Venezuela: armamento y personal para una revolución de colores

Con alarmante regularidad aparecen en los medios de América Latina informaciones sobre capturas por parte de organismos policiales de grandes cargamentos de armamento norteamericano. Tales eventos se están haciendo notar con mayor frecuencia en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Argentina, países que el gobierno de Obama considera inamistosos. Pero con mayor frecuencia las noticias sobre descubrimientos de provisiones de armas vienen de Venezuela.

El derrocamiento del gobierno Bolivariano sigue siendo uno de los objetivos estratégicos de Washington y los organismos de inteligencia norteamericanos están empleando muchos y diferentes canales para introducir armas cortas, municiones y explosivos al país, en anticipación de la Hora O.

Los carteles de la droga controlados por la CIA y la DEA son a menudo utilizados como cobertura para estas operaciones como también las agrupaciones paramilitares colombianas creadas para luchar contra las guerrillas de las FARC y ELN. Una vez que la lucha en Colombia comenzó a disminuir, los norteamericanos comenzaron a reorientar las tropas de paramilitares hacia el teatro de operaciones de Venezuela. Una flotilla de aviones livianos fue trasladada por la CIA con el objeto de brindarle a Estados Unidos un suministro ininterrumpido de drogas desde Centro y Sur América. Estos aviones también fueron empleados para el transporte de pequeños embarques de armas y municiones a las regiones más remotas de Venezuela, especialmente en los estados de Apure, Amazonas y Bolívar donde se han establecido almacenes secretos.

Pero, Venezuela cuenta con una ley que exige la defensa de su espacio aéreo, por lo tanto, los pilotos de la Fuerza Aérea de Venezuela persiguen a aquellos aviones que violan ese decreto. El último de esos aviones de fabricación norteamericana, un King 200, fue derribado a comienzos de este mes en el estado de Apure en la frontera con Colombia –donde algunos de los aparados utilizados por la CIA para operaciones especiales son agrupados en las bases militares norteamericanas en Colombia.

Existen muchas otras armas que no están guardadas en depósitos secretos. José Guillén, Capitán de la Guardia Nacional Bolivariana fue asesinado el 7 de marzo de este año en la ciudad de Maracay. Recibió un impacto de bala en la cabeza justo debajo del borde de su gorra desde una larga distancia. Los especialistas sostienen que este tuvo que ser el trabajo de un francotirador profesional.

Supuestamente, se utilizó un fusil M24E1 el cual tiene un alcance efectivo de 1300 metros. El Capitán Guillén estuvo al mando de la represión de extremistas que estaban aterrorizando la ciudad, agrediendo a los seguidores de Chávez y Maduro, montando barricadas quemando edificios gubernamentales, centros comerciales y escuelas.

Luego de su asesinato se iniciaron de inmediato las investigaciones, las cuales dieron con los nombres de unos pocos militantes de la oposición radical. Una serie de ataques terroristas contra miembros de la Guardia Nacional Bolivariana y otro personal de gobierno, indicó que este acto de provocación fue cuidadosamente planificado. Sus organizadores tenían casas de seguridad y arsenales modernos a su disposición.

Agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, SEBIN detuvieron a varios individuos. Cuando algunos de sus domicilios fueron allanados, encontraron armas de fuego, miras telescópicas, un uniforme militar y equipos para intervenir las comunicaciones oficiales de la policía. Durante las investigaciones, se encontró evidencias que demostraron que Carlos Yáñez, de profesión actor, que en repetidas oportunidades lanzó amenazas contra el gobierno, era culpable de actividades delictivas. Cuando su apartamento fue allanado, se encontró en él un fusil con mira telescópica y municiones. Los investigadores identificaron y detuvieron a Luis Raúl Ramírez, contacto de Yáñez y custodio del arsenal clandestino, quien entregaba armamento a otros conspiradores. La investigación sobre el asesinato del Capitán Guillén sigue su curso.

Hace poco salió a la luz pública la última información sobre los arsenales clandestinos en Venezuela. En un depósito oculto en la ciudad de Maracay, perteneciente a un tal Eduardo José Guerreiro, se encontró 68 fusiles (la mayoría con mira telescópica) aproximadamente unos 15 mil cartuchos y 200 kilógramos de pólvora. Aparentemente, existen muchos otros "Guerreiros" en la clandestinidad. El armamento estaba listo para ser usado a la Hora O.

