María Corina Machado nos quiere gobernar

Que mala suerte la nuestra que una potoquita escuálida y además burguesita rancia, se disfrace de pueblo, para ver si nos puede gobernar-que las ganas le comen la intención- y, de la noche a la mañana, la princesita enlatada, se compadece de sus virtudes insípidas y se deja besar por una negra bajo la picazón que le ha entrado por el poder con receta made in USA.

Se echó a la calle fuera de Súmate, pero ni de vainas trepó cerros ni comió sol sin paraguas y, ni cantó bajo la lluvia como “florecen las amapolas” y gentilmente a la buena de dios y de muchos ilusos fastidiados viene a vendernos su aspiración de  lánguidos argumentos de peso que le haga posible llegar a la Asamblea a teñir de impaciencia negra con su presencia las tardes caraqueñas.

¡Y, es que María Corina nos quiere gobernar! –se lo dijo a Bush en la Casa Blanca de frente-: yo y sólo yo seré la franja amarilla entre capitalismo y socialismo en Venezuela, y si dios existe, entonces señor Bush, usted es mi dios y, desde ese día le entró la comezón de gobernar –aunque sea de lejitos.

Un día está allá en el este y otro en cualquier programa donde pueda poner la cómica que le es fácil por el desorden político que carga en su cabeza y, el desastre económico por los millones de dólares recibidos desde EEUU y gastados en excesos y, que ha tenido que contar para algún día reponérselos a los yanquis en privatizaciones y demás enseres que suplan el complemento del descrédito y, eso la tiene al borde de una marea senil que algún día no muy lejano tiene que desbordarse de su imaginación picaresca.

Antes, mucho antes en los tiempo de CAP, se decía, “ese hombre si camina va de frente y da la cara”, en cambio María Corina va de frente, pero no da la cara en los barrios de donde aspira sacar los votos que le den la maternidad de politiquera precoz rumbo al 2012 que es lo que la niña aspira ser, presidenta de la República Bolivariana de Venezuela –una guará.

Pero, por ahora lo que más le atormenta es meterse en el paracaídas del Poder Legislativo para tratar de minar al lado de sus conspicuos apátridas, la lealtad de ese poder al Ejecutivo. Misión que está en la mira con sobremesa incluida hacia los gringos y, ella como buena alumna de la intriga política de la Casa Blanca, estruja sin consideración alguna sus malos sueños.

Si los sueños, sueños son, María Corina seguirá soñando sin gobernar, porque la carga ideológica le pesa como lo que pesa el espíritu del comandante presidente, Hugo Chávez Frías y, esa figura le trastoca el entorno camuflado que ella representa dentro del parasitismo oposicionista que sigue siendo más de los mismo y, ella será siempre la fiel representante de la burguesía y como burguesita la arrastrará la corriente del socialismo que se proyecta indefinidamente por toda América Latina.

María Corina Machado me quiere gobernar y yo, yo le sigo la corriente, dice, la gente cuando la ven pasar a lo lejos de la ruta y de la realidad que debe seguir honestamente.


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Esteban Rojas


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