición como conducta) por parte del frente campesino, en realidad devela su propio vacío, su simple formalismo y la ausencia de una razón de lucha mas allá de las consignas, el darse una presencia formal dentro del juego de influencias al interno “del proceso”. En una carta que acabo de conocer asqueado al leerla de un notorio directivo del anmcla –para no echarle paja a nadie- en ella se dice, refiriéndose a esa división que ustedes tuvieron en el 2007, algo como “no importa por los “desviados” nosotros nos quedamos con la “marca”, con la “marca capitalista” –del amncla-, y luego mas adelante agrega, algo como “a esos desagradecidos indiesitos mejor darle su millonsito y se acabó”, creo que hay algo más real y transparente en este lenguaje y por supuesto terrible. Esto si no es ningún formalismo es el testimonio de lo que comenzaba a gobernarnos como conducta totalmente ausente de cualquier parámetro ético y político de liberación y una sustitución de ello en un oportunismo atroz de manejar los acumulados históricos del movimiento popular como “marcas capitalistas” que pueden darnos buenos dividendos (a un “nosotros” mucho mas chiquito y privado por supuesto), contradiciendo radicalmente lo que expresan nuestras formas y nuestros mensajes discursivos públicos. ¿Eso no es exactamente lo que hacen los mafiosos del gobierno utilizando el acumulado genérico de la “revolución bolivariana”, su lenguaje, su memoria, su verdad?.

Termino esta parte reafirmando entonces que la ausencia de una verdadera “voluntad de poder” y la degradación de nuestra palabra en un “formalismo discursivo” terminan siendo las condiciones básicas para que lo que tanto intentamos destruir termine siendo el espejo de buena parte de nuestras conductas dentro del propio proceso. Aquí no hay culpables exclusivos, evidentemente y estoy convencido de ello, de alguna manera desde las condiciones concretas en que se vence en el 98 y el 2004 (fin de la conspiración mayor con el referéndum) lo que hemos llamado “revolución bolivariana”, la tendencia a que esto se de era inevitable. Teníamos que pasar por esta experiencia y tomar conciencia de ello, precisamente la falta de un lineamiento claro de acumulación, estrategia y construcción de poder, ayudó a que nos desbaratáramos en gran parte por el camino y termináramos arrinconados por las conductas y valores hegemónicos dentro del enemigo que hemos querido derrotar. Ayuda sin duda este país petrolero sin un proletariado productivo que se asiente en algo más sólido que los discursos, los sueños y las manipulaciones de orden. Es fundamental entonces una “nueva ratio productiva”, una “nueva ratio comunicante” y una “nueva ratio de poder” que llenen los contenidos de “otra política”.  ¿Qué podemos hacer entonces?.

Obviamente, que estemos en la situación que estamos, que el Anmcla, como el M.13A, como PNA, como muchos otros acumulados históricos del movimiento popular prácticamente hayan desaparecido o se hayan fragmentado en mil pedazos o disuelto en su condición ético-política, no significa de modo alguno que el costado más noble e irreverente de las clases trabajadoras y resistentes organizadas hayan desaparecido con ellos. Más bien démosle la bienvenida a este justo y merecido final de las siglas recogiendo y reivindicando lo mejor de su memoria. Reencontrémonos por supuesto con muchos de los innumerables individuos y colectivos que estando o no organizados dentro de esta u otra corriente en algún momento, hoy en día configuran un verdadero florero de resistencias locales, obreras, campesinas, urbanas, indígenas, que podrían darle una vuelco fabuloso a esta revolución y sacarla por el grito de la “patria buena y libertaria” de la catástrofe anunciada que tiene si aquí no pasa nada. A la historia lo que se quedó en la historia, pasemos ahora a “otro tiempo” mucho más exigente desde el punto de vista de la creatividad política. Espero que tú y el espacio colectivo dentro del cual militas en estos momentos, compartan con sinceridad y transparencia esta idea.

