Me dijo una prima de mi cuñada, que tiene un hermano que trabaja en una distribuidora de alimentos importados, que su compadre, tiene un tío, cuya esposa es secretaria de un auto lavado -donde también trabaja su hijo- que uno de los trabajadores encontró dentro de una carpeta un "documento secreto" que decía: "Que el alto mando militar pondría preso o no dejaría entrar al país al "presidente autobusero" cuando éste regresara de la gira que hace por el mundo…"
Algo así se hizo virus, contaminó las redes sociales -Twitter- durante los 13 días que el presidente Nicolás Maduro estuvo visitando China, Rusia, Irán, Catar, Argelia, Arabia Saudita, con un toque técnico y de trabajo en Portugal.
El rumor se sembró fundamentalmente en los sectores y centros de trabajo con predominio opositor, potenció la compra nerviosa y acumulación de todo tipo de alimentos como previsión ante el supuesto golpe de Estado.
Por cierto, me informan algunos conserjes que en las "zonas residenciales" y condominios del Sureste y Este de Caracas, ha cambiado la composición de los desechos sólidos: mucha comida podrida o vencida.
Y lo peor no es eso -asentaron los trabajadores(as)- es que "nos sentimos agredidos, ofendido(as) por el desprecio, disfrazado de caridad, que demuestran las propietarias(os) "disociados" hacia nosotros como seres humanos, cuando nos ¿regalan? la comida a punto de vencerse, vencida o podrida".
El imperialismo, sus laboratorios de operaciones psicológicas y sus medios (televisión, radios, prensa, más redes sociales) están haciendo su tarea (envenenar y organizar una oposición), como otrora lo hicieron en Chile para derrocar al presidente Salvador Allende.
Lo importante es descubrir qué no estamos haciendo (para hacerlo con rapidez y calidad) para neutralizar y/o derrotar al imperialismo y sus lacayos.