De ser ciertas las declaraciones atribuidas al ex presidente Lula en las que recomienda al Presidente Maduro gobernar con coalición, sería una prueba de que los lideres de reconocida trayectoria también se equivocan; en este caso en Venezuela no está planteada una coalición cuando el pueblo ha dicho en las urnas en 18 oportunidades qué es lo que quiere y por eso eligió a 20 de 23 gobernadores y 276 alcaldes de 335, a 99 diputados de 165, así como a la enorme mayoría de concejales y Consejos legislativos del país.
No estamos ante un gobierno sin piso político suficiente, es decir sin pueblo, como sucedía en la 4ta. República, en que era casi obligatorio que el presidente que surgía de unas elecciones y lograba, como sabemos, el triunfo de manera tan deficiente, en diferencia de votos, necesitaba de una muleta para poder gobernar, pero además era una forma de complacer o retribuir a los financistas del poder económico, quienes lo hacían a cambio de posiciones de poder, claves para mantener sus privilegios y controlar la economía del país.
Además si por algún motivo, descartable de plano, se llegase a establecer un gobierno coaligado para que la violencia se acabe, quedaría bien claro que lo que busca la derecha es poder económico y de ninguna manera el poder para resolver las necesidades de la gente.
Eso de gobierno de coalición, cuya sola posibilidad le hace poner los ojos como dos huevos fritos a la derecha, no es el caso del gobierno Revolucionario, éste y el del gigante Chávez no hipotecó su gestión con nadie, sólo con el pueblo, quien no aceptaría componendas de ningún tipo, porque ello sería asestarle una puñalada mortal a los logros, que son tantos que basta ver los resultados electorales, para poder inferir las razones que ha tenido el pueblo para mantenerle la confianza y el respaldo al proyecto socialista.
Ese pueblo, dueño y señor, soberano como lo explicíta la Carta Magna no va a aceptar que se reparta su país como sin fuese una torta y que se construya un gobierno por el que no se votó, es por eso que aquí desde que se inició la Revolución por la voluntad del popular, la práctica coalicionista que tanto daño le hizo a la Patria durante más de 40 años, despareció del lenguaje político venezolano.
Así que, con el respeto que me merece el admirado Lula, tengo que diferir de su recomendación, porque aquí no tiene posibilidades ni remotas de hacerse realidad.