Con el período histórico del chavismo, que se instaura a partir de 1999, en puja permanente con los sectores conservadores que se le oponen, se desarrolla una intensa lucha política que se debate en el desiderátum de la construcción de una nueva orientación en la conducción del país. En otras palabras, se plantea una lucha en base a concepciones contrapuestas acerca del poder y de la sociedad que ha de surgir como síntesis de esa confrontación.
En estos 15 años transcurridos, el chavismo ha logrado establecer una sólida base de sustentación que le ha permitido avanzar en el diseño de un nuevo modelo de sociedad pautado en la CRBV, en primer término, y, luego, en el Plan de la Patria 2013-2019 con orientaciones precisas que van más allá de ese lustro, es el legado de Chávez, que apunta a la transición al Socialismo del Siglo XXI; planteo conceptual éste que se fundamenta en la convicción de la imposibilidad del sistema de vida capitalista para satisfacer las necesidades vitales, materiales y espirituales, del conjunto de la sociedad.
Agonía prolongada
En sus 500 años de existencia, el capitalismo, tanto en sus inicios como en su actual etapa de madurez, ha evidenciado su limitación sistémica para alcanzar la mayor suma de felicidad del colectivo social, por la lógica de su naturaleza excluyente, inhumano y explotador, aunque dotado de una demostrada capacidad de supervivencia que le permite renovarse en el marco de una agonía prolongada que, cada vez, pone en peligro la existencia de la civilización humana y, más allá, la existencia del propio planeta tierra.
Sin ir muy lejos el capitalismo, en nuestro país, a pesar de los grandes recursos naturales de los que se dispone, demostró de manera fehaciente su incapacidad para darle respuesta a los requerimientos existenciales de las grandes mayorías nacionales, pero si sirvió para crear unos niveles de riqueza y de vida pletórica en satisfacciones y privilegios para una minoría, que en su gozo llegó a sentirse dueña del país.
El chavismo insurgente
Es en este marco, sucintamente descrito, que irrumpe el chavismo como movimiento redentor, surgido de las propias entrañas del pueblo trabajador y del pueblo soldado, presentando una esperanza a los desesperanzados de nuestra tierra, fundándose en la gesta patriótica de la generación libertadora, levantando la bandera del rescate de nuestra soberanía y apelando a los valores de la solidaridad y de la afirmación de la cultura popular y reivindicando la integración de los pueblos nuestroamericanos; con este sustrato y teniendo como guía estratégica, en primer término, la ubicación del imperialismo y sus lacayos locales como los enemigos fundamentales de nuestro pueblo, y, en segundo término, la necesidad imperiosa de forjar el alumbramiento de una sociedad solidaria, humana y alternativa a la existente, insurge el chavismo para copar el escenario político del país desplazando a las precedentes y claudicantes expresiones políticas.
Con estas premisas, se hacía ineludible, desde los primeros momentos de la asunción a la conducción del aparato del Estado y al gobierno del país, por parte del Proyecto Político liderado por Hugo Chávez, abriendo los nuevos cauces redentores y liberadores, una abierta y clara confrontación con los sectores que venían usufructuando a Venezuela, prácticamente, desde su configuración como nación.
Lucha por la hegemonía
Han sido 15 años de pelea, de lucha por la hegemonía política y cultural, en los que los opositores han hecho uso de diversa formas de lucha, apoyados en el poder imperial estadounidense, buscando derrotar o derrocar del poder al chavismo insurgente. Para ello han transitado desde el camino electoral, en el que han sido derrotados en 18 de 19 lances electorales, hasta la fórmula subversiva tanto a través del clásico golpe de Estado (abril del 2002 con el carmonazo) como la vía insurreccional que han activado en varias episodios (la huelga petrolera-empresarial de 2002-2003, las guarimbas del 2004, la acción tipo comando con los paramilitares colombianos de la finca Daktarien el 2005, etc.); siendo las de más reciente data la que se plantearon con motivo de la derrota electoral de abril de 2013, cuando el candidato perdedor, Capriles Radonski, llamó a sus huestes a drenar la arrechera, ocasionando el lamentable saldo de 11 compatriotas muertos y más de 70 heridos, además, de los cuantiosos daños al patrimonio público y la que están ejecutando, en los actuales momentos, que tiene en Leopoldo López y su partido Voluntad Popular y María C. Machado, y su equipo de asesores, como actores visibles principales.