La estación de la CIA en Venezuela está tratando de provocar una explosión de descontento que pudiera detonar una revolución de colores, tras la cual con certeza correría sangre. Y mientras más sangre corra, más convincente será la lección para los gobiernos "populistas" de América Latina.

Los medios tienen conocimiento de los hechos que revelan los planes de los conspiradores en Venezuela.

El Servicio de Migraciones de Colombia ha entregado al venezolano Lorent Gómez Saleh, jefe de la organización no gubernamental, ong Operación Libertad al sistema de justicia de Venezuela. Las evidencias en torno a las actividades delictivas de Saleh presentadas por las autoridades venezolanas fueron suficientemente concluyentes, tanto así que la presión sin precedentes de parte de la embajada de Estados Unidos en Colombia sobre el Presidente colombiano Juan Manuel Santos, no fue suficiente para ayudarlo. En Colombia, Saleh recibió entrenamiento militar de parte de paramilitares y en Venezuela él reclutó jóvenes para unirse a los grupos de militantes. Saleh preparó a sus iniciados para la lucha armada y en conversaciones con aquellos de su confianza, fue franco acerca del hecho que su trabajo estaba financiado por la CIA y oligarcas venezolanos radicados en Miami. Sus planes incluían colocación de bombas, ataques a instituciones de gobierno y la movilización de paramilitares colombianos para operaciones de combate en Venezuela. Los primeros reclutas colombianos ya recibieron cédulas de identidad venezolanas de parte de Saleh. "Tenemos todo lo necesario para asestar poderosos golpes al régimen," aseguro a los militantes, "incluso cobertura diplomática."

Por "cobertura" Saleh quiso decir el apoyo de grupos de ultra derecha en Colombia y principalmente aquellos del ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, con cuya asistencia se creó el denominado Frente de Héroes del Norte.

Con el disfraz de buscar trabajo en Colombia para estudiantes venezolanos, el Frente ayudó a Saleh a crear una infraestructura fronteriza colombo-venezolana.

Hablando en televisión, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, una vez más declaró que las actividades sediciosas dirigidas contra el gobierno de Venezuela continuaban en Colombia. Diodado Cabello señaló que la embajada norteamericana en Caracas, con la ayuda de la ong Un Mundo Sin Mordaza, sigue administrando el programa "Jóvenes Embajadores", a través del cual gente joven escogida es enviada para asistir a cursos especiales en universidades norteamericanas.

La meta consiste no solo en lavarles el cerebro sino entrenarlos como activistas para luchar contra el régimen venezolano.

Los niveles anteriores de militancia en docenas de organizaciones no gubernamentales han disminuido notoriamente, debido a las numerosas revelaciones que han denunciado sus vínculos con la Agencia Internacional para el Desarrollo, USAID el Instituto Democrático Nacional, el Instituto Republicano Internacional, la ONG Casa de la Libertad y otros emisarios de la política exterior de Estados Unidos.

La línea de producción del sistema para entrenar a nuevas generaciones de jóvenes líderes está en pleno funcionamiento. Diferentes técnicas están siendo empleadas para modificar percepciones y para adoctrinar a la juventud en la siguiente noción: todos los males que sufre Venezuela provienen del régimen Bolivariano que rechaza los consejos de Washington.

Al mismo tiempo, los servicios de inteligencia están tomando medidas para la eliminación de prometedores dirigentes jóvenes en lo que los norteamericanos perciben como del campo enemigo.

Lorent Gómez Saleh contó a sus cómplices como "asesinatos seleccionados" de políticos bolivarianos de nivel medio se emplean para socavar al régimen.

Robert Serra, de 27 años de edad, miembro del parlamento venezolano por el Partido Socialista Unido de Venezuela --por quien el mismo Hugo Chávez había pronosticado un futuro brillante—fue asesinado en su propio hogar en el mes de octubre pasado. Su asistente, María Herrera, también fue asesinada. El ministro venezolano de Relaciones Interiores sostuvo que este acto de terrorismo había sido planificado en Colombia y que una banda de mercenarios se había entrenado para llevarlo a cabo durante unos tres meses.

El Presidente Maduro acusó a paramilitares colombianos y a militantes de extrema derecha venezolana por el asesinato de Robert Serra. Maduro sostiene que el crimen se originó como parte de un plan de amplio alcance para desestabilizar políticamente el país entre los meses de noviembre y diciembre de este año.

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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