“Han pasado ya 15 años, no podemos esperar más, Venezuela necesita un cambio”.(Leopoldo López y Ma. Corina dixit).
Dicho y hecho, es lo que se desprende desde el momento en que el hoy bien preso, casi que a dúo con la apátrida de las rodillas peladas, convirtieron su discurso subversivo en acciones vandálicas que no han parado,
La conducta de este especie de gánster de la política, secundado por la otra que muy pronto debería estar en una celda contigua a la suya, bien sabemos no es de ahora, en el 2002 fue figura destacada del golpe de estado, igual que hoy, manifestó no arrepentirse y encima aceptar que le sustrajo las llaves de los vehículos a sus propietarios, conducta puramente fascista, para trancar las vías y perseguir como indeseables a altos funcionarios con intenciones de lincharlos.
Quizá nadie en este país, por ejemplo, deja de recordar cómo este demente, en una iglesia junto a otro reconocido fascista, dictaba un taller sobre cómo montar las guarimbas y no pasó mucho tiempo en que el país supo qué era eso, ahora vuelve con experiencia y grupos preparados para montar lo que hemos vivido, en algunos puntos del país, pero que incluye no sólo la simple guarimba sino además la modalidad de convertirlas en trampas cobra vidas, en trincheras para matar, en caletas para guardar armas de todo tipo, caseras o no, para consumir droga y licor y actuar de la manera que ya todos conocemos con saldos dolorosos en muertos y heridos, pero además para utilizarlas de puntos desde donde parten a incendiar y destruir con saña y violencia extrema y de manera irracional.
Las guarimbas, si de alguna manera quisiéramos definirlas, habría que compararlas con un monstruo terrible que después que lo crearon, en una especie de laboratorio perverso y lo soltaron programado para matar y destruir, ya se les fue de las manos, algo a lo que nos tiene acostumbrados la derecha venezolana y no encuentran como dominarlo y entonces cada crimen, cada acción vandálica hay que abonársela a los creadores de ese monstruo, que es el caso de quien publica una carta en El País de España y que por supuesto replican los medios de aquí, que no dejan de tener buena cuota de colaboración activa al alimentar al monstruo y prestarse para desviar la atención de sus desmanes, en la búsqueda de que se tergiverse todo y lo que el animal hace le sea achacado a las víctimas.
Y la creación de esa especie de “termineitor” que aquí ha hecho tantos estragos, como en otros países del mundo, es movido por un engranaje muy poderoso cuyo combustible es, enormes cantidades de dólares, que son la garantía de contar con mercenarios que son como las células malignas de las cuales está conformado el perverso.
Ahora, que alguien me explique que significa: “no podemos esperar más”, ¿es o no una declaración de guerra?, cuando existen normas precisas que establecen cómo se cambia un gobierno, ¿qué significa decirle a quienes son actores de la violencia desmedida, “sigan en su lucha, no paren?.
O aquí se impone la ley y quien gana en buena lid unas elecciones es respetado, sin dejar de criticarlo, y/o utilizar las vías democráticas pero hasta ahí, y no actuando por la vía de la violencia como hasta ahora lo ha venido haciendo la derecha, o habrá que responder con la única arma que la institucionalidad tiene que es la aplicación estricta de la ley, comenzando por los creadores del monstruo, tres de los cuales están en buen resguardo, pero siguen desde la cárcel moviendo los hilos que accionan la marioneta macabra de la muerte, y otros siguen sueltos a veces mimetizándose como el camaleón. Veremos.