Subestimaron a Chávez
Los enemigos del proceso bolivariano, a saber, el imperialismo, la derecha internacional y, sobre todo, la derecha interna, desde el comienzo cometieron el error de subestimar a Chávez y su Proyecto, a quien veían como un accidente circunstancial, proclive a ser barrido en algún momento, y para tal efecto aprovechaban y auspiciaban cualquier oportunidad para intentar materializar sus propósitos desestabilizadores conducentes, según su aspiración, al ansiado derrocamiento.
Estrategia desestabilizadora
De manera permanente han estado instrumentando a lo largo de todo el período chavista una estrategia desestabilizadora, puesta en práctica en otras latitudes, con resultados, en muchos casos, favorables a sus intereses; entre ellas, las frívolamente llamadas, revoluciones de color en el centro este europeo y las primaveras árabes en el Medio Oriente, en las que no han escatimado el uso de la fuerza, interna o invasora, como último recurso, con tal de concretar sus voraces apetencias de control de la riquezas naturales de los países intervenidos o de control geoestratégico de las zonas objeto de intervención.
En nuestro caso, un país petrolero, poseedor de las reservas energéticas probadas más grandes del planeta y ubicado, estratégicamente, en el hemisferio occidental, región que el imperialismo estadounidense, históricamente, tiene considerado como su patio trasero, queda suficientemente claro el plan interventor concebido hacia nuestro país; plan en el que, por supuesto, los agentes internos o locales juegan el papel de piezas fundamentales.
Es en el marco de esa estrategia desestabilizadora donde se inserta la guerra económica contumaz que desde el primer instante han desatado contra la economía nacional y su aparato productivo, tal cual como hicieron en el Chile de Allende, desde los propios inicios del gobierno de la Unidad Popular; aquí la resistencia de la burguesía local (industrial, financiera, importadora), a las iniciativas económicas del gobierno chavista, se evidenció desde su inicio, haciéndose cada vez más patética la obstaculización a medida que avanzaba el proceso bolivariano, hasta llegar a la etapa actual en la que el desabastecimiento, el acaparamiento, el contrabando de extracción, la especulación, la inflación inducida, el dólar paralelo, etc., se constituyen en elementos , claramente, distorsionadores de la actividad económica, llenando de angustia y zozobra a la colectividad nacional, que es el fin que se persigue. Por supuesto, en esta situación no se puede obviar la incidencia de los errores y fallas de la propia conducción chavista, en la que el burocratismo, las corruptelas de ciertos funcionarios y la inconsistencia de otros también tiene su relevancia, pero, en ningún caso, en la magnitud y significación del plan desestabilizador burgués.
Igualmente, hay que destacar, la guerra mediática manipuladora y tergiversadora de la realidad que, sostenida en el potencial comunicacional transnacional (industria cultural, agencias de noticias internacionales, etc.,), junto con las empresas mediáticas privadas locales, han venido desarrollando una intensa actividad socavadora de los valores de la nacionalidad, disociando de la realidad a un sector de la población, de tal manera, que se les ha hecho creer que viven en el peor de los mundos posibles; todo ello en nombre de la sacrosanta libertad de expresión, que los comunicadores anclas de la derecha y sus intelectuales orgánicos, se empeñan en el ardid de presentarla como en amenaza permanente de censura y hasta de ser cercenada.
