Si para algo han servido estos comicios presidenciales de Abril de 2013 es para retardar el inicio del Síndrome de Estrés Post Traumático Electoral (SPTE) de los partidarios de la oposición y su dirigencia.
En su lugar la invitación “Terapéutica” a realizar una especie de Catarsis Colectiva, de vaciamiento emocional de sus frustraciones, odios y rabias por haber sido derrotados una vez más en un proceso eleccionario en Venezuela ha servido de paliativo al inicio del SPTE. Decir esto no es poca cosa, perder una, dos, tres o más veces y de modo consecutivo en algunas ocasiones se aguanta, se guapea, pero no poder encontrar cura al barranco de tantos fracasos corridos -17 de 18 para ser exactos- realmente es desalentador.
Ahora bien, sucede que la DISOCIACIÓN a la que nos tienen acostumbrados la dirigencia opositora, su aliados y sus votantes hace que desplacen su rabia hacia el objeto afectivo equivocado, me explico: en lugar de pedir la renuncia de sus “lideres” por su ineficiencia manifiesta ante los resultados adversos que evidencian su incapacidad para amalgamar o alcanzar triunfos, convirtiéndose en algo así como unos “Técnicos Especialistas del Fracaso (TEF)”, arremeten contra la dirigencia Chavista y su Pueblo. Un claro síntoma de disociación.
Al fin y al cabo así funciona la disociación, apunta sus armas, verbo y espejismos al sitio que no es, en lugar de reflexionar –y oportunidades han tenido- solo se transforman hasta que emerge lo peor de cada uno de ellos, sin cortapisa. Que podemos hacer, la locura hace ver caballos blancos y fantasmas que persiguen a uno donde no existen.
Ahora bien, las preguntas que me hago son las siguientes: ¿Cómo no enloquecer ante la incongruencia?, ¿cómo no ver fantasmas ante el constante “doble mensaje” o el doble discurso irresponsable?, ¿cómo no hacer evidente que quienes más se enganchan con el discurso paradojal son los que más tiempo pasan ante los medios audiovisuales o escritos de la canalla mediática?.
Así por ejemplo, -por poner solo uno de los más recientes- ser capaz de decir el primer día: todos a la calle, a los CNE regionales a descargar su arrechera. Y Al segundo día decir: soy un pacifista, quien es violento definitivamente no se identifica conmigo, lo mínimo que puede generar en lo inmediato es una esquizofrenia colectiva.
Los líderes de cartón, aquellos que se sostienen gracias a la imagen que fortalecen las cámaras de televisión y a la prensa internacional, son especies lunáticas creadas por la ficción y las circunstancias, cuando se tienen los pies de barro y las piernas de cartón la historia –la implacable- se encarga de hacer su trabajo, el tiempo no perdona. No todos pueden ser tan genuinos como un Chávez o un Maduro. La historia y la supervivencia en el imaginario colectivo lo dirá.
Mientras tanto aquí sentado, en este rincón de mi hogar, espero pacientemente que el sonido de sus cacerolas – esa especie de autoflagelación, de auto tormento ruidoso- esta noche los ayude una vez más a no caer tan de repente en la depresión típica que antecede al SPTE. Dos veces en menos de un año es como demasiado
rojo.rojito2013@gmail.com