Entre tanto

Derrotar la abstención y el triunfalismo

El enemigo de clase, el gran capital y su expresión política que es el imperialismo yanqui, quiere ganar las elecciones en Venezuela.

Para ello, siguiendo el camino de las formalidades ha escogido su candidato -lo peorcito que encontraron- y lo lanzaron al ruedo para hacer el ridículo, decir disparates y demostrar que desde su bando nunca importó para nada la inteligencia ni los estudios sino el poder del dinero, que todo lo compra y todo lo intercambia en el mercado.

Con ese candidato no van a ninguna parte. La irreversible ventaja que le lleva el candidato de la Patria, Hugo Chávez, lo convierte en un indiscutible perdedor. Pero él no se va a rendir. Capriles Radonski seguirá haciendo su ridículo papel hasta el último día. Mientras, en paralelo, el enemigo imperial desarrolla otras tretas, coloca al consumido narcotraficante Álvaro Uribe Velez como su vocero, lo lanza a los medios para intentar alborotar el avispero y pronunciar improperios contra Venezuela, contra nuestra firme decisión soberana y contra el comandante Presidente Hugo Chávez Frías. Mueve otras de sus piezas mediáticas y, simultáneamente prepara los escenarios para la desestabilización y el caos, previo desconocimiento de nuestra Constitución, de nuestras leyes y del árbitro electoral, el Consejo Nacional Electoral. 

En su intento por sembrar dudas y crear incertidumbre o desesperanza, alienta la abstención electoral. Apuesta a la desmovilización del pueblo y se afinca en las capas más vacilantes de la pequeña burguesía.

Por otra parte, de nuestro lado, del lado de la revolución, la proliferación de encuestas y el ahínco por quedarse en lo mediático y no profundizar el debate político-ideológico, alimenta el triunfalismo y la, también consecuente, desmovilización.

Abstención y triunfalismo, dos enemigos mucho más poderosos que el mismísimo candidato de la ultraderecha y el majunchismo, Henrique Capriles Radonsky.

En la batalla por librar como Misión 7 de octubre, el enemigo tiene varios rostros y, al menos, un de ellos está dentro de las filas de la revolución. En octubre nos estamos jugando la Patria. No son cualesquiera elecciones. Es la Batalla de Carabobo, por la definitiva independencia, o por el regreso a la dependencia del neoliberalismo y a volver a ser el patio trasero de los Estados Unidos. Se trata de vencer, no hay otra opción. Derrotar al majunche es relativamente fácil. Derrotar lo que él representa, es mucho más complejo y requiere de nuestro esfuerzo, de nuestra lucha y nuestra conciencia!

ivanpadillabravo@gmail.com



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Ivan Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

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