Así mismo, forma parte del plan desestabilizador permanente, la guerra psicológica a la que tienen sometida a la sociedad venezolana, articulada, a través de una campaña sistemática de rumores propiciada por los llamados tanques de pensamiento o laboratorios del rumor y mensajes lanzados por las redes sociales, pretendiendo sembrar confusión, incertidumbre y angustia colectivas; animados por la intención de crear un caldo de cultivo que facilite el desencadenamiento de una coyuntura favorable a sus propósitos de reasumir el control del país.
También subestimaron a Maduro
El imperialismo, y sus agentes locales e internacionales, desestimaron la capacidad de Chávez y su movimiento para enfrentarlo exitosamente, subestimación, que ahora hacen extensiva al Presidente Obrero, Nicolás Maduro, falsa apreciación que los hace caer en la desesperación y los induce a precipitar la confrontación sin tener, a nuestro juicio, una apreciación adecuada de la correlación de fuerzas y de la calidad del liderazgo heredero del líder bolivariano. Asumieron que la desaparición física del Comandante Chávez, era un hecho suficiente y determinante como para plantearse la liquidación abrupta, por la vía insurreccional, del proceso revolucionario bolivariano y chavista. Se les olvidó el aforismo popular de que la desesperación es mala consejera.
Dualismo opositor
Hay que tener claro que los enemigos de la revolución bolivariana siempre han tenido una conducta opositora dual, asumen lo electoral sin descartar el camino subversivo; esta ha sido la historia de estos adversarios en el decurso de los últimos 15 años. Dualidad que tiene su razón de ser en la definición, como bloque social desplazado del poder, de que en Venezuela se está adelantando un cambio sin parangón en la vida del país, que apunta a remover los cimientos estructurales de la sociedad y que en la medida en que el sujeto político de ese cambio histórico, el chavismo, como fuerza telúrica, se mantenga en el poder, las aspiraciones de quienes fueron desplazados de lograr el retorno, se alejan inexorablemente. Es una perspectiva clasista, de la cual la burguesía tiene una clara visión, aunque por intereses inmediatos y concretos, sectores de ella, tiende a pactar o entenderse con el gobierno en determinados momentos o circunstancias; igual acontece, naturalmente, con el imperialismo mientras por un lado nos ataca de manera implacable, por otro lado, establece con el país acuerdos para la explotación y comercialización petrolera.
Insurrección continua
Desde la perspectiva de nuestro análisis, observamos que hay una relación de continuidad entre las acciones insurreccionales de abril del año pasado y la intentona insurreccional de este año 2014, y ello obedece, además de contar con los mismos actores, a que es expresión de un mismo plan que tiene su epicentro en el Departamento de Estado estadounidense y, en su brazo ejecutor, la Agencia Central de Inteligencia, CIA; naturalmente le corresponde a los interesados negar esta conexión aún cuando las huellas del caballo están presentes a lo largo de todo el derrotero, comenzando por el financiamiento y el adiestramiento de quienes fungen como activadores de las operaciones.
Guarimbas de clase media
Nada de lo que acontece en la insurreccional guarimbera es espontanea, en todas las guarimbas se opera en base a un mismo formato, tanto en las del Táchira, Zulia, Mérida, Carabobo, Aragua, Miranda, etc., las iniciaron estudiantes que fueron sustituidos por individuos de otras procedencias, encapuchados y tarifados, mercenarios, que emplean similares métodos e instrumentos para trancar las calles y avenidas, con francotiradores infiltrados, entre ellos, que disparan a mansalva contra civiles y funcionarios de la fuerza pública. El objetivo es sembrar miedo y terror en la ciudadanía, irla neurotizando, calentando el ambiente para acciones de mayor envergadura que pretenderán incorporar a medida que haya más tensión política.
Todas estas guarimbas han estado, territorial y socialmente, localizadas en Municipios controlados por alcaldes de la derecha más radical, ubicadas en zonas residenciales de sectores pudientes y de capas medias altas, en cuyas calles y avenidas han venido conculcándoles a las familias residentes el derecho al libre tránsito, al estudio, al acceso a la salud, al trabajo, a la actividad económica y comercial, al deporte, a la recreación, etc., en suma, al desenvolvimiento de la vida cotidiana.
