Los acontecimientos políticos de la semana me obligan a retrotraer mi mente a mis lecturas de Historia Universal. Me viene, a mi recopilador de recuerdos, los viejos dioses de las civilizaciones antiguas de Asia y Europa. De América memorizo a Huitzilopochtli, el dios azteca de guerra y a Viracocha, el gran creador de la inca mitológica de la zona de los Andes de América del Sur. Tienen en común que a todos les brindaban holocaustos (Del griego “holokaustos”; “holos” que significa todo y “kausto”, quemado), es decir, se ofrecían en sacrificio un animal o una persona por el bien o el beneficio de otras. Según una de las acepciones del Diccionario de Real Academia Española significa “acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor” o también, según los israelí, “sacrificio en que se quemaba todas las víctimas”. Ciertamente, el responsable de tal sacrificio era el sumo sacerdote y la ceremonia la llevaban a cabo sacerdotes segundones, quienes aseguraban que el rito cumplía según la tradición.
De acuerdo con lo anterior, ante el acto delictivo del diputado Caldera, la reacción inmediata del sumo sacerdote, el Chocobobo, el candidato de AD y Copei, fue expulsar de la campaña electoral a su compañero de partido y retirarlo de la representación de PJ (puro joder) ante el CNE. Es decir, el Jalabola Majunche, sin mediar tiempo para su defensa, sacrificó a al diputado Juan Carlos Caldera, en beneficio de la campaña electoral y del supuesto triunfo. De inmediato, los sacerdotes segundones de Capriles salieron a proferir una andanada de acusaciones contra la víctima, así evitaban que el sacrificado se recuperara del golpe certero. Todo fue un show televisivo para distraer la atención y esconder entre la maraña de las ondas hertzianas que un alto dirigente de la Mesa de Unidad y directivo de PJ (puro joder) había cometido un “presunto” delito y no una simple fechoría, en complicidad con el candidato de la derecha.
Todo funcionó de acuerdo con un libreto. El joven diputado sorprendido infraganti, con su cara de estudiante del San Ignacio, aceptó estoicamente el sacrificio en aras de que el Sumo Sacerdote saliera impoluto de la flagrancia de una contravención de la ley electoral.
Lo visto en la televisión nos muestra la verdadera cara de la derecha. En sus propuestas electorales no existe ningún proyecto, a menos que a la mafia política se le dé tal connotación. A lado de Capriles se reunieron una cáfila de truhanes quienes buscan exclusivamente apoderarse del botín y ese botín se llama Venezuela. Estamos en presencia de unos políticos mafiosos desempeñándose dentro de una política mafiosa.
Sin embargo, ante la transgresión del diputado Caldera, la televisión privada pretende presentarlo como víctima: un joven político inocente e inexperto, en la búsqueda de fondos para su campaña electoral. Con ese caudal compraría canastillas, sillas de ruedas, bolsas de alimentos y todo aquello que involucra una gesta de este tipo. Definitivamente, la gente de PJ (puro joder) toman a los venezolanos por pendejos. El grotesco espectáculo que observé en la televisión fue el de un mafioso cómodamente arrellanado en una poltrona, conversando con otro igual, recogiendo, con la codicia de un tunante, los billetes mal habidos, productos de una “presunta” extorsión o quién sabe como lo calificará un tribunal. Nadie, por tonto que sea, va pensar que esta negociación entre truhanes la desconocía Capriles ¿Acaso el diputado, filmado en plena flagrancia, no es la mano derecha del candidato de la burguesía? Como dice el refrán “a otro perro con ese hueso”.
Quizás alguien alabe el “acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor”, ciertamente, por amor al dinero, este es el único objetivo que mueve la oligarquía de la derecha que escolta al candidato neoliberal. Como se puede palpar detrás de la campaña de la derecha lo que se descubre constantemente son puras mentiras y en política, es preciso conocer lo que un aspirante a la presidencia oculta.
No se debe dejar pasar el “presunto” delito cometido por el joven. El diputado por PJ (puro joder) no es un inexperto, es un edil de la república en quien una parte de la población le depositó su confianza. No se puede permitir que detrás de la inmunidad se esconda las viles pasiones de un aspirante a la alcaldía de un municipio. ¿Es esto lo que Capriles llama “lo nuevo y el progreso”? En política lo nuevo no es un problema de edad, en política lo nuevo en la innovación y renovación de ideas, la presentación de un proyecto que traiga beneficio a una gran mayoría. No un programa de gobierno subrepticio, de corte neoliberal y sólo conocido por los tecnócratas firmantes del acta de Carmona. La extorsión, el robo, el dolo, el cohecho, el soborno, la corrupción, entre otras de las tantas “virtudes” de algunos políticos, que la gente de PJ (puro joder) practica muy bien, son de vieja data, la utilizaron los persas, los romanos, las monarquías europeas y además, sus mejores aleados: AD y Copei.
El camino del progreso que ofrecen los MUDos tiene varias paradas en la vía hacia “mentirolandia”: la mentira de negar la responsabilidad del documento de la Fuerza Armada Bolivariana; la negación de la firma del paquetazo neoliberal; esconder AD y a Copei como sus aliados; el embuste de la entrega de las casas que solo les falta frisar y pintar; la patraña de masacre de los yanomamis; la falsedad que dejarán las misiones y creación otras nuevas y responsabilizar a Chávez y a Diosdado del “presunto” delito en el cual fue descubierto infraganti. Nuevamente el candidato de la derecha exhibió su otra cara, además de ignorante, fascista, mentiroso, indocto, mal gobernante, procaz, sin discurso, entre lo más destacado, mostró su deslealtad ante los amigos. No le importó sacrificar a Caldera ante las cámaras de televisión, sin permitirle la defensa, a sabiendas de su complicad en la “negociación”. Todo un espectáculo.
La revolución de mi comandante Hugo y su pueblo está en marcha, es imposible detenerla y mucho menos a través de una campaña de embustes dirigidas por unos rufianes. Es el camino del no retorno. Es la lucha entre el bien contra el mal, la verdad contra la mentira, el amor contra el odio, la fidelidad al pueblo contra la traición, el patriotismo contra el anti nacionalismo, la razón contra la iniquidad, el pueblo contra la oligarquía, el fin de la pobreza contra la acumulación de la burguesía, el proyecto socialista contra el programa neoliberal burgués, el socialismo contra el capitalismo, la felicidad contra el tormento, la paz contra la guerra… Por lo anterior y muchas otras razones, la burguesía apátrida y chula más nunca volverá.