Para terminar solamente me gustaría puntualizar algunas cosas que ya hemos venido trabajando con muchos compañeros, compañeras, que tiene mucho que ver con este problema del poder y la gracia comunicante. Se habló en algún momento de construir un “no-estado”, ¿pero qué quiere decir esto?. La verdad es que la historia reciente nos probó que con semejantes abstracciones no queda otro destino que darnos y darnos contra la pared. El poder o se lucha por el lado clásico, acumulando y tomándolo como dios manda, con estrategias leninistas, socialdemócratas, fidelistas, chavistas o lo que sea, o el poder lo amarramos desde otro lado construyendo y multiplicando espacios de igualdad y libertad que ni el estado imperial ni el nacional puedan destruir. Creo que la segunda modalidad de visión es el auténtico camino que debemos seguir reivindicando. Pero un momento, esto significa construir una estrategia y una metodología para ello que no solo puede quedarse en “ganar hegemonía fuera y dentro del estado”,  “fortaleciendo y expandiendo los acumulados autónomos del movimiento popular”. Si alguna vez hablamos de “Proceso Popular Constituyente”, creo que todavía sigue siendo una visión justa al momento. Ahora, ya estamos en posibilidad, y allí sí hay que reivindicar la productividad organizativa de la “revolución bolivariana”, de convertir este principio estratégico en algo mucho más visible y territorializado de espacios de autogobierno popular que vayan poco a poco sumando contingentes, articulándose, planificando y proyectando las cosas de manera que ellos mismos se entiendan como una “nueva república” profundamente proletaria y rebelde en formación, adversa clara y tajantemente con todos aquellos modelos republicanos ya sean corporativos-burocráticos o liberal-oligárquicos que tenemos encima y que a la final son la misma paja por más odio que se expresen. Si más adelante habrá que caerse a tiros con todos estos órdenes de la opresión mundial y nacional, es muy probable, pero ese no es el punto de partida, es el destino inevitable de la lucha libertaria. Una república sin fronteras previas que en su visión de espacio rebase lo local y lo nacional y cuyo tiempo no sea el de los ciclos periódicos de la política electorera o la diatriba de espectáculo, sino el de los “ciclos rebeldes”, con otro ritmo y tiempo, más apegados al desarrollo de las necesidades y calidades crecientes de la subjetividad política del pueblo. Cada acto político triunfante así sea en lo más humilde, nos debe llevar a un nuevo horizonte autogobernante y enseñarnos nuevas metodologías de construcción de fuerzas (que por cierto hay que empezar a diseñarlas ya, “invedecor” fue muy útil y concreto, pero a mi entender también le pasó su momento) donde se haga más visible y se autonomice cada vez más el mando popular y autónomo. ¿Y frente al estado qué?. Por lo vivido aquí solo queda una alternativa clara que evite una guerra ciega y vanguardista. Existan amigos o no, existan “camaradas” ganados con esta política o no dentro del estado, ese no es el punto, el problema fundamental es como establecer con el una relación de “equivalencia de poderes” con los organismos de estado, siendo estos quienes debe admitir y ser obedientes a los acuerdos en cualquier esfera; son los que tienes “las armas y la chequera de la renta” no nosotros. Fuera de esa relación de equivalencia lo demás es sumisión, con todas las consecuencias que ya conocemos. Y en caso de que el estado no acepte otra cosa que la sumisión, es decir, es un estado burgués sin nada que lo niegue al interno tal y como viene confirmándose, pues viejo no queda más que la resistencia, la desobediencia, la insurrección, en sus distintas intensidades. Pero con un fin que ahora tiene que estar muy claro: si el estamento burocrático que vive de los acumulados históricos del movimiento popular tanto a nivel intelectual como a nivel socio-político, quiere imponer relaciones de sumisión, como es el caso, entonces no queda otra salida que una respuesta clara donde peleemos el poder. Lo que si no podemos ser es gobierno y antigobierno a la vez. Por principio no defendemos gobiernos, mucho menos gobiernos sujetos a los órdenes del estado burgués, defendemos la esperanza revolucionaria y su tiempo infinito, y si es necesario nuestro propio gobierno. Pienso que si somos consecuentes en ello será mucho más fácil visualizar todas aquellas cosas que llena nuestros sueños: espacios comunicantes, movilizantes, ocupantes, productivos, alternativos e imprescindibles a construir si queremos darle forma a esa esperanza.

Buen hermano, que su cuerpo regrese curado y nos ayude a todos a volver a elevarnos y superar los límites de la tierra donde nacimos, abrazos militantes y desobedientes, roland 


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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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