Casi inevitable en estos días hablar entre familiares y grupos de amigos sobre el acaparamiento, desabastecimiento, la inflación, usura, o la molesta –para algunos– “guerra económica”.
Los amigos, familiares de oposición, egoístas o individualistas –seguramente en su familia hay algunos– niegan, con una autoridad que intimida, que en los Estados Unidos haya pobreza.
Para ellos no valen los argumentos sobre la crisis de alimentos a escala mundial, es mentira que en las bolsas de Nueva York, Londres, Chicago, se cotizan el azúcar, trigo, maíz, sorgo, café, soya, etc.
Sus argumentos –de los opositores– son prácticamente inapelables y te lo hacen saber con orgullo. Primero te restriegan en la cara las muchas visitas realizadas a ese país, sobre todo en estos últimos años con la “raspadera de cupo”.
Segundo: Hollywood no tiene ni una película –que ellos hayan visto– que haga referencia a la pobreza en los Estados Unidos; y el tercer argumento, que nunca confesarán, es ¡su total ignorancia sobre cómo es la vida en los Estados Unidos!
Ignoran que uno de los principales argumentos o promesas electorales de Barack Obama, además de acabar con las guerras, fue la de erradicar la desnutrición infantil (pobreza dura y pura) para este año 2015.
La realidad es que de acuerdo al informe publicado por la Oficina del Censo de los Estados Unidos, el país de los sueños opositores tiene 46 millones de pobres (equivalente a la población de Colombia o España).
Por cierto que la pobreza en España alcanza 22%, México tiene 45%, en Colombia sobrepasa 32% de la población y en Venezuela se redujo de 70% a 21% en el período 1999-2014.
Mientras en Estados Unidos los medios hacen invisible su pobreza, esos mismos medios y los “gringos de orilla” quieren hacer invisibles los logros de Venezuela contra la pobreza.