Muchos de los estudiantes que se suman a estas acciones y a las movilizaciones de calles promovidas con intención insurreccional, en su mayoría, provenientes de universidades y colegios privados y costosos, así como vecinos que se han ganados para sumarse a estas iniciativas, lo hacen en la convicción de que están enfrentando a una tiránica dictadura, que se postra ante el intervencionismo cubano, que regala a los países vecinos de la región los recursos del país y que está conduciendo a Venezuela al mayor de los desastres. Así se lo han sembrado y así los han disociado de la realidad social.
Ucranización del país
No logran entender que López, Machado, Ledezma, y los sectores políticos que los circundan más directamente, como primeros actores, y los sectores de la MUD, en sus roles como segundos y terceros actores, forman parte de un engranaje mucho mayor que tiene como modelo de lo que están adelantando en nuestro país, la ucranización, es decir, llevar a Venezuela a una situación propensa a la guerra civil, a través de su paralización y desestabilización para facilitar la toma del poder por parte de grupos fascistas, tal cual, como los que se mueven alrededor de López y Machado; o peor, aún, crear las condiciones similares a la que actualmente está viviendo el pueblo sirio, azotado cruentamente, desde adentro, por mercenarios y acosado, desde afuera, por la presión imperial europea y estadounidense.
No a la impunidad
A la fecha, la intentona insurreccional ha dejado un saldo de 38 compatriotas muertos, enlutando a familias venezolanas, dejando niños y niñas huérfanos, viudas y viudos, más de 500 heridos y daños materiales, públicos y privados, por miles de millones de dólares y lo que tal vez sea el efecto más terrible y duradero, el daño psíquico a miles de venezolanos y venezolanas. Quienes han adelantado estas acciones, con tales consecuencias, no pueden ser inmunes a la justicia; tienen que asumir las responsabilidades de sus desmanes. No puede haber impunidad.
Respuesta magistral
El gobierno bolivariano, presidido por Nicolás Maduro, le ha dado, en nuestro criterio, un tratamiento o respuesta magistral a la coyuntura planteada: en lo externo, logró aislar al imperialismo en las diferentes instancias diplomáticas, concitando el apoyo de la gran mayoría de los pueblos y gobiernos del mundo; y, en lo interno, apoyándose en la movilización activa y permanente del pueblo organizado, de la FANB, haciendo uso moderado pero firme de la fuerza pública ha mantenido a rayas a los insurrectos, que cada día se observan más aislados en sus guetos aunque tal vez más violentos y, por tanto, más rechazados por la inmensa mayoría del bravo pueblo venezolano. Y por otra parte, con la formulación de su propuesta de una Comisión por la Paz y la Vida, aislando a los insurrectos, ha llamado a todos los sectores a un gran debate nacional para discutir y concertar en torno a los grandes problemas del país, especialmente, los de naturaleza económica y en materia de inseguridad personal.
El país sigue su curso
Mientras tanto, la vida nacional sigue su curso, celebró sus carnavales, obtuvo una destacada posición en los juegos deportivos suramericanos y parasuramericanos 2014, desarrolló con todo éxito la FILVEN 2014, el equipo femenino de la Vinotinto clasificó para las finales de futbol sub 17, se apresta a poner en marcha el Festival Internacional de Teatro y a conmemorar, con el mayor entusiasmo, su Semana Santa.
El imperialismo y sus lacayos siempre subestimaron a Chávez, no entendieron que su fuerza estaba en la estrecha identidad que mantuvo con el pueblo, relación que, contra todo pronóstico, se acrecentó con su desaparición física, haciendo invencible a la revolución bolivariana y chavista. Chávez, con su legado, los derrotó y los seguirá derrotando porque él volvió, encarnado en el pueblo, hecho